Pieza de la exposición.
L ondres, 15 de septiembre (EFE).- Conocido sobre todo por sus monumentales esculturas, el británico Henry Moore fue un cronista de excepción de los horrores de la Segunda Guerra Mundial y un artista comprometido en la defensa de la causa republicana en la Guerra Civil española.
Con motivo del vigésimo aniversario de su muerte, el Museo Imperial de la Guerra de Londres ha organizado una retrospectiva sobre Moore que reúne más de 160 trabajos realizados entre 1938 y 1954 y que demuestran la influencia que tuvo la guerra en la evolución de su arte.
La exposición, que puede visitarse hasta el 25 de febrero próximo, agrupa esculturas, maquetas, litografías, dibujos y textiles que contribuyeron a su fama como artista comprometido en los primeros años de la década de 1940.
"Es interesante ver cómo Henry Moore (1898-1986) se planteó cual era su responsabilidad como artista frente a la guerra y como la representó", explicó el director de Arte del Museo Imperial de la Guerra, Roger Tolson, durante la presentación de la exposición.
El artista comenzó a representar la devastación causada por la guerra en las ciudades británicas, los edificios en ruinas, los aviones alemanes accidentados y los incendios.
Pero pronto centró su atención en los ciudadanos que buscaban refugio en la estaciones del metro de Londres durante el Blitz, los terribles bombardeos alemanes que causaron graves destrozos a la capital británica entre septiembre de 1940 y mayo de 1941.
Moore describió las largas colas de mujeres y niños que esperaban para entrar al metro de madrugada para refugiarse, y las sábanas y almohadas sucias extendidas por los andenes como una de las visiones "más penosas, sórdidas y desalentadoras" que esperaba tener que ver en su vida.
Esos cuerpos recostados en los andenes, tratando de dormir como forma de escapar del horror de la guerra, son un claro antecedente de las figuras reclinadas que hicieron famoso al escultor ya en la posguerra, algunas de las cuales se exhiben en la exposición.
El propio Moore vivió en primera persona la guerra: su hogar-estudio en el barrio londinense de Hampstead fue bombardeado y la declaración de área militar restringida de la zona donde tenía su residencia campestre en el sur de Inglaterra impidió durante un tiempo que realizara esculturas al aire libre.
Los años que transcurren entre octubre de 1940 y finales de 1942, la época de los dibujos sobre la guerra, fueron los únicos en los que el artista no produjo ninguna escultura.
Pero Moore fue también, como recordó el director de Arte del Museo Imperial de la Guerra, un artista "políticamente activo" en la defensa de la causa republicana en la Guerra Civil española (1936-39), un país que visitó en 1934.
El artista participó en las manifestaciones en el emblemático Hyde Park a favor de la República, firmó en 1936 un manifiesto que pedía el fin de la política de no intervención del Gobierno británico y diseñó la portada de un periódico elaborado por artistas surrealistas contra la postura del Reino Unido en la contienda.
Con el fin de recaudar fondos para los prisioneros españoles en campos de concentración en Francia realizó en 1938 su litografía "Prisionero español", pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-45) impidió su objetivo.
Los organizadores de la exposición han colocado algunas de las esculturas de Moore en el espectacular atrio del edificio, donde los aviones y la maquinaria de guerra que forman parte de la colección permanente del museo sirven de dramático contexto y de contrapunto a las preocupaciones humanitarias del artista.