C onocido por casi todo el mundo, Isaac Asimov es uno de los más famosos escritores de ciencia ficción y divulgación científica. Este autor extraordinariamente prolífico contribuyó enormemente a la difusión de la ciencia ficción y mantiene hoy millones de admiradores...y de detractores.
Es que el Buen Doctor, como se lo solía llamar, fue, además de notable escritor, todo un maestro en el arte de la autopromoción. Su principal virtud no era la modestia, precisamente.
Tampoco se trataba de uno de esos escritores atormentados y sufrientes que, angustiosamente, se la pasan elaborando versión tras versión y tardan meses o años en hacer una novela. No señor. El Viejo Isaac podía mandarse un cuento en dos horas y no era de hacer más de una o dos revisiones de sus trabajos. Le gustaba escribir y escribía mucho todos los días. Pero lo suyo no era corregir ni perder tiempo en los detalles. Así aparecen publicadas, junto con sus grandes creaciones, muchas obras de su autoría de calidad regular o decididamente mala.