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El bailarín. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 26 de enero, 2009. (RanchoNEWS).- Este joven tapatío se inició en la danza en el patio de su casa. El miércoles pasado debutó como bailarín principal con la Compañía de Ballet de San Francisco, la más antigua de Estados Unidos. Una entrevista de Karla Bañuelos Sáenz para Milenio:
Los primeros pasos de Isaac Hernández (Guadalajara, 1990) fueron en el patio de la casa de sus padres. «Tomaba clase diario, inclusive los domingos y los días lluviosos, bailaba en una tarima en el patio de mi casa, bajo una sombrilla, durante dos horas diarias mínimo». A los trece años emigró para continuar con su formación en la Rock School, en Filadelfia. Y desde entonces sus pies han pisado algunos de los mejores escenarios del mundo de la danza. El pasado miércoles debutó como bailarín principal con la Compañía de Ballet de San Francisco con el pas de deux de Tchaikovski, con una coreografía de Balanchine.
En 2006 recibió la Medalla de Oro en la Competencia Internacional de Jackson, Mississippi; dos años antes fue el primer extranjero en llevarse el oro del Concurso Internacional para Estudiantes de Ballet en La Habana, Cuba, y en 2005 se colgó el bronce en el Concurso Internacional de Ballet de Moscú, donde también la Sociedad de Ballet del Kirov le otorgó el Premio a la Excelencia Técnica, que en su tiempo recibió el legendario Rudolf Nureyev.
¿Qué significa para ti debutar como bailarín principal con la Compañía de Ballet de San Francisco?
Es una satisfacción muy grande. Fue una noticia que me tomó por sorpresa. Por un lado me ponía feliz y, por otra parte, representaba un reto y una responsabilidad muy grande. Sobre todo porque tenía sólo dos días para ensayar y porque iba a debutar como compañero de Tina le Blanc, una extraordinaria bailarina de 41 años de edad, con 17 años en la compañía, para quien esa noche era su despedida de los escenarios. Esto significa literalmente entrar con el pie derecho al mundo de la danza profesional. Esta oportunidad, a mi edad, la tuvo Rudolf Nureyev, quien fue llamado a ser la pareja de Margot Fontein cuando ella tenía muchos años más de experiencia y de edad.
¿Por qué te decidiste por esta compañía?
Porque tiene una gran tradición dentro de Estados Unidos, por ser la compañía más antigua de ballet y por contar con un repertorio variado, no sólo de nuevos coreógrafos sino del repertorio tradicional, que es lo que más me gusta bailar.
¿De los papeles que has interpretado, cuáles son los más significativos?
Lo que más me gusta bailar son variaciones del repertorio clásico. Me ha gustado mucho bailar la variación masculina de La Sílfide, me gustan los saltos, es un reto lograr el control del torso que implica esta variación. También variaciones de Giselle, ahí disfruto más el sentir y dejarme llevar por la música y la historia. Del pas de deux Flamas de París, me gusta la fuerza de la música y el marcar los acentos con saltos o posiciones sostenidas.
¿En qué escenarios te gustaría bailar?
Tengo mucho trabajo por delante. Me falta pisar muchísimos escenarios internacionales, como el del Royal Ballet en Covent Garden, la Ópera de París y el Teatro Bolshoi por supuesto. Aunque haya estado ahí durante la competencia de 2005, no es lo mismo bailar durante una competencia que dentro de una gala.
¿Qué representa la danza para ti?
La danza no es mi trabajo, es mi forma de vida. Es la actividad en la que me siento pleno, donde soy feliz, no me imagino haciendo otra cosa en la vida.
¿Cómo llegaste al ballet?
Llegue por mi papá, él también fue bailarín profesional. Él y mi mamá se encontraron sin muchas opciones educativas para su familia de diez hijos y consideraron que el ballet nos ofrecería a todos un buen entrenamiento, no sólo físico sino también en cuestión de disciplina. Mi papá se propuso hacer de mí un gran bailarín, pues sabía que si no lo era, no tendría posibilidades en el mundo profesional del ballet. Me dijo: «O lo hacemos bien, o mejor no lo hacemos». Y decidí hacerlo bien.
¿Por qué emigrar?
Emigré porque mi formación bajo la metodología de mi papá había cumplido sus etapas. Necesitaba continuar desarrollándome y fortaleciendo diferentes áreas con otras técnicas y otros maestros. Evaluamos diferentes opciones y la mejor estaba en Filadelfia. Así que tuve que poner mis ojos en el extranjero para seguir adelante.
¿Cómo ves la danza en México?
Creo que hay avances, pero falta mucho trabajo por hacer. Por un lado están los niños y jóvenes, que están interesados en bailar y que además tienen buen potencial, pero faltan espacios formales que les brinden la oportunidad de tener una formación de alto rendimiento. Son pocos los maestros que piensan en un proyecto técnico dentro del ballet. Creo que en México todavía no se ve a la danza como una oportunidad de vida profesional, sino como un hobby.
¿Con qué sueñas?
Sueño con ser primer bailarín de las grandes compañías del mundo, como el Royal Ballet, la Opera de Berlín, la Ópera de París, el American Ballet. Ser bailarín huésped de galas internacionales y, sobre todo, quiero tener más presentaciones en México. Sueño en un futuro regresar a Guadalajara y formar una escuela para abrir la oportunidad a niños y niñas interesados en el ballet de manera profesional.
Vídeo de la competencia en Moscú 2005
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