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El dramaturgo inglés murió a la edad de 78 años. Adaptó sus obras El sirviente y La mujer del teniente francés al cine. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 25 de diciembre, 2008. (RanchoNEWS).- Harold Pinter, considerado el dramaturgo británico más influyente de su generación y una viva voz de protesta en materia política, murió tras una larga batalla contra un cáncer de garganta. Tenía 78 años. Una nota de AP:
Pinter, distintiva contribución al teatro fue reconocida con el premio Nobel de Literatura en 2005, falleció el miércoles, según su segunda esposa, lady Antonia Fraser.
«Pinter restauró el teatro a sus elementos básicos: un espacio cerrado y un diálogo imprevisible, donde la gente está a merced de los otros y la pretensión se desmorona», dijo la Academia del Nobel al anunciar el reconocimiento a Pinter. «Con una trama mínima, el drama emerge de la poderosa lucha y de la interlocución escondida».
El premio Nobel le proporcionó a Pinter una plataforma global que aprovechó con entusiasmo para denunciar al presidente estadounidense George W. Bush y al entonces primer ministro británico Tony Blair.
«La invasión a Irak fue un acto de bandolerismo, un acto de terrorismo estatal descarado, que demostró el desprecio absoluto por el concepto de derecho internacional», dijo Pinter en su discurso de aceptación del premio Nobel, que grabó en lugar de viajar a Estocolmo.
«¿Cuantas personas hay que matar para calificar como un asesino en masa y un criminal de guerra? ¿Cien mil?», preguntó.
Debilitado por el cáncer y vendado por una caída en un pavimento resbaladizo, Pinter parecía un viejo vulnerable cuando salió de su casa en Londres para pronunciar su discurso sobre el premio Nobel.
Aunque estaba deseoso de dar una conferencia del Nobel –«el discurso más largo que haya pronunciado»– canceló sus planes de asistir a la ceremonia de premiación y después anunció que se perdería la conferencia por recomendaciones de su médico.
Pinter escribió 32 obras teatrales; una novela, The Dwarfs, en 1990; y 22 guiones que incluyen The Quiller Memorandum (1965) The Servant (El sirviente, 1963) y la adaptación de The French Lieutenant's Woman (La mujer del teniente francés, 1980) . Reconoció, y dijo lamentar profundamente, que votó por Margaret Thatcher en 1979 y por Tony Blair en 1997.
Pinter denunció lo que vio como la arrogancia del poder estadounidense, y menospreció a Blair como un «idiota ingenuo» que apoyó la guerra de Bush en Irak.
En su discurso del Nobel, acusó a los Estados Unidos de apoyar «toda dictadura militar de derecha en el mundo» tras la Segunda Guerra Mundial.
«Los crímenes de los Estados Unidos han sido sistemáticos, constantes, atroces, despiadados, pero muy poca gente ha hablado de ellos», dijo.
Estados Unidos, agregó, «también arrastra por una correa a su propio corderillo lastimero, la patética y postrada Gran Bretaña».
Particularmente prolífico entre 1957 y 1965, Pinter degustó la yuxtaposición de brutalidad y banalidad y transformó la pausa conversacional en un campo minado emocional.
Los temores internos y añoranzas de sus personajes, su culpa y difícil instinto sexual se contraponen a las vidas perfectas que han construido en su intento por sobrevivir.
Generalmente limitados a un cuarto, organizan sus vidas como una especie de juego nefasto y sus acciones a menudo contradicen sus palabras. Gradualmente se van pelando las capas para revelar su desnudez.
La protección que promete el cuarto desaparece y el lenguaje comienza a desintegrarse.
Pinter una vez dijo del lenguaje: «El discurso que escuchamos es un indicador de aquello que no oímos. Es una evasión necesaria, una pantalla de humo violenta, sigilosa y apabullante o burlesca que mantiene al otro en su lugar. Cuando cae el verdadero silencio quedamos con un eco pero estamos cerca de la desnudez. Un modo de ver el discurso es decir que es un estratagema constante para cubrir la desnudez».
La influencia de Pinter se sintió en Estados Unidos en las obras de Sam Shepard y David Mamet a través de la literatura británica.
«Con sus primeros trabajos, se paró solo en el teatro británico para enfrentar el desconcierto e incomprensión de críticos, el público y también de escritores», dijo el dramaturgo británico Tom Stoppard al anunciarse el premio Nobel.
«Harold Pinter no sólo ha escrito algunas de las obras extraordinarias de su época, también ha traído aire fresco al altillo rancio de la literatura inglesa al insistir que todo lo que hace tiene una dimensión pública y política», agregó el dramaturgo británico David Hare.
En marzo del 2005 Pinter anunció su retiro como dramaturgo para concentrarse en la política. Pero creó una obra para radio, Voices, que transmitió por la BBC para marcar su 75avo cumpleaños.
«He escrito 29 obras de teatro y creo que realmente es suficiente», dijo Pinter. «Creo que el mundo ha tenido suficiente de mis obras».
Pinter tuvo un hijo, Daniel, de su matrimonio con la actriz Vivien Merchant, que terminó en divorcio en 1980. Ese mismo año se casó con la escritora Fraser.
«Fue un privilegio vivir con él por más de 33 años. Jamás será olvidado», expresó Fraser.
Discurso de aceptación premio Nobel de Literatura 2005 con subtítulos en castellano.
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El dramaturgo inglés murió a la edad de 78 años. Adaptó sus obras El sirviente y La mujer del teniente francés al cine. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 25 de diciembre, 2008. (RanchoNEWS).- Harold Pinter, considerado el dramaturgo británico más influyente de su generación y una viva voz de protesta en materia política, murió tras una larga batalla contra un cáncer de garganta. Tenía 78 años. Una nota de AP:
Pinter, distintiva contribución al teatro fue reconocida con el premio Nobel de Literatura en 2005, falleció el miércoles, según su segunda esposa, lady Antonia Fraser.
«Pinter restauró el teatro a sus elementos básicos: un espacio cerrado y un diálogo imprevisible, donde la gente está a merced de los otros y la pretensión se desmorona», dijo la Academia del Nobel al anunciar el reconocimiento a Pinter. «Con una trama mínima, el drama emerge de la poderosa lucha y de la interlocución escondida».
El premio Nobel le proporcionó a Pinter una plataforma global que aprovechó con entusiasmo para denunciar al presidente estadounidense George W. Bush y al entonces primer ministro británico Tony Blair.
«La invasión a Irak fue un acto de bandolerismo, un acto de terrorismo estatal descarado, que demostró el desprecio absoluto por el concepto de derecho internacional», dijo Pinter en su discurso de aceptación del premio Nobel, que grabó en lugar de viajar a Estocolmo.
«¿Cuantas personas hay que matar para calificar como un asesino en masa y un criminal de guerra? ¿Cien mil?», preguntó.
Debilitado por el cáncer y vendado por una caída en un pavimento resbaladizo, Pinter parecía un viejo vulnerable cuando salió de su casa en Londres para pronunciar su discurso sobre el premio Nobel.
Aunque estaba deseoso de dar una conferencia del Nobel –«el discurso más largo que haya pronunciado»– canceló sus planes de asistir a la ceremonia de premiación y después anunció que se perdería la conferencia por recomendaciones de su médico.
Pinter escribió 32 obras teatrales; una novela, The Dwarfs, en 1990; y 22 guiones que incluyen The Quiller Memorandum (1965) The Servant (El sirviente, 1963) y la adaptación de The French Lieutenant's Woman (La mujer del teniente francés, 1980) . Reconoció, y dijo lamentar profundamente, que votó por Margaret Thatcher en 1979 y por Tony Blair en 1997.
Pinter denunció lo que vio como la arrogancia del poder estadounidense, y menospreció a Blair como un «idiota ingenuo» que apoyó la guerra de Bush en Irak.
En su discurso del Nobel, acusó a los Estados Unidos de apoyar «toda dictadura militar de derecha en el mundo» tras la Segunda Guerra Mundial.
«Los crímenes de los Estados Unidos han sido sistemáticos, constantes, atroces, despiadados, pero muy poca gente ha hablado de ellos», dijo.
Estados Unidos, agregó, «también arrastra por una correa a su propio corderillo lastimero, la patética y postrada Gran Bretaña».
Particularmente prolífico entre 1957 y 1965, Pinter degustó la yuxtaposición de brutalidad y banalidad y transformó la pausa conversacional en un campo minado emocional.
Los temores internos y añoranzas de sus personajes, su culpa y difícil instinto sexual se contraponen a las vidas perfectas que han construido en su intento por sobrevivir.
Generalmente limitados a un cuarto, organizan sus vidas como una especie de juego nefasto y sus acciones a menudo contradicen sus palabras. Gradualmente se van pelando las capas para revelar su desnudez.
La protección que promete el cuarto desaparece y el lenguaje comienza a desintegrarse.
Pinter una vez dijo del lenguaje: «El discurso que escuchamos es un indicador de aquello que no oímos. Es una evasión necesaria, una pantalla de humo violenta, sigilosa y apabullante o burlesca que mantiene al otro en su lugar. Cuando cae el verdadero silencio quedamos con un eco pero estamos cerca de la desnudez. Un modo de ver el discurso es decir que es un estratagema constante para cubrir la desnudez».
La influencia de Pinter se sintió en Estados Unidos en las obras de Sam Shepard y David Mamet a través de la literatura británica.
«Con sus primeros trabajos, se paró solo en el teatro británico para enfrentar el desconcierto e incomprensión de críticos, el público y también de escritores», dijo el dramaturgo británico Tom Stoppard al anunciarse el premio Nobel.
«Harold Pinter no sólo ha escrito algunas de las obras extraordinarias de su época, también ha traído aire fresco al altillo rancio de la literatura inglesa al insistir que todo lo que hace tiene una dimensión pública y política», agregó el dramaturgo británico David Hare.
En marzo del 2005 Pinter anunció su retiro como dramaturgo para concentrarse en la política. Pero creó una obra para radio, Voices, que transmitió por la BBC para marcar su 75avo cumpleaños.
«He escrito 29 obras de teatro y creo que realmente es suficiente», dijo Pinter. «Creo que el mundo ha tenido suficiente de mis obras».
Pinter tuvo un hijo, Daniel, de su matrimonio con la actriz Vivien Merchant, que terminó en divorcio en 1980. Ese mismo año se casó con la escritora Fraser.
«Fue un privilegio vivir con él por más de 33 años. Jamás será olvidado», expresó Fraser.
Discurso de aceptación premio Nobel de Literatura 2005 con subtítulos en castellano.
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