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El músico puertorriqueño. (Foto: Samuel Sánchez)
C iudad Juárez, Chihuahua, 29 de enero, 2009. (RanchoNEWS).- Cheo Feliciano celebra en Madrid y Barcelona su amor a la salsa. Una nota de Carolina Ethel para El País:
Ha venido a Europa de la mano de Cocó, «esa negrita que me ha apoyado tantos años», dice el septuagenario cantante Cheo Feliciano (Ponce, 1935), mientras le sonríe a su esposa. Esta noche, el puertorriqueño que se hizo famoso por interpretar El ratón junto a la Fania y con los míticos solos de Santana hará un recorrido por sus 50 años de vida musical en la sala Juanchito de Madrid, mañana estará en París y el 1 de febrero cierra su pequeña gira europea en el Casino de la Alianza de Barcelona. Es viejo visitante de las islas Canarias, pero la península sólo la ha pisado con el enorme combo de la Fania all Stars en 1982 y con la discográfica RMM para presentar el Tributo a los Beatles, en el que interpreta Yesterday en versión salsa.
«En mi barrio de Ponce [Puerto Rico], un vecindario muy pobre pero riquísimo en amor, mis amigos y yo nos hicimos instrumentos de lata para armar una orquestita a la que llamamos El Combo de Lata, y yo era el latero mayor. No tenía más de 10 años y creo que así empezó todo». Cheo Feliciano relata sus primeros coqueteos con la música como una travesura que le llena de orgullo.
El latero mayor, que quería ser trombonista, se inició profesionalmente en las congas casi por azar, ya en Nueva York, adonde llegó con su familia en medio de la crisis del «exilio puertorriqueño» en los años cincuenta. Su interés por estar con sus ídolos lo hizo apuntarse como ayudante de la orquesta del que se convirtió en su maestro y padrino, el cantante y director Tito Rodríguez. «Un día mis compañeros le dijeron que yo cantaba. Él me preguntó: '¿Es verdad eso, Cheo?'. Y yo dije: '¡Yo soy el mejor cantante del mundo!'. Así debuté en el famoso Palladium de Nueva York». Su audacia le puso el micrófono en la mano, pero fueron su talento y el lema «sentimiento tú» con el que sella cada uno de sus temas los que le convirtieron en un sonero mayor, equiparable con su maestro Tito Rodríguez, sus contemporáneos Celia Cruz o el Conde Rodríguez, y a quienes él llama sus hijos: Héctor Lavoe y Frankie Ruiz.
El esplendor de la carrera artística de Cheo Feliciano llegó a fines de los cincuenta con la orquesta que se puso de moda en las salas de baile de Nueva York: El sexteto de Joe Cuba. «Estoy celebrando un doble aniversario, porque yo debuté como el cantante oficial de Joe el 5 de octubre de 1957, el mismo día que me casé. La ceremonia fue por la mañana y por la noche tuve un bolo, así que no nos fuimos de luna de miel hasta el día siguiente». Fue con Joe Cuba que se le ocurrió la historia del gato Quejicas, ése al que el ratón le malogra sus conquistas. "Grabé El ratón con Joe Cuba por primera vez, y salió un día que conversaba con mis compañeros, todos casados, sobre los cotilleos que circulaban entre las esposas por todos los viajes que hacíamos".
Una sombra de 15 años le acompaña. Cheo Feliciano reconoce que el exigente y alocado mundo de la salsa de los sesenta y setenta lo llevaron, como a tantos de sus compañeros, a las drogas, pero él es un superviviente. «Tuve que parar y me interné en un centro de rehabilitación para adictos durante tres años. De ahí, ya limpio, salí a grabar con el productor musical Jerry Masucci. En 1972 llegó Anacaona y desde entonces no he parado, han sido los mejores años de mi vida», dice con un guiño. Ha convertido en éxitos descargas desordenadas como El pito (I never go back to Georgia), o Quítate tú pa ponerme yo –ambas de la Fania–, boleros románticos como Amada mía o Delirio y canciones reivindicativas como Los entierros de mi gente pobre.
«Estoy feliz de venir a cantar a la madre patria [risas] y de reencontrarme con muchos latinoamericanos a quienes debo mi carrera», comenta sobre esta gira en la que le acompaña la Orquesta del Solar, de Julio Mena. No presume de voz, sino del sentimiento con el que habla –no canta, dice– sus canciones. «A mí me interesa identificarme con las canciones y crear una conexión con quienes me escuchan». A sus 74 años y después de alcanzar sitio de honor en el mundo de la salsa y la descarga, Cheo Feliciano vive en su Puerto Rico natal y regenta su propia orquesta, Sentimiento 25. ¿Qué otro nombre podría recibir todo lo que acompaña a este gentleman de la música latina?
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