Rancho Las Voces: Poesía / «El Segundo Barrio» de Osvaldo Ogaz
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miércoles, julio 29, 2009

Poesía / «El Segundo Barrio» de Osvaldo Ogaz

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El Segundo Barrio

Deambulo por la historia de la calle Oregon en el segundo barrio
Y me encuentro con un Mariano Azuela escribiendo “Los de Abajo”
Como si pensara en los oprimidos del barrio que ahora tienen la soga en el cuello
Como si esa Revolución fuera ahorita en estas calles contra los terratenientes
Que se creen dueños del mundo y la historia les importa como el papel del baño
Cruzo la calle, cruzando el tiempo y sus enigmas y vislumbro en el rincón de su cuarto
A Teresita de Cabora ayudando a la causa con su poder metafísico
En todos los edificios las letras de yo amo al segundo barrio se pintan de blanco
Y miles de palomas salen al vuelo en señal de alianza y fuego
Y un tatuaje en el pecho del segundo barrio no se vende se lo muestro a mi raza.
Me quedo en el hotel donde estuvieron los cristeros y vivo su lucha
Creyendo que ellos también harían lo mismo
Platico con los magonistas, no están de acuerdo, quieren pelear con nosotros
La lucha está en pie, como los árboles del parque, como los parquímetros
Segundo barrio “rezizte”, con su historia, con su origen, con su gente
A no ser desmembrado
A que no le quiten el corazón al el Paso
A que no muera don Tostti y sus pachucos con sus tramos de aquellas y sus tandos y su lima y los calcos bien chaineados, bien machín ese, bien arreglados
A que todo se quede entre un Wal-mart y tiendas de turistas
Doy vuelta en la Father Rham y me encuentro con el mural de la gente
Con la santa imagen de Jesucristo crucificado
Los Padres que fundaron el Segundo, el predicador lanzando mentadas de madre
Como se lanza una pelota de béisbol, el matachín de la Bowie High School, adorando a la virgencita de Guadalupe
el pequeño luchador con su máscara mágica, mostrándola con orgullo,
Mi general Pancho Villa comiendo unos chicos tacos, y todos los que por alguna razón
Fueron parte de esta historia, tan mágica y tan real a la vez
Extraordinaria como un cuento de Chejov o un poema de García Lorca
Sigo con mis pasos, sin cansarme, admirando el barrio
Y así más me convenzo que lo defenderé hasta que la fuerza de chicano se termine…

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