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martes, julio 13, 2010

Noticias / España: Inicia la Semana Negra de Gijón

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Aspecto de las ciudad española. (Foto: Miguel Barrero)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 12 de julio de 2010. (RanchoNEWS).- Una Semana Negra teñida de rojo, sin vampiros, pero con zombis. Caminando con dificultad por la playa del Arbeyal, abarrotada por más de 100 mil personas, Paco Ignacio Taibo II, sorprendido y maravillado del éxito indiscutible del único festival literario en el mundo que mezcla fiesta popular con literatura, quiere ser enfático sobre el arranque del acto que organiza desde hace 23 años: la Semana Negra de Gijón está fuera de las aguas mefíticas del mar de la moda de los vampiros y los escritores nórdicos, pero tiene zombis y monstruos, informa desde Gijón la periodista Sanjuana Martínez de La Jornada.

Paco Ignacio Taibo II es un portento de entusiasmo y actividad. No se detiene ni un segundo, bebe Coca Cola todo el tiempo, su droga visible junto a la literatura, y mientras camina a ritmo acelerado entre las multitudes, para dirigirse a las distintas carpas que componen esta ciudad montada en la arena del mar Cantábrico, creada de la nada, para albergar este gran festival cultural, espeta: «No queremos vampiros. No como sujetos del pensamiento único importado desde Escandinavia a Latinoamérica».

Obviamente, Paco se refiere, sin mencionarlo, al fenómeno Stephanie Meyer y su saga chupasangre de Crepúsculo o al sueco Stieg Larsson y su trilogía policiaca de Millennium. La Semana Negra tiene sus propias reglas y se da el lujo de tener sus objetos de interés: escritores ignorados, ninguneados, desapercibidos o aislados: «Es gente con mucho talento y no se merecen lo que les sucede; por eso los traemos». En este universo de frikis, especialistas en monstruos y defensores de seres mutantes, criminales con causas nobles o detectives románticos y bohemios, no hay miedo a las nuevas corrientes, a las propuestas excéntricas y a la literatura pura y dura que convive con juegos mecánicos, mesones de chuletas y salchichas asadas e improvisados bares.

«¿Y la moda? –insiste Paco–. Dijimos na nay, no va por ahí. Abrimos la Semana Negra a la diversidad con 20 temas de discusión: desde el retorno de un Robin Hood herético hasta las carreras ciclistas y la novela negra, pasando por una revisión del carácter histórico de Jesús de Nazaret y tomando cosas como la nueva novela argentina y la Atlántida como personaje literario. Abrimos el abanico para hacer un canto a la diversidad».

Monstruos sin peso

La música de Juan Luis Guerra, que sale estridente de un chiringuito que vende pulpo y pimientos de padrón, no detiene la voz de Paco Ignacio Taibo: «No voy a entrar en el juego de la moda. Así de simple. Hemos tenido vampiros un montón de veces, incluso hace dos años trajimos a Germán Robles; pero ahora hay un descafeinamiento del monstruo, entonces le quitas peso, lo vuelves light y sale un producto exótico y admirable. El vampiro que tiene vida entera: chupa mucho y mata a muchos, pero es guapo. Y entonces se crea una especie de banalización del viejo mito del vampiro. Y no. Este año preferimos los zombis».

Efectivamente: aquí está David Wellington, una de las grandes plumas del género de terror, quien asegura que trabajar con muertos vivientes es más «potente» que con vampiros. Ha vendido 30 mil ejemplares en 30 meses, y Paco Ignacio Taibo II lo presentó arropado por un gran Cristo montado en un avión, una réplica de la obra del artista argentino León Ferrari censurada en su momento y recuperada ahora.

La fiesta sólo acaba de empezar y participan 147 autores de 14 países, así como 57 periodistas de 10 naciones. «Es un festival complicado. Tenemos que crear una ciudad de la nada. Hace 20 días esto era una playa y hoy es una ciudad con tendidos eléctricos, servicio sanitario subterráneo, con carpas por todos lados. La cultura es fiesta, reivindicación, combate y masa de lectores de origen popular».

Mientras camina, Paco tropieza con la gente y se fija en los detalles: «hay un globero estorbando la pasada», dice a una guapa policía que inmediatamente toma cartas en el asunto. El escritor mexicano y director de este festival insiste sonriente, fumando sin parar: «Me sigue sorprendiendo el éxito arrasador de la Semana Negra. Me sorprenden estas multitudes que invaden el territorio».

Las decenas de tertulias y presentaciones de libros empiezan a las cinco de la tarde y terminan hasta la madrugada, todo en un ambiente relajado, donde no cabe el protocolo. Comparten espacios escritores de negro, no ficción y género fantástico de éste y del otro lado del Atlántico, empezando por Santiago Gamboa, Mario Mendoza, Guillermo Orsi, Carlos Salem, Eduardo Monteverde, Carlos Bardem, Cristina Fallarás, Alejandro Hernández, Fermín Goñi, Andrés Pérez Domínguez, León Arsenal, Gregorio Casamayor, Gabriela Cabezón Cámara, Carlos Zanón, Matías Néspolo, Javier Sinay, Javier Valdez Cárdenas, Eduardo Vaquerizo o Antonio Dyaz.

La Semana Negra de Gijón es, pues, una sinfonía de voces, una obra coral unida por un gran director: «Éste es un encuentro que se hace una vez al año. Cuando me preguntan qué va a pasar el año que viene, les contesto: eso lo decimos el año próximo».

¿Estás en la cuerda floja?, le pregunto. Él, riendo, contesta: «No me importa; vivo este festival intensamente; en tiempos oscuros la literatura es el único lugar donde se produce pensamiento crítico».

La crisis, la maldita crisis que recorta dinero a la cultura, también era una amenaza para la Semana Negra, en cuya planeación abundaron las palabras achicar, reducir, recortar, eliminar... pero Paco no se resistió, combatió al monstruo desde el interior con calidad de oferta al público. Y lo logró. Este año, el gran reto es superar el millón de visitantes a base de mucha literatura, gratuita, variada y abundante. Un balón de oxígeno para la gente que debe apretarse el cinturón.

Las gaviotas cantan en la playa; la tertulia está a punto de empezar. Sobran las cervezas, los cubatas de whisky con refresco de cola y la tortilla de patatas. Paco Ignacio Taibo II agradece a sus santos patrones que lo cuidan y que esta vez lograron hacer realidad el festival contra viento y marea: el jefe apache Winnetou, el águila de Toledo en su máximo esplendor y un nuevo poema de Gabriel Celaya, que dice: «Todo lo que se va, vuelve».

Hoy, la Semana Negra se tiñe de rojo por el Mundial de futbol, todo está impregnado de la furia española, del entusiasmo de la victoria, la locura y el delirio se abren paso entre la literatura... pero ésa es otra historia fantástica sin aparentes monstruos.

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