.
El actor estadounidense en un fotograma del filme Camino a la libertad. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 5 de enero 2011. (RanchoNEWS).- A pesar de que tiene uno de los rostros mas inolvidables de la historia del cine, treinta años después de su debut con Los caballeros de la moto de George A. Romero, sigue ostentando la rara capacidad de desaparecer en cada uno de sus personajes, tal vez la razón de que este nativo de Nueva Jersey que dejó su marca en filmes como Elegidos para la gloria, Glengarry Glen Ross: Exito a cualquier precio, Apolo 13, Una mente prodigiosa, Las horas y Una historia de violencia entre muchas otras nunca pase de moda. El único representante de Estados Unidos en el vasto elenco de Camino a la libertad, Ed Harris vuelve a colaborar en el film con Peter Weir, para quien ya había trabajado en El show de Truman (una vida en directo), interpretando a un desilusionado emigrante norteamericano que en la época de Stalin termina como prisionero en un gulag de Siberia, de donde se escapará junto a otros disidentes para emprender una larga marcha a pie que los llevará hasta un destino que pensaban imposible. También un consumado director, el nominado al Oscar en cuatro oportunidades tiene igual número de películas independientes esperando estreno. Una entrevista de Gabriel Lerman para La Vanguardia:
¿Qué clase de investigación hiciste para crear tu personaje, teniendo en cuenta que los verdaderos protagonistas de esta historia fallecieron?
La verdad es que hay ciertas dudas sobre las fuentes del autor del libro, que se publicó en 1956. Se ha demostrado que él nunca podría haber hecho esta caminata porque era un integrante del cuerpo polaco de caballería durante la misma época en la que supuestamente fue a pie desde Siberia hasta la India. Pero ha quedado suficiente documentación en la India sobre tres hombres que llegaron desde Siberia cruzando por el Himalaya en la década del cuarenta. Por lo tanto, yo no me basé en ese material sino en otro libro, Los olvidados de Tim Tzouliadis, que se publicó en el 2008 y que habla sobre los norteamericanos que se fueron a Rusia durante la Gran Depresión. Fueron miles de personas y es una historia olvidada. En EE.UU. a principios de la década del '30 hubo mas emigrantes que inmigrantes, porque los soviéticos promocionaban su plan de 5 años, que sonaba como un verdadero paraíso para los trabajadores e invitaban a los norteamericanos a que se fueran. Incluso encontré un artículo en donde explicaban que a una oferta de 6000 trabajos respondieron 100.000 aplicantes estadounidenses. En el film, mi personaje es el único norteamericano de la historia, un ingeniero que llega a Moscú para trabajar en la construcción del metro. Ésa es la historia de este personaje y fue suficiente para mí. También vi muchas fotografías de los gulags, y hay una buena cantidad de material disponible con el que hice mi investigación sobre este triste período histórico. También me preparé haciendo trabajo manual antes de marcharme al rodaje. Tengo una casa en el campo y trabajé duro allí hasta bajar de peso y sacar callos en mis manos. La tierra es muy dura y me pasé varias horas por día haciendo pozos en las semanas previas a la filmación. Hice todo lo posible para estar en forma para que diera la impresión de que realmente era un prisionero de un gulag.
Es la segunda vez que trabajas con Peter Weir...
Es cierto. Recuerdo que después de que terminé de filmar Apaloosa hice una gira de prensa y cuando me preguntaban con qué directores me gustaría trabajar respondí varias veces que me entusiamaba la idea de volver a colaborar con Peter Weir. Y un mes después, me llamó. Mi experiencia con él en El show de Truman fue fabulosa. Es un director muy específico, apasionado y detallista. Como actor, es muy importante trabajar con un director que te presta atención. Es que en el teatro, tienes toda la atención de la audiencia, pero cuando estás haciendo una película nadie te mira. El equipo técnico está concentrado en su trabajo, por lo que si el director no está pendiente de ti, quedas muy desprotegido. Peter tiene una mirada de águila y no se le pasa nada. Está atento a cada movimiento tuyo, a la ropa que llevas puesta y a cada cabello en tu cabeza. Te hace sentir que estás en buenas manos, y además es un director excelente.
¿El rodaje fue tan duro como parece?
Si, lo fue. Comenzamos a rodar en las montañas de Bulgaria con 10 grados bajo cero, en las noches y rodeados de nieve. Y luego fuimos a filmar a Marruecos, en el norte del Sahara con mas de 40 grados a la sombra. Pero lo bueno era que formamos un hermoso grupo de actores. En las dos semanas anteriores a la filmación Peter nos puso a hacer un montón de cosas que tienen que ver con la supervivencia. Un entrenador nos explicó como funciona el cuerpo cuando estás en el límite de la inanición. Nos habló sobre la manera en que te afecta la falta de agua y ese tipo de cosas. Lo cierto es que las duras condiciones de rodaje nos ayudaron mucho en nuestro trabajo como actores, porque hizo que todo se sintiera mucho más verídico. Nos sirvió para entender como era la vida para estos personajes, que simplemente se dedican a sobrevivir cada momento. Si estás en el medio del desierto, no has bebido agua en mucho tiempo y hace 45 grados bajo el sol sabes que si te quedas quieto te mueres, por lo que todo pasa por poner un pie delante de otro. Por eso fue experiencia maravillosa.
REGRESAR A LA REVISTA