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La artista mexicana . (Foto: Rafael Burillo)
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iudad Juárez, Chihuahua. 18 de febrero de 2014. (RanchoNEWS).- Teresa Margolles (1963) nació en Culiacán, una pequeña ciudad al noroeste de México, capital de Sinaloa. Desde hace años, la cuna de los capos del narcotráfico mexicano. Un lugar atestado por el crimen organizado. Su contexto más inmediato. Cuenta que durante su infancia allí tropezaba constantemente con animales muertos por la calle. En especial recuerda a un caballo así como el proceso de descomposición de su cadáver. Una tarde, explica, cogió una piedra y la tiró sin dilación sobre el vientre del animal, que se abrió dejando escapar decenas de polillas. Fue el punto de arranque de un trabajo que la ha llevado a ser una de las artistas mexicanas más importantes. Un trabajo siempre vinculado a la violencia de su país, así como a la experiencia directa de la fisicidad de lo corporal y la muerte. A los afectos y los efectos producidos por los escenarios del conflicto social en México. Una nota de Bea Espejo para El Cultural:
«El arte es para mí una forma de relacionarme con la vida», dice sin titubear. Sonríe poco aunque el tono de su voz es dulce. Esconde una mirada dura tras una gorra que siempre la acompaña, casi como un escudo. De algún modo también lo son Juan Carlos Onneti, Faulkner, Guillermo Fadanelli, Bataille, Fassbinder, Imamura, Buñuel, On Kawara, José Clemente Orozo o Martha Pacheco. Compañeros de viaje que la acompañan siempre van con ella, especialmente cuando trabaja en los contextos específicos de su país: Guadalajara, Distrito Federal, Culiacán, Tijuana o Ciudad Juárez.
A esta última dedica la exposición que presenta ahora en el CA2M de la Comunidad de Madrid, en Móstoles, comisariada por María Inés Rodríguez, titulada El Testigo. «La exposición se centra en el contexto específico de Ciudad Juárez, en la frontera entre México y Estados Unidos. Es una metrópolis desarrollada bajo el paraguas de una 'promesa' de trabajo y desarrollo personal. Lo que define a la ciudad es la idea de cambio y de conflicto, y lo que interesa es la población, la relación que se tiene con lo cotidiano», explica.
Todas sus obras ponen en evidencia la transitorio y provisional de las cosas, de los seres y sus relaciones. También sugieren la urgencia y la necesidad de hallar formas de solidaridad concretas. Las que aquí vemos resumen los últimos cinco años de trabajo desde que en 2009 representara a su país en la Bienal de Venecia con su intervención De qué otra manera podríamos hablar.
¿Quién es El Testigo que da título a la exposición?
El Testigo en esta exposición es un árbol que sobrevive a la tragedia y sigue presente ante lo devastado. Es una serie de fotografías en las que el árbol es el protagonista herido pero aún vivo tras un hecho violento. Las marcas dentro de su corteza son el recuerdo permanente de las personas que han sido asesinadas junto a él, las heridas que nos quedan para reconstruir los hechos. Son árboles de Ciudad Juárez y Culiacán. Si hacemos memoria encontramos a muchos árboles bajo esa lectura de testigos mudos presentes en toda la historia.
Pienso en el árbol de la Noche Triste; el árbol de el Guernica; el poema de Machado Al olmo viejo, hendido por el rayo; el roble de Goethe citado en el filme de Noche y niebla de Alain Resnais; el árbol donde se recargaban las prostitutas de la calle Mariscal...
Margolles camina por la ciudad y observa los escenarios de hechos violentos, analiza los lugares de conflicto, escruta sus marcas y determina las heridas sociales. Las calles violentas de México son su verdadero estudio. Trabaja archivando, recolectando y catalogando imágenes, sonidos, testimonios y objetos. Sus obras entablan diálogos entre sí, como los árboles, llenos de ecos. Aunque su trabajo dista mucho de sus primeras obras que hizo en los 90 desde el colectivo SEMEFO (Servicio Médico Forense), el olor a muerte todavía pervive hoy. Las imágenes de muertos de las portadas del periódico gratuito PM de Ciudad Juárez, recogidas por la artista durante todo 2010, y que vemos ahora en Móstoles, son sólo un ejemplo. Nada menos que 3.700 asesinatos acumulan las portadas. «SEMEFO comenzó como un grupo de cuatro amigos que nos reuníamos para hablar de música, cine, para hacer lecturas... Artistas de diversas disciplinas que realizábamos instalaciones, vídeos, performances, música y objetos. Nunca fue un grupo activista. Se formó en 1990 en un espacio alternativo llamado La Quiñonera. Con una estética bizarra en sus inicios, exploramos la violencia, el erotismo, el morbo y las implicaciones sociales de la muerte. El grupo se disolvió en 1999. Desde entonces mi trabajo continúa profundizando sobre esos temas. Me interesan los proyectos largos y cómo se van uniendo en el transcurso del tiempo», añade.
Desde 2007, alrededor de 160 mil mexicanos han tenido que abandonar su vivienda para huir de la violencia. En el caso de Ciudad Juárez representa más de 115 mil casas deshabitadas, la mayor parte en zonas periféricas. De ello trata otra de las obras que vemos en la exposición, La Promesa. Háblenos de ella.
La Promesa es una escultura realizada a partir de los restos de triturar los elementos constructivos de una casa en venta ya deshabitada. La casa estaba situada en la calle Puerto de Palos, la zona sur de Ciudad Juárez, en una zona donde se ubican miles de viviendas abandonadas. Durante once días se destruyó pared a pared. Los fragmentos se trituraron hasta obtener el material que constituye la instalación. Fue expuesta, por primera vez, en el museo MUAC de México. Aquí, en el CA2M, la instalación será activada por un grupo de participantes que colaborarán moviendo los restos hasta ocupar la totalidad de la sala. La pieza evoca la desesperación y angustia de sus habitantes que tuvieron que desplazarse por el miedo generado por la violencia.
¿Qué lugar tiene el conflicto y su representación en el arte? ¿Tiene el arte una implicación social real? ¿Qué puede hacer el arte por su entorno social?
El arte tiene las implicaciones que puede tener la prensa o la arquitectura. Yo apuesto por un arte vivo y crítico.
La muerte siempre está presente en su trabajo pero, ¿cómo es su relación más allá? ¿La teme?
A la muerte no se le tiene miedo, sino a la forma de morir.
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