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La poeta, narradora y traductora mexicana. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 30 de julio de 2015. (RanchoNEWS).- La poesía es el canto de la tribu y una forma de memoria que roza lo mítico. Es un canto del espíritu que necesita el alma y un diálogo con la tradición que emplea los cinco sentidos del poeta, dice María Baranda (Ciudad de México, 1962), quien ayer obtuvo el Premio de Poesía Jaime Sabines-Gatien Lapointe 2015 por sus libros Moradas imposibles/ Fábula de los perdidos y Atlántica y el Rústico. Reporta desde la ciudad de México para Excélsior Juan Carlos Talavera.
También autora de Fábula de los perdidos, Los memoriosos y El jardín de los encantamientos, fue seleccionada por un jurado quebequense por su «amplia paleta estilística que nos conduce a un mundo pleno de imágenes transparentes de una gran eficacia», y en entrevista con Excélsior reconoce en el poema un viaje al interior de la palabra.
En el fondo, asegura la escritora, la poesía es una contradicción en sí misma, pues todo poeta siempre vive entre lo blanco y lo negro, entre el día y la noche… una dualidad que todos los días coloca en su corazón para poder escribir.
Pero esta dualidad sólo podría entenderse si se concibe la poesía como ese espacio abierto donde todo sucede, afirma. «La poesía es un espacio abierto donde sucede el bien y el mal, el cielo y la tierra, el aire y el fuego. Todo al mismo tiempo. Y aunque nada es claro, sabemos que hay una dirección para alcanzar la música del poema».
En cambio, en la narrativa (el autor) siempre sabe a qué punto va a llegar, cuál es su final. Lo sabe desde el inicio de su historia. «Pero la poesía es un viaje, un errar en el sentido de caminar, como errabundos dentro de la palabra».
Esto le recuerda que si bien la prosa tiene corrientes y tendencias, esas fronteras no existen al interior de la poesía. De ahí que mire el poema como un gran árbol donde confluyen todas las poesías del tiempo: «Yo lo veo como un árbol gigante a través del cual podemos mirar y ver cómo es la vida».
Reconoce que el origen del poema es variable, y aunque su existencia sucede cuando el poeta sumerge su pluma en un viaje nocturno, sólo se necesita «estar mucho tiempo en soledad para que surja a veces una idea, una suerte de música que comienzo a escuchar y así se detona el comienzo de un poema».
En este punto una de las preguntas que se formula la autora de poemarios como Nadie, los ojos y Dylan y las ballenas es la aportación del poema al lenguaje: «La poesía es la esencia de la palabra. Un poeta no puede equivocarse en las palabras porque debe estar siempre casando la palabra justa, la correcta… y al mismo tiempo tiene la oportunidad de subvertir el lenguaje porque en el centro de su ejercicio hay un proceso de percepción, de conciencia, de síntesis y de disfrute con la palabra».
¿Para qué sirve entonces la poesía?, se le pregunta. «¡Es como el amor! ¿De qué sirve el amor? ¡Como la felicidad! ¿De qué sirve ser felices? La poesía está en el mismo plano: es un canto del espíritu que pasa por una inutilidad tangible pero que es básica para el alma».
¿Cómo lidia el poeta con la violencia? «El poeta tiene que lidiar con todo. Por eso necesita tener los cinco sentidos abiertos todo el tiempo para poder escribir. El poeta es la conciencia de su tiempo y por eso tiene que estar presente en todo. Al poeta le duele y sufre lo que vive y, de alguna manera, lo transforma en un canto».
También autora de Arcadia, Ficticia y Yegua nocturna corriendo en un prado de luz absoluta, María Baranda reconoce sus influencias en Álvaro Mutis, Dylan Thomas, T.S. Eliot, Ramón López Velarde, Xavier Villaurrutia y Octavio Paz y, de acuerdo con el jurado –integrado por Gaston Bellemare, presidente del Festival Internacional de Poesía, el poeta Jean-Marc Desgent y el editor y poeta Stéphane Despatie– realizaron su fallo por unanimidad.
El galardón está dedicado a la memoria del escritor y poeta quebequense Gatien Lapointe –autor de Le temps premier, Le premier mot y fundador de la editorial Escritos de Forges– y del poeta chiapaneco Jaime Sabines, autor de Horal, La señal y Poemas sueltos.
Está dotado de 100 mil pesos y será otorgado en el marco del XVII Encuentro de Poetas del Mundo Latino, organizado por el Seminario de Cultura Mexicana, el Instituto de Cultura de Aguascalientes y la UNAM, que se realizará del 22 al 27 de octubre. Cabe señalar que la obra premiada fue publicada en ediciones bilingües (español-francés), cuya traducción estuvo a cargo de Fabienne Bradu, Nicole y Emile Martel..
«No para todos»
También autora de ficción para niños, María Baranda reconoce que la parte más compleja de su oficio es escribir prosa y poesía para niños. «He narrado poco y únicamente para niños. Hay algo que me conecta con ellos de una forma especial, y quizá tiene que ver por la manera como empecé a escribir mis propias historias desde muy niña».
¿Es más poeta que narradora?, se le inquiere. «Siempre me he sentido más poeta y desde ese punto me acerco a los niños porque se trata de una aproximación muy cercana a las emociones. Sin embargo, la poesía para niños me interesa desde el punto de vista poético, donde se cumpla la metáfora de la imagen. Yo no rimo, ni juego o hago adivinanzas. Nada de eso. A mí me interesa el poema formal y el acercamiento a un mundo complejo y a la vez sencillo como son los niños».
¿Al poeta le importa si lo leen? «¡Claro que sí! La poesía es un acto de comunicación y tener un lector fuera es importante. La poesía siempre tiene pocos lectores, pero eso ayuda a que esté bajo resguardo. La poesía no es para todos, sólo es para quien la necesita.»
Algunos de los lectores de Baranda aseguran que su trabajo poético está ligado a tres temáticas: infancia, mitología y erotismo. Sin embargo, ella asegura que no se identifica con este último.
«No me identifico con el erotismo, excepto a partir de las ciencias naturales, que es como he tenido un acercamiento al cuerpo, a través de la germinación y el mundo orgánico. Sin embargo, son lectores y lo que ellos digan tiene una parte de acierto».
¿Cómo se mira frente a la tradición del canto poético? «La poesía es el canto de la tribu: tiene que convocar y de ahí surge desde lo más adentro de nosotros. A mí me interesa trabajar a partir de una memoria ontológica que toca muchas veces lo mítico y lo prehispánico ».
Y es tan importante esta poesía que en su poemario Fábula de los perdidos utiliza una cita proveniente de la lengua náhuatl, incluida en los Cantares mexicanos, se lee: «Sólo venimos a soñar / Sólo venimos a dormir, sólo venimos a soñar: / no es verdad, no es verdad que venimos a vivir en la tierra.»
¿Habría que preguntarle entonces por Nezahualcóyotl? «Yo creo que la poesía es un diálogo con la tradición… y éste es un diálogo con mi propia tradición».
¿Qué diría a los lectores que no han llegado a la poesía? «No me atrevo a decir algo. La poesía es de quien la necesita en el momento justo. Y el día que la necesiten… ahí estará».
¿Dónde y cuándo?
La poeta María Baranda presentará su libro Ávido mundo, que publicará Ediciones Cuadrivio, el próximo 13 de agosto en el Centro Cultural Elena Garro. Fernández Leal No. 43, Coyoacán, La Concepcion.
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