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Momento de la escenificación. (Foto: JMV / RanchoNEWS)
C iudad Juárez, Chihuahua. 21 de julio de 2015. (RMV / RanchoNEWS).- ¿Qué simboliza la Ciudad de Tar? ¿Acaso la felicidad, la libertad, la iluminación, la inocencia, una utopia? La pregunta, que plantea la obra «Fando y Lis» de Fernando Arrabal, volvió a quedar suspendida esta vez en el escenario del auditorio Benito Juárez, con la representación que hizo Telémaco Teatro Laboratorio en el XXXIII Festival de Teatro de la Ciudad.
Fernando Arrabal (Melilla, España,1932) es un multifacético artista de vanguardia. Además de su trabajo como dramaturgo (en 1997, y actualizado en 2009, Espasa publicó su teatro completo en dos volúmenes de más de dos mil páginas); ha dirigido y escrito 7 largometrajes y 3 cortometrajes; le han producido 5 óperas; ha escrito 13 novelas, así como una extensa obra poética, ensayos, libros sobre ajedrez, libros de artista en colaboración con importantes creadores contemporáneos, he incluso ha incursionado en la pintura y en el dibujo.
Estuvo relacionado con el grupo surrealista de André Breton y fue amigo de Tristan Tzara y Salvador Dalí. Fundó el Grupo Pánico (propiamente una corriente estética) con Roland Topor y Alejandro Jodorowsky en París a principios de la década de los años 60 del siglo pasado.
«Fando y Lis» (1955) cuenta la inútil travesía de ambos personajes en pos de la mítica Ciudad de Tar. Su relación es muy tensa. Ambos, ella (Lis) es paralítica, son seres bipolares, sadomasoquistas, que sin embargo se necesitan.
En el trayecto conocen a tres mujeres: Mitara, Namur y Tosa. Ellas –que podrían representar a una sociedad que no puede ponerse de acuerdo, siempre discuten entre sí respecto «a lo debería hacerse»– también se dirigen a la Ciudad de Tar.
En el trayecto la relación entre Fando y Lis se tensa tanto que éste la mata; y la reemplaza por una mascota.
Este argumento de necrofilia está aderezado con un estupendo sentido del humor muy negro. Alguien escribió que el teatro de Arrabal es una mezcla entre la visión de la vida de Kafka y el sentido del humor de Tzara.
Sea así o no, la virtud de su teatro es que te obliga a reflexionar. ¿Qué es la ciudad de Tar? O mejor: ¿hacia dónde vamos?
El montaje de Telémaco Teatro Laboratorio cumplió bien. Desde la alambrada frente al escenario (que nos remite a la realidad; es decir que el tema no es un tema fantástico o irreal) hasta la caracterización clownesca de Nitara, Namur y Tosa, que me hizo recordar el cine de Fellini, a quienes el director empleó también para musicalizar la obra.
Arely Hernández hizo un buen trabajo en el papel de Lis, en cambio Karla Diego que personificó Fando (y creo que muy pocos asistentes advirtieron que se trataba de una actriz) no me convenció tanto en el manejo de la bipolaridad. En su lado bondadoso me pareció muy infantil y en su lado brutal no sentí reflejada la bestial brutalidad a la que los hombres podemos llegar, tal vez exagere con mi apreciación, pero así la sentí.
De todas maneras quedé bastante agradecido con el esfuerzo sobre todo dadas las pésimas condiciones del auditorio. Si en las butacas el calor es muy incómodo , en el escenario, con las luces, se siente como estar dentro de un horno.
Por cierto que al final el director, Fabián Villalpando, salió a escena a leer una carta dirigida al director de Educación y Cultura del Municipio, Profr. Jesús José Rodríguez Torres, en la que protesta por la falta respeto al público y a los teatristas de esa dirección por las «malas condiciones organizacionales» del festival y la falta de transparencia, ya que se desconoce quiénes serán los jueces.
Dijo además que mañana presentará la carta al director y que la hará circular entre los medios de comunicación.
Buena parte del público se levantó de sus butacas para apludirle.
Créditos
Fando: Karla Diego.
Lis: Arely Hernández.
Mitara: Mayra Chávez.
Namur: Laura Villalpando.
Tosa: Janeth Díaz.
Escenografía: Fabián Villalpando.
Iluminación: Mario Mesta.
Vestuario: Mayra Chávez.
Dirección: Fabián Villalpando.
Producción: Mario Mesta.
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