Contexto bioarqueológico de este estudio. A: Estructura doméstica del Área H (H-15), con la Tumba 45 resaltada en amarillo. B: Fotografía in situ de la exposición temprana del contexto funerario. C: Dibujo compuesto de todas las capas. Individuo 1 en azul, Individuo 2 en verde, restos faunísticos en naranja. (Foto: Kalisher et al. PLOS ONE)
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iudad Juárez, Chihuahua. 23 de febrero de 2023. (RanchoNEWS).- Los dos hermanos sucumbieron a los efectos de una enfermedad infecciosa, quizá un brote de lepra o tuberculosis que se extendió por la antigua ciudad de Megido, en la actual Israel, un importante núcleo urbano en el II milenio a.C., con un imponente skyline de palacios, templos y estructuras defensivas, que controlaba parte de la Via Maris, la ruta terrestre que conectaba Egipto con Siria-Mesopotamia y Anatolia. Formaban parte de la élite porque fueron enterrados entre 1550-1450 a.C. en un área aledaña al gran centro palatino de la Edad del Bronce del lugar, justo al lado de una tumba que conservaba los restos de 17 individuos, joyas de oro y plata o decenas de recipientes cerámicos, reporta David Barreira en El Cultural.
La sepultura de ambos hermanos, uno de entre 21 y 46 años, el otro rondaba la veintena, que fallecieron con una diferencia de alrededor de dos años y fueron reunidos de nuevo en su muerte, era menos lujosa, pero también contenía ricas ofrendas de fauna y cerámica chipriota. Sus cuerpos se hallaron durante unas excavaciones realizadas en el yacimiento en 2016 y el análisis de los huesos ha arrojado ahora importantes datos para estudiar los procedimientos médicos aplicados en la época. Incluso los más extraños como la que sería la evidencia más antigua de cirugía cerebral en el Antiguo Oriente Próximo.
En el cráneo del hermano mayor se ha documentado un raro caso de trepanación: poco antes de su muerte, un ducho cirujano le abrió en la parte frontal del cráneo un orificio cuadrado de 32x31 milímetros. Es probable que fuese ya un último intento desesperado para aliviar la presión y los dolores que sentía en la cabeza. Sin embargo, la intervención resultó insuficiente: el hombre murió durante la operación o como mucho sobrevivió unas horas o un puñado de días más. Este hallazgo, resultado del fascinante trabajo de un equipo de investigadores de Estados Unidos, Austria e Israel, se ha publicado este miércoles en la revista científica PLOS ONE.