Asistente durante la segunda jornada del IX Congreso Internacional de la Lengua Española que se celebra en Cádiz. (Foto: Jorge Zapata / EFE)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 29 de marzo de 2023. (RanchoNEWS).- El mestizaje va camino de convertirse en lo que algunos hemos pensado siempre, una ideología de prestigio y de solución de los problemas identitarios que, en demasiadas ocasiones, buscan lo imposible: la pureza. Mal resultado el de la pureza en la historia del ser humano, en la que en los años y siglos que nos han precedido ser mestizo no era precisamente un blasón de prestigio y de futuro.
Estoy en Cádiz, en el IX CILE. Asisto a un atardecer esplendoroso, lleno de sol y azul, junto al mar americano de América, en el que mira al Nuevo Continente. Ya es un hecho lo que algunos hemos defendido siempre: que la lengua española es una lengua mestiza, que quienes hablamos y escribimos en esta lengua lo hacemos en lengua mestiza. Claro: todos hablamos en mestizo, porque cada vez somos felizmente más mestizos, más mezclados, menos buscones de esa "pureza" rara que siempre ha traído malos resultados a la Humanidad. Todos estamos contaminados: los unos de los otros y las lenguas también, felizmente, cada vez más.
Hace años estuve en la Isla de Aruba, en el Caribe venezolano, durante un mes. Me asombró la lengua que hablaba aquella gente, una lengua mestizada que se llama papiamento, con su gramática perfecta y con todas las de la ley. Una lengua mestiza, llena de anglicismos, galicismos, elementos de la lengua holandesa (ya mestizada), términos hispanos y otros muchos elementos que procedían de la lengua original africana de la isla (de las islas, porque también se habla papiamento en Curazao y Bonaire, islas cercanas).