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jueves, noviembre 04, 2004

La realidad es más horrorosa que lo fantástico: Norma Lazo
Jueves, 4 de noviembre de 2004

• Los monstruos en el cine.

La literatura y el cine de horror, por muy bien que estén hechos, por mucho sustento que tengan, se vuelven inofensivos frente al horror que hay en la vida diaria. Tal vez por eso, como dice Norma Lazo, leer y mirar horror ficticio se termina convirtiendo incluso en algo confortante.
Autora del libro El horror en el cine y la literatura (Paidós), Norma Lazo explica: "Es más agradable leer Drácula y algunos cuentos de Clive Barker que enterarme del asesinato de mujeres en Ciudad Juárez." Y luego abunda: "Si salgo a la calle no salgo temiendo que me caiga un vampiro, salgo temiendo que me pare un policía judicial. Por el contrario, si un niño ve pasar a una patrulla seguro piensa que lo van a salvar y no que lo van a asaltar. Eso marca una diferencia de acercamiento al género del horror."
En El horror en el cine y la literatura (acompañado de una crónica sobre un monstruo en el armario), Norma Lazo elabora una especie de guía para conocer algunos de los vericuetos del horror. Pero en el libro también ofrece una crónica de los años vividos en una vieja casona con telarañas y murciélagos, en busca de lo que había debajo de la cama y del monstruo en el armario.
La casa de la abuela, según cuenta Lazo en el capítulo uno, era un sitio lúgubre que le gustaba por sus paredes largas, oscuras y llenas de telarañas. La abuela justificaba la presencia de las telarañas "porque estaba muy vieja para alcanzar las esquinas y limpiarlas". A Norma Lazo, por el con- trario, le parecían, en su infancia, un detalle de clase, hasta el día en que vio a un murciélago arrastrándose por el piso. Aquello le provocó un sentimiento mezcla de lástima y repulsión.
-¿Acaso la casa de su abuela estaba cerca del parque de Los Viveros, en Coyoacán? Se sabe que por ahí hay gente que ha resultado mordida.
-Ja, ja. No, la casa estaba en Veracruz y a mí nunca me mordió un murciélago. Esa ocasión que vi uno, más que miedo me dio pena ver al animalito arrastrándose.
Norma Lazo vivió en el puerto de Veracruz muchos años. Y no aclara cuántos porque, dice, "no quiero que calcules mi edad". Luego se vino al Distrito Federal porque tenía ganas de "hacer otras cosas". La vida en "provincia" le parecía tediosa en ciertos momentos: "La playa, el sol, la lancha, el mar", enumera sin ningún remordimiento.
-¿Sigue leyendo a oscuras novelas de horror?
-Leía a oscuras por necesidad. Hoy ya no leo horror. Aunque hacer el libro estuvo muy bien. Fue reencontrarme, releer, recordar. Sucede que cuando crecemos los miedos se vuelven reales. El monstruo adquiere dimensiones cotidianas. Mi temor en este momento no es a que haya algo debajo de la cama. Hoy me da más miedo la crueldad humana, la violencia, la injusticia. La realidad es más horrorosa que lo fantástico.
-¿Y la realidad sobrepasa en fantasía a la propia fantasía?
-La fantasía ha sido una manera de acercarse a la realidad. La fantasía ha ayudado al ser humano a fabular sobre su propia condición humana, sobre la mortandad, la desintegración del cuerpo o la crueldad humana, pero los temores son reales.
-En el libro señala que lo que asusta no es tanto lo que se ve o se lee en las historias de horror, sino que es la propia imaginación de cada individuo la que termina por delinear los temores.
-En cierta forma es así, pero los temores básicos son universales. Ahí estarían el miedo al otro (porque puede hacernos daño), el miedo a lo desconocido y el miedo a la muerte (que nos lleva a creer que hay algo más allá a fin de no sentirnos tan efímeros). Para poder fabular sobre la propia realidad hay una retroalimentación entre ésta y la fantasía. En el caso de Frankenstein, Mary Shelley conocía los temores que estaba desencadenando la ciencia en aquella época. Es decir, de lo real pasa a lo fantástico. Actualmente, en el caso de la clonación sucede a la inversa: pasamos de lo fantástico a lo real.
-¿Encuentra diferencias claras entre el terror psicológico y el que es provocado por lo que se lee o se mira?
-En el mismo sentido, se retroalimentan. Creo que el terror explícito hace las películas más crudas. Y lo tremendo del terror psicológico es lo que cada uno le imprime a las cosas como los miedos y los fantasmas propios, que finalmente terminan proyectándose.
-El resplandor sería el ejemplo de una película que combina terror psicológico con terror explícito.
-Sí, tanto en el libro como en la película una parte del espectador se queda con la idea de que el protagonista se vuelve loco, y que esa locura es producida por una especie de psicosis que sufre determinada gente cuando se la pone en aislamiento. Pero, por otro lado, no se puede olvidar esa historia que señala que el hotel está embrujado. Y aunque es terrorífica la idea de un hotel embrujado, es más terrorífica la idea de un padre que se vuelve loco y quiere asesinar a su familia.
-De toda la pasarela de creaciones y monstruos que presenta en su libro, ¿cuáles son los que más le gustan?
-Tengo cierto cariño por los monstruos de la Universal Pictures: el Drácula que hizo Bela Lugosi y el Frankens- tein de Boris Karloff. Y uno de mis monstruos consentidos (al que ya le dieron en la torre cuando empezaron a hacer las pinches secuelas con las que le quitaron su señorío) es el Pinhead de Hellraiser. En la primera versión, Pinhead es un embajador del infierno, refinado y maravilloso como personaje. Con las secuelas lo fueron edulcorando y se convirtió, como Freddy Krueger, en un personaje de chiste. Ahora, de los más temibles y cercano a la realidad es el de Masacre en cadena.
-¿A quién le va de Freddy Krueger contra Jasón?
-Ahí no gana nadie.
-¿Y de Alien contra Depredador?
-Pues a Alien,
José Nava