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lunes, noviembre 15, 2004


La realidad produce novelas de manera espontánea: Millás José David Cano Lunes, 15 de noviembre de 2004
• El acoso sexual, una historia cotidiana.


El escritor y periodista Juan José Millás estuvo en nuestro país. Vino
a presentar su más reciente libro: Hay algo que no es como me dicen. El caso de Nevenka Fernández contra la realidad. Esta vez no se trata de una novela de ficción, ni tampoco de un cuento onírico; es, simple y sencillamente, un reportaje de un hecho poco denunciado: el acoso sexual.
Editado por Aguilar, el libro narra la historia de Nevenka Fernández, una joven de 24 años que, sin experiencia política previa, se convierte en la concejal de Hacienda y Comercio del Ayuntamiento de Ponferrada, España, por el Partido Popular. Sin embargo, nunca se imaginó que la oportunidad de su vida, la gestión de un presupuesto de seis mil millones de pesetas, y el estar en un cargo público, acabaría tornándose en la peor de sus pesadillas; y es que, de pronto, se convirtió en víctima de acoso sexual por parte del alcalde de dicha localidad: el cincuentón Ismael Álvarez.
Empero, el despertar de dicho horror tuvo su amanecer, primero, el 26 de marzo de 2001, cuando Nevenka decidió poner fin a esto y dimitió a su cargo como concejal; y, segundo, cuando decidió hacer una denuncia ante los juzgados y luego declarar ante los medios. Era un hecho: la noticia daría la vuelta a toda España.
Así que este libro es la historia que Millás olió detrás del caso Nevenka. Pero, también, es un relato de terror, el calvario de una mujer maltratada que huye mientras el culpable no sólo se queda donde está, sino que además tiene los recursos morales, intelectuales y emocionales para escapar de su delito.
Precisamente estas dos vertientes fueron las que motivaron a Juan José Millás escribir el libro: ¿cómo alguien se convierte en víctima?, ¿y cómo después de eso algunas personas tienen los recursos morales y la valentía para salir de esta situación? Desde luego, dice en entrevista, también quiso "mostrar la realidad y contar la historia de las otras Nevenkas".
-Tan acostumbrado nos tenía en la ficción que ahora, en algunas librerías, han puesto su libro en la sección de «ficción», aunque lo que narra es un caso «real». ¿No le incomoda?
-La verdad me da lo mismo; me imagino que para los libreros es más fácil colocarlo ahí. En España sucedía algo parecido; allá, para empezar y para entendernos, tenían muy claro que mi libro era algo que llamamos «no ficción». ¡Pero ésta se vende peor que la ficción! Y como mi libro se vende bien, supongo que por eso decidieron colocarlo en ficción. De hecho, mucha gente lo ha definido como una novela. Sin embargo, no lo es. Lo que pasa es que se lee como una novela. Y eso, a mí, no me molesta. Sé que es un gran reportaje, y nada más. Entonces, me da igual que esté en un sitio o en otro.
-Si es un reportaje, ¿por qué no está la otra versión, la versión del alcalde Álvarez?
-No me interesó en lo absoluto, porque yo partí de un hecho que no tenía contestación; esto es, que él era culpable. Por lo tanto, no pretendí hacer un reportaje con una apariencia de objetividad, en el que uno irrumpe en todas las partes para llegar a una conclusión. No. Cuando empecé a escribir este libro, yo ya tenía la conclusión. Era como en Relato de un náufrago, de García Márquez; en él hay una de las zonas más bellas de un libro: cuando cuenta que los tiburones se presentan puntualmente a la cinco para acosar al náufrago. No creo que García Márquez haya ido a preguntarles a los tiburones si eso era cierto. Bueno, pues a mí la versión de los tiburones tampoco me interesó. Lo que me interesaba, en todo caso, era saber qué había pasado por la cabeza de Nevenka durante todos aquellos meses, en los que estuvo sometida a esta prisión tan brutal.
-Lo que ya no extraña son las actitudes de la gente. ¿A usted qué le sorprendió más: el apoyo que recibió Álvarez por parte de su mismo género, o las declaraciones de una mujer como Ana Botella?
-Lo de Ana Botella fue muy sorprendente; estamos hablando de una de las figuras más importante en el Partido Popular, esposa del entonces presidente del gobierno y, por lo tanto, lo que ella dijera iba a marcar una línea. Fue la primera que habló. Y sólo lo hizo para solidarizarse con el acusado. Fue algo muy fuerte, sobre todo porque todavía no se retracta de aquellas palabras. Hay que recordar que los tribunales ya declararon culpable a Álvarez; que este hombre sí acosó a Nevenka...
-¿Qué está sucediendo en España? Se ha hecho «normal» recibir noticias todos los días de mujeres asesinadas por sus maridos, por sus novios, por sus amantes...
-Es cierto, es grave la situación. Lo que sucede es que existen como dos niveles. En un nivel hay un discurso tranquilizador, según el cual todas las conquistas del feminismo se han alcanzado; por lo tanto, éste ya no tiene sentido. Ése es un discurso que está por arriba; hablo de un discurso que nos devuelve una imagen grata de nosotros mismos. Eso, por un lado. Por el otro, por abajo, está "la realidad" que intenta tapar ese discurso. Y la realidad es que, al menos en lo que va del año, han muerto más de 50 mujeres; y no sólo eso; sino que tenemos, todos los días, noticias de maltratos. Así que, entre el gran discurso y la realidad, hay una contradicción permanente.
-¿Y qué fue lo que le atrajo, entonces, de este caso?
-Primero me atrajo lo arquetípico que era. Es decir, pensé que si contaba la historia de Nevenka podría estar contando la historia de otras «Nevenkas». Si hubiera sido sólo un caso aislado, a lo mejor no habría tenido tanto interés ni resonancia. Pero es algo que está sucediendo todos los días en España, o en cualquier otro país. Así que se trata de un caso representativo; por lo tanto, creo que contando esta historia estaba contando todas las historias. Por otra parte, lo segundo que me sedujo fue lo novelesco que era; todos esos elementos, todos esos ingredientes...
-¿Cree que si este libro hubiera sido una novela, le habría quedado tan bien?
-No sé si mi imaginación habría llegado a tanto. En realidad, en algún momento del libro digo algo así como que a veces la realidad produce novelas de manera espontánea. Pero insisto: no sé si yo la hubiera podido escribir solo.
 Posted by Hello