"Los días en silencio van a la memoria,/ como un dardo afilado de recuerdos,/
de días de ayer que nunca serán los mismos"
Alejandro Rosales
José David Cano
Aunque comenzó "tarde" en este oficio -a él le gusta decir que también es "profesión"-, Jorge Claro León encontró en la fotografía la mejor forma de comunicarse. Fotoperiodista por vocación, free-lance por decisión -bueno, le gusta decir que lo hace "por salud mental"-, Jorge Claro León se ha dedicado también a la exploración del erotismo en la fotografía.
Precisamente parte de ese trabajo está reunido ahora en la exposición-inves- tigación Máquina de luz, que se exhibe en la Galería del Sur (ubicada dentro de las instalaciones de la UAM- Xochimilco). Se trata de una veintena de imágenes que nos acercan al cuerpo femenino y al erotismo; así, en ese or- den. Un tema que no le es nuevo, como tampoco su acercamiento a lo digital. Y es que si para varios de sus colegas lo digital ha venido a darle un nuevo significado al concepto de foto, para Jorge Claro León no es el caso.
-Para mí -comenta-, la fotografía sigue teniendo el mismo sustento: es una narración en tiempo y espacio. Es decir, una forma discursiva a través de imágenes. Eso no cambia. Lo que ha cambiado, en todo caso, son los soportes para poder llegar a la fotografía en este momento... Es un hecho: la tecnología es una herramienta más, ya que te ahorra tiempo y dinero en comparación con la foto tradicional (que es más artesanal, artística y dedicada). Creo que la nueva tecnología lo único que ha hecho es ahorrarnos tiempo, y tener acceso a espacios como Internet. Porque el sustento básico, la raíz, que es el discurso, la historia que vas a contar, sigue estando ahí.
-Pero, entonces, hoy ser fotógrafo, ¿es oficio o profesión?
-Son las dos: es oficio y profesión. Y yo incluiría que es, además, un estilo de vida. Porque no me veo haciendo otra cosa que no sea fotografía. A lo mejor quise hacer pintura, acuarela, óleo, pero creo que no fui tocado por el dedo de Dios. Sin embargo, encontré mi discurso en la foto. Así que, para mí, es un modo de vida, un modo de existir; es el mundo donde yo habito.
-Dice que no fue "tocado por el dedo de Dios" para dedicarse al arte plástico; sin embargo, ¿qué le convenció del lenguaje fotográfico?
-En primer lugar, he de decirte que la fotografía también es una disciplina plástica. Al menos para mí. Ahora, dentro del lenguaje, creo que lo más interno (todas las estructuras de sombras, el equilibrio de líneas como soporte para expresar mi modo de ver el mundo) fue lo que más me sedujo; incluso, desde hace tiempo. Si no me equivoco, desde la universidad ya pensaba en imágenes.
-Muchos artistas plásticos, sobre todo performanceros, han utilizado al cuerpo como un óleo. En su fotografía el cuerpo también ha sido una constante. ¿Qué le representa el cuerpo?
-Fíjate que por ahí habría que hacer una separación. Yo soy fotoperiodista de formación, y estoy haciendo al mismo tiempo cuestiones en el estudio. Para mí, el cuerpo en la calle es mi elemento básico de trabajo. No me llama mucho la atención el paisaje, una sombra, o alguna textura nada más porque sí. A veces necesito un pretexto donde esté una persona, un ser humano, o una multitud, para hacer una imagen y llevarla al terreno que a mí me interesa.
En cuanto a la fotografía de estudio, la cosa va casi por el mismo camino, señala Jorge Claro. "Invito a las personas a un sitio determinado (que tiene que ver con el surrealismo o el dadaísmo). Las invito a que se liberen en ese espacio. Desde luego, el cuerpo es el pretexto... Ahora, en cuanto al color, no lo uso mucho, ya que soy fotógrafo de blanco y negro. Lo que hago en esta nueva serie es aplicar algunos conceptos de color, pero creo que mi base sigue siendo blanco y negro."
-Hagamos un paréntesis. ¿Por qué eligió el blanco y negro? ¿Le ha resultado complicado el manejo del color...?
-Bueno, el blanco y negro es mi primera formación del mundo. De hecho, empecé a ver el mundo en blanco y negro. Incluso, creo que mis sueños están en blanco y negro. Así que mi raíz formativa está ahí. Con el tiempo, he entendido que el color es como algo más comercial, un poco más efímero. Lo utilizo apenas como una herramienta; como para darle vida, como para darle más fuerza al blanco y negro...
-Regresando al cuerpo, siempre se ha dicho que existe una línea muy fina entre erotismo y lo pornográfico; ¿se cuida de no caer en lo porno, o salta de un lado a otro sin problemas?
-Para mí, sí existe una línea; incluso, siempre he dicho que es como caminar en la orilla del barranco. El riesgo está en que uno puede caerse al abismo. Sin embargo, creo que hay que caminar sobre ese sendero tan delgado; uno no debe limitarse por ir a lo más seguro. Uno debe arriesgar. A lo mejor sí me puedo llegar a caer; pero lo haré dentro de mi negativo, en mi apunte fotográfico. Ahora, también es muy difícil caer en la pornografía. Para mí, lo porno lleva un proceso; es decir, un proceso que tiene que ver con cumplir una producción, una distribución y un consumo dedicados a vender algo comercial. Mi foto no va por ahí. Va más en el terreno de una propuesta. Ya que varios de sus elementos, o de sus componentes sociales, son primitivos y todavía siguen en la pelea. Me refieron a temas como la religión, la ética o la moral. Así que, definitivamente, la fotografía erótica puede convertirse en una postura política.
-¿Qué es lo más difícil, entonces, de hacer foto erótica?
-Lo más difícil es publicarla y mostrársela a la gente. A lo mejor uno puede invitar a alguien a realizar un proyecto como éste, o a tener un estilo; pero eso no es lo más difícil. El problema es cómo mostrarlo y quién lo va a publicar. La mayor parte de las revistas y periódicos (y no es mentira) me han lle- gado a decir: "Esto no me lo traigas". Pero si no es ahí, ¿entonces dónde lo puede publicar uno?
Aunque comenzó "tarde" en este oficio -a él le gusta decir que también es "profesión"-, Jorge Claro León encontró en la fotografía la mejor forma de comunicarse. Fotoperiodista por vocación, free-lance por decisión -bueno, le gusta decir que lo hace "por salud mental"-, Jorge Claro León se ha dedicado también a la exploración del erotismo en la fotografía.
Precisamente parte de ese trabajo está reunido ahora en la exposición-inves- tigación Máquina de luz, que se exhibe en la Galería del Sur (ubicada dentro de las instalaciones de la UAM- Xochimilco). Se trata de una veintena de imágenes que nos acercan al cuerpo femenino y al erotismo; así, en ese or- den. Un tema que no le es nuevo, como tampoco su acercamiento a lo digital. Y es que si para varios de sus colegas lo digital ha venido a darle un nuevo significado al concepto de foto, para Jorge Claro León no es el caso.
-Para mí -comenta-, la fotografía sigue teniendo el mismo sustento: es una narración en tiempo y espacio. Es decir, una forma discursiva a través de imágenes. Eso no cambia. Lo que ha cambiado, en todo caso, son los soportes para poder llegar a la fotografía en este momento... Es un hecho: la tecnología es una herramienta más, ya que te ahorra tiempo y dinero en comparación con la foto tradicional (que es más artesanal, artística y dedicada). Creo que la nueva tecnología lo único que ha hecho es ahorrarnos tiempo, y tener acceso a espacios como Internet. Porque el sustento básico, la raíz, que es el discurso, la historia que vas a contar, sigue estando ahí.
-Pero, entonces, hoy ser fotógrafo, ¿es oficio o profesión?
-Son las dos: es oficio y profesión. Y yo incluiría que es, además, un estilo de vida. Porque no me veo haciendo otra cosa que no sea fotografía. A lo mejor quise hacer pintura, acuarela, óleo, pero creo que no fui tocado por el dedo de Dios. Sin embargo, encontré mi discurso en la foto. Así que, para mí, es un modo de vida, un modo de existir; es el mundo donde yo habito.
-Dice que no fue "tocado por el dedo de Dios" para dedicarse al arte plástico; sin embargo, ¿qué le convenció del lenguaje fotográfico?
-En primer lugar, he de decirte que la fotografía también es una disciplina plástica. Al menos para mí. Ahora, dentro del lenguaje, creo que lo más interno (todas las estructuras de sombras, el equilibrio de líneas como soporte para expresar mi modo de ver el mundo) fue lo que más me sedujo; incluso, desde hace tiempo. Si no me equivoco, desde la universidad ya pensaba en imágenes.
-Muchos artistas plásticos, sobre todo performanceros, han utilizado al cuerpo como un óleo. En su fotografía el cuerpo también ha sido una constante. ¿Qué le representa el cuerpo?
-Fíjate que por ahí habría que hacer una separación. Yo soy fotoperiodista de formación, y estoy haciendo al mismo tiempo cuestiones en el estudio. Para mí, el cuerpo en la calle es mi elemento básico de trabajo. No me llama mucho la atención el paisaje, una sombra, o alguna textura nada más porque sí. A veces necesito un pretexto donde esté una persona, un ser humano, o una multitud, para hacer una imagen y llevarla al terreno que a mí me interesa.
En cuanto a la fotografía de estudio, la cosa va casi por el mismo camino, señala Jorge Claro. "Invito a las personas a un sitio determinado (que tiene que ver con el surrealismo o el dadaísmo). Las invito a que se liberen en ese espacio. Desde luego, el cuerpo es el pretexto... Ahora, en cuanto al color, no lo uso mucho, ya que soy fotógrafo de blanco y negro. Lo que hago en esta nueva serie es aplicar algunos conceptos de color, pero creo que mi base sigue siendo blanco y negro."
-Hagamos un paréntesis. ¿Por qué eligió el blanco y negro? ¿Le ha resultado complicado el manejo del color...?
-Bueno, el blanco y negro es mi primera formación del mundo. De hecho, empecé a ver el mundo en blanco y negro. Incluso, creo que mis sueños están en blanco y negro. Así que mi raíz formativa está ahí. Con el tiempo, he entendido que el color es como algo más comercial, un poco más efímero. Lo utilizo apenas como una herramienta; como para darle vida, como para darle más fuerza al blanco y negro...
-Regresando al cuerpo, siempre se ha dicho que existe una línea muy fina entre erotismo y lo pornográfico; ¿se cuida de no caer en lo porno, o salta de un lado a otro sin problemas?
-Para mí, sí existe una línea; incluso, siempre he dicho que es como caminar en la orilla del barranco. El riesgo está en que uno puede caerse al abismo. Sin embargo, creo que hay que caminar sobre ese sendero tan delgado; uno no debe limitarse por ir a lo más seguro. Uno debe arriesgar. A lo mejor sí me puedo llegar a caer; pero lo haré dentro de mi negativo, en mi apunte fotográfico. Ahora, también es muy difícil caer en la pornografía. Para mí, lo porno lleva un proceso; es decir, un proceso que tiene que ver con cumplir una producción, una distribución y un consumo dedicados a vender algo comercial. Mi foto no va por ahí. Va más en el terreno de una propuesta. Ya que varios de sus elementos, o de sus componentes sociales, son primitivos y todavía siguen en la pelea. Me refieron a temas como la religión, la ética o la moral. Así que, definitivamente, la fotografía erótica puede convertirse en una postura política.
-¿Qué es lo más difícil, entonces, de hacer foto erótica?
-Lo más difícil es publicarla y mostrársela a la gente. A lo mejor uno puede invitar a alguien a realizar un proyecto como éste, o a tener un estilo; pero eso no es lo más difícil. El problema es cómo mostrarlo y quién lo va a publicar. La mayor parte de las revistas y periódicos (y no es mentira) me han lle- gado a decir: "Esto no me lo traigas". Pero si no es ahí, ¿entonces dónde lo puede publicar uno?