Denuncian que el proyecto no fue consultado a la comunidad por las autoridades y que lo que en realidad se pretende es sepultar a la actual estatua del tlatoani Nezahualcóyotl, que es uno de sus más importantes símbolos de identidad, por lo que constituye una agresión a la cultura local y nacional.
El proyecto de Sebastián financiado por el Municipio de Nezahualcóyotl consiste en una escultura gigantesca que simulará a un coyote y en cuyo interior funcionaría un museo de sitio. Se ubicaría en la glorieta donde convergen las avenidas Pantitlán y López Mateos, "lo que representaría un peligro para quienes acudan, debido al tránsito local", señalan Jorge Vega y Ana Alicia Palacios, del comité.
Los vecinos consideran que "desaparecer" la obra de Humberto Peraza, colocando encima la de Sebastián, significa, cuando menos, una descortesía al artista, cuya obra representa visual y culturalmente a Neza desde hace 24 años.
"No nos oponemos a la modernidad o a las posturas estéticas vanguardistas ni a Sebastián sino al daño que le causarán a la escultura y al subsuelo, además de que fue una decisión tomada sin consulta pública", puntualizó Vega.
En carta abierta dirigida al presidente municipal de Nezahualcóyotl, estado de México, Venancio Sánchez Jiménez, los miembros del comité cuestionan la decisión de invertir 4 millones de pesos del erario público en un proyecto de esta naturaleza, máxime sin haber consultado al pueblo de Nezahualcóyotl "a quienes pertenecen los recursos que el gobierno gasta".
En el documento dicen que "la administración municipal ha intentado crear una imagen cosmética al exterior queriendo aparentar una supuesta atención a la cultura la cual no existe. No se nos haría muy difícil de creer que la actual obra en construcción nada tenga que ver con la cultura y sí con el manejo de los recursos para beneficio de un grupo político".
Como una forma de solucionar el conflicto, los manifestantes proponen que la obra de Sebastián se coloque en otra parte como en el bordo de Xochiaca.
El comité, integrado por 70 personas, se formó desde hace dos meses y aún se encuentran en asesoría legal para después buscar el diálogo con las autoridades del INBA y del INAH. Cuentan con el apoyo de organizaciones y comités civiles como el Festival Cultural Nezahualcóyotl, Son de Maíz, Comité de Cultura Popular, Taller Independiente de Música, Poetas en Construcción, entre otros.
No es la primera vez que un proyecto escultórico de Sebastián provoca conflictos entre autoridades y ciudadanos. Tambien en Chetumal, Quintana Roo, y en Guadalajara, Jalisco, sectores de la población se han opuesto a la inversión de cuantiosos recursos públicos en instalar monumentales piezas urbanas de este artista. (EL UNIVERSAL 01/07/05).
