Un equipo de investigadores pretende exhumar un cadáver en un pueblecito inglés para determinar la veracidad de los rumores según los cuales sir Arthur Conan Doyle envenenó a un escritor tras plagiarle uno de sus libros más famosos. El libro es El perro de Baskerville, publicado bajo la firma de Conan Doyle, pero que, según algunos, fue escrito en realidad por su amigo Bertram Fletcher Robinson, abogado, escritor y periodista. El cadáver de este último reposa en el pequeño cementerio de la iglesia de San Andrés, en la localidad de Ipplepen, condado de Devon, en el suroeste de Inglaterra.
La teoría es que Conan Doyle (1859-1930) envenenó a su amigo administrándole láudano para evitar que se descubriera el plagio. Fletcher Robinson falleció en 1907 y en el certificado de defunción se señalan unas fiebres tifoideas como la causa, algo que no aceptan quienes pretenden examinar ahora sus restos. Éstos, un escritor llamado Rodger Garrick-Steele, y el científico y ex policía Paul Spiring, pedirán permiso a la diócesis de Exeter, de la que depende la parroquia, y al Ministerio del Interior británico para exhumar los restos de Fletcher Robinson.
El equipo de seis personas que han formado incluye a un patólogo y a un toxicólogo, según informa The Daily Telegraph. Spiring, que lleva ya algún tiempo investigando el asunto, sospecha que Conan Doyle, que no quería verse acusado de plagio, utilizó a la esposa de Fletcher Robinson, con la que tenía supuestamente un affaire, para administrarle el veneno.
Los admiradores del creador de Sherlock Holmes descartan por descabellada la idea de que el novelista hubiera asesinado a su amigo, aunque reconocen que la contribución de Fletcher Robinson a la gestación de aquella obra ha sido minimizada. En una nota a pie de página en la primera edición de El perro de Baskerville, Conan Doyle reconoce que el relato se debe a su "amigo" Fletcher Robinson. Éste acompañó al autor a la localidad de Dartmoor, donde Conan Doyle encontró inspiración para la historia del malvado sir Richard Cabell, que vendió el alma a Satanás y fue arrastrado hasta el infierno por una jauría.
Heather Owen, de la Sociedad Sherlock Holmes, cree que la teoría del envenenamiento es totalmente incompatible con el carácter del novelista.
Según Owen, citado también por The Daily Telegraph, Conan Doyle quiso que el libro se publicase con su nombre y el de Flecher Robinson, pero al editor no le gustó la idea porque el único que venía era el primero.