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Aspecto del museo. (Foto: Alejandra Ortiz Castañares)
C iudad Juárez, Chihuahua, 15 de noviembre 2010. (RanchoNEWS).- En su periplo por Europa, la exposición dedicada a Teotihuacán desembarca ahora en el Palacio de las Exposiciones en Roma, una de las principales sedes para la exhibición artística en Italia, donde permanecerá hasta el 27 de febrero de 2011. Una nota de Alejandra Ortiz Castañares para La Jornada:
La flanquean dos muestras adicionales en el enorme recinto: una del artista mexicano Carlos Amorales y otra de fotografía dedicada a la Revolución Mexicana, en curso desde el 5 de octubre.
Museo engalanado
El palacio viste de México. La larga escalinata ha sido transformada por cabezas de serpientes emplumadas que parecieran conducirnos a un centro ceremonial teotihuacano. Las piezas son las mismas 450 presentadas en cada una de las etapas anteriores: París, Zurich, Berlín y, después de Roma, Barcelona, ciudad con la cual concluirá la gira europea. El montaje y la división en siete secciones, condicionada por la conformación del espacio, la diferencia de las demás, convirtiéndola probablemente en la más espectacular y elegante, según la opinión de testigos que han podido visitarlas todas.
El espacio convive a la perfección con el contenido: la amplitud de las salas dispuestas en un eje radial semicircular aunado a la gran altura de los techos dan respiro a las piezas; la linealidad y limpidez del edificio neoclásico, así como la neutralidad de los colores blanco y miel de los elementos arquitectónicos se integran bien con los materiales de las obras: piedra, barro y los colores ocres y rojos de los frescos.
Recorrido prehispánico
La museografía parece seguir un sutilísimo juego que remarca el principal mensaje que la exposición quiere expresar: Teotihuacán significa en náhuatl el «lugar de los dioses», donde se generaron el Sol y la Luna y, por tanto, un lugar mítico. La reverencia por tal cultura fue sentida también por otras civilizaciones mesoamericanas que decían descender de ellos.
La galería cuatro, al centro del semicírculo, es por tanto un parteaguas y no casualmente está dedicada a la religión. Las tres salas a su izquierda corresponden a la Luna, que probablemente viene interpretada como el lado oscuro de esta cultura prehispánica. Por consiguiente, las salas uno, dos y tres siguen, respectivamente, los siguientes temas: la sala introductoria dedicada a la arquitectura y a la urbanística, luego la política y la guerra, y concluye con el sacrificio. Toda esta área tiene una luz tenue, los objetos resaltan en la penumbra.
A su derecha, las tres salas restantes, que corresponden a la zona donde se ubica el Sol y, por tanto, al aspecto constructivo, positivo: vida en los palacios y complejos residenciales, esplendor de la artesanía y por último influencia en el mundo mesoamericano. La luz aquí es intensa gracias a la inserción de gigantografías iluminadas con motivos decorativos, que hacen predominar el color (amarillo, verde, blanco) ocupando la pared entera.
El pelo en la sopa
Vale la pena señalar algunos errores importantes en el montaje: incorrecta iluminación en las vitrinas, hecho que provoca un molesto reflejo y excesiva altura de algunos plintos, que impide una visión adecuada de las obras. Junto a ello, la falta de discernimiento para destacar ciertas piezas importantes respecto de las restantes, provoca arrinconamientos bastante graves como la Máscara de Malinaltepec, que es además el icono de la muestra.
Pero la mosca en la sopa en esta bella muestra es la proyección de un video que habla sobre Teotihuacán realizado por Roberto Giacobbo y proyectado por cuatro monitores en el vestíbulo que recibe al visitante. Giacobbo es un discutido personaje televisivo que con su programa difunde ideas sobre ovnis y el 2012 como fin del mundo. El desconcierto al verlo y la petición de una explicación al personal de la organización que responde:
«A pesar de que el costo de la muestra ha sido menor de lo normal, por un total de 1 millón 300 mil euros, las cuentas tienen que cuadrar. Giacobbo, que hará un programa especial en televisión sobre Teotihuacán, logra atraer de 2 a 3 millones de espectadores, lo cual para nosotros es imposible de lograr. Es por eso que en ciertos momentos tiene que haber determinadas concesiones para atraer al público y no únicamente a los especialistas. Cuando el visitante llega se da cuenta que la exposición es seria».
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