Rancho Las Voces: Obituario / Ricardo Pérez Escamilla
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martes, noviembre 09, 2010

Obituario / Ricardo Pérez Escamilla

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El coleccionista en su biblioteca, en imagen del 14 de febrero de 2008, durante una entrevista con La Jornada. (Foto: Carlos Cisneros)

C iudad Juárez, Chihuahua, 9 de noviembre 2010. (RanchoNEWS).- Toda una vida dedicada al arte se apagó ayer. Murió el coleccionista y curador Ricardo Pérez Escamilla, a los 79 años, de causas naturales, informaron sus hijos Juan Ricardo y Rafael. Esta mañana lo despiden familiares y amigos en la agencia Gayosso de la calle de Sullivan, colonia San Rafael, donde será cremado por la tarde. Una nota de Mónica Mateos-Vega para La Jornada:

Cientos de exposiciones realizadas en los principales museos y galerías del país a lo largo de varias décadas no habrían sido posibles sin haber acudido a la biblioteca de don Ricardo, conformada por poco más de 10 mil libros, 20 mil revistas y documentos, la mayoría dedicados al arte mexicano y popular, instalada en su propia casa.

Consultoría e investigación; asesoramiento personal y corporativo en adquisiciones, ventas y autentificaciones; proyectos de curaduría académicos y editoriales; creación y desarrollo integral de exposiciones de arte, subastas y otros proyectos culturales, fue la oferta de esa extraordinaria biblioteca personal.

De litigante a coleccionista

Desde Octavio Paz hasta Raquel Tibol, Carlos Monsiváis o Francisco Toledo, pasando por decenas de museógrafos e investigadores, directores de museos y catedráticos nacionales y extranjeros disfrutaron de la hospitalidad de Pérez Escamilla, quien gracias a su memoria prodigiosa ubicaba exactamente qué libro contenía el dato, la imagen, la información necesarias para el estudio en turno.

Don Ricardo nació el 3 de marzo de 1931 en la ciudad de México, abogado de profesión, muy joven decidió abandonar el derecho para dedicarse de lleno su pasión de coleccionista de arte, la cual, contaba, nació cuando de niño llegó a sus manos el libro Fermín lee, ilustrado por Diego Rivera, ejemplar que formó parte de una exposición dedicada al artista en 2008.

A los 15 años, narraba, «no sé cómo, pero ya tenía mi dinerito; entonces empecé a comprar libros. Cuando estaba en primero de preparatoria me entusiasmó mucho la revista México en el arte, publicada por el Instituto Nacional de Bellas Artes; ahí entré en contacto con los grandes del país, supe de Carlos Chávez, vi portadas de José Clemente Orozco, de José Chávez Morado, un dibujo de Lola Cueto, había diversidad y riqueza».

Muchos de sus libros fueron adquiridos en La Lagunilla, otros, rescatados de alguna librería de viejo o simplemente adquiridos con oportunidad y preservados con la visión de quien no olvida para compartir el conocimiento con las nuevas generaciones.

El investigador afirmaba que su entrada «por la puerta grande» a la vida artística de México fue por medio del suplemento México en la cultura, del periódico Novedades, dirigido por Fernando Benítez entre 1948 y 1961, el cual leyó y conservó semanalmente, pieza fundamental de su biblioteca.

Curador de exposiciones o asesor de un sinfín de proyectos, entre ellos el memorable rescate de los archivos de Frida Kahlo y Diego Rivera de la Casa Azul, Pérez Escamilla señaló hace dos años a La Jornada (10 de marzo de 2008): «antes de irme, espero que me dé tiempo de ubicar mi biblioteca en un lugar especial, tengo particular inclinación por el Museo Nacional de Arte (Munal, donde, por cierto, existe una sala con su nombre), porque desde que se fundó ese recinto he sido muy cercano. Pero si no se puede en ese lugar quisiera algún sitio donde estuviera garantizado, ante todo, que el acervo se va a poder consultar».

Colaboración intensa y generosa

Al recibir la noticia del fallecimiento de don Ricardo, Rafael Barajas, El Fisgón, señaló que el extraordinario coleccionista «entendía esa labor como una actividad igual que las bellas artes. Hizo un extraordinario trabajo de rescate de todo lo que fue la imaginería mexicana del siglo XIX. La exposición titulada Nación de imágenes fue una muestra muy importante, porque puso en el mapa de lo que es la historia del arte mexicano todo lo que fue la labor de los litógrafos y dibujantes mexicanos de ese siglo. Con eso le abrió a los investigadores una veta iconográfica que ha sido muy rica. También hizo una labor de rescate muy importante con el trabajo del pintor González Serrano. En su casa nos juntábamos en divertidas tertulias amigos como Carlos Monsiváis, Rogelio Naranjo, Iván Restrepo, Graciela de la Torre. Amaba a México».

La escritora Elena Poniatowska opinó que Pérez Escamilla «era una memoria viva del arte mexicano del siglo XX. Tenía causas muy definidas ligadas al arte. Tuvo un papel preponderante en la integración del museo de Frida Kahlo. Ayudó a muchos pintores jóvenes. Fue un curador importante de muchas exposiciones. Una de las cosas que le gustaba hacer era actuar. Lo hizo como franciscano en varias obras de Jesusa Rodríguez. Eso le divertía muchísimo, lo hacía bien».

La crítica de arte Teresa del Conde apuntó que Pérez Escamilla «nunca quitó el dedo del renglón, tanto como promotor o como investigador. Logró una biblioteca que es singular en su género para aspirantes a investigador y la mantuvo abierta. Hizo promoción de pintores y los mostró en una pequeña galería que tenía, como a Manuel González Serrano. También puso en comodato en el Munal una colección de gráfica».

La titular del Instituto Nacional de Bellas Artes, Teresa Vicencio, dijo: «en los últimos tiempos don Ricardo estuvo cerca del quehacer del instituto, en particular, su participación en las actividades de este año de festejos mexicanos fue muy intensa y muy generosa».

Con información de Merry MacMasters y Carlos Paul


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