.
Tres generaciones en un velorio, De la serie Ñundeui al pie del cielo de Mario Mutschlechner. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de agosto de 2009 de 2009. (RanchoNEWS).- Arturo García Hernández de La Jornada reporta desde la Ciudad de México de la presentación del libro del fotógrafo alemán que Carlos Montemayor calificó de libro de arte y de memoria histórica:
Arte y memoria, poesía y testimonio. Es, dicho en pocas palabras, lo que contiene el libro del fotógrafo alemán Mario Mutschlechner, Ñundeui: al pie del cielo, presentado el jueves en el Museo Nacional de Culturas Populares.
El volumen da cabida a un conjunto de fotos de mujeres de la Mixteca baja, varias con el torso desnudo, tomadas entre 1967 y 1968, pero que hasta ahora se dan a conocer públicamente.
Carlos Montemayor dijo en la presentación que «se trata ante todo de un libro de arte en todas sus páginas y en todos sus rincones; también de un libro de memoria histórica en todos sus rincones y en toda su excelencia.
Es un libro «dedicado a la mujer, en el que destaca la pureza, la naturalidad, la desnudez del cuerpo femenino, pero que no es visto desde una perspectiva maliciosa occidental».
«Hablamos –añadió el escritor– de una pureza y de una paz que tiene que ver con una imagen del cuerpo vinculado a un escenario geográfico, con la selva, con los ríos, con las peñas, con el agua: con las fuentes de agua, con la lluvia y con las nubes».
Si no se tratara de fotografías de esta calidad, aclaró Montemayor, «diríamos que implican un esfuerzo retórico para decir: miren cuánta pureza».
Así como en el siglo XIX el pintor francés Paul Gauguin encotró en Tahití «un mundo natural y lleno de apabullante color, y una apabullante selva y una apabullante belleza», pareciera que «el universo le dio a Mario, en un destino admirable y amistoso, la oportunidad» de hacer lo propio, no con pinceles sino con una cámara.
Patrick Johansson, autor del prólogo y amigo de Mutschlechner, dijo que ambos son popolocas, término con el que los nahuas designaban al extranjero, al que hablaba una lengua distinta: «uno de Alemania y otro de Francia, pero ambos apasionados por la cultura indígena precolombina y actual; somos cautivos de México por su cultura y tratamos, cada quien a su modo, de expresar la belleza y la cultura de este país».
Además, Johansson escribió una serie de pequeños poemas basados en las fotografías de su amigo: «Este libro es para mí un poema visual».
Se lo dijo a Mutschlechner cuando revisaban el material: «el libro es un poema y cada imagen me parecía un verso».
Según el historiador, las fotos del libro Ñundeui se alejan del pintoresquismo que caracteriza otras visiones desde Europa, en las que además se les endilgan a los indígenas atributos como la pobreza y la humildad; en las fotografías de Mario vemos la esencia de la mujer mixteca: lo cristalino, la transparencia, la espontaneidad y la naturalidad; revela un aspecto muy profundo de su ser».
Cada fotografía –escribió Johansson en el prólogo– es «una verdadera ‘pintura’ cuya composición descubre aspectos distintos de la mujer mixteca y de la lujuriante naturaleza en la que se confunde. Esta ‘con-fusión’ con la naturaleza que la foto revela es inherente a la cultura indígena, pero manifiesta también una convicción del artista».
Alemán interesado por México
El sicólogo y sociólogo Jesús Hernández Garibay le hizo en 2004 una entrevista al fotógrafo alemán, misma que se publica como parte del libro. También participó en la presentación.
Conoció a Mutschlechner al buscar fotos para la Revista Mexicana de Orientación Educativa, de la que Hernández Garibay es director: «encontré sus fotos en un sitio de Internet, quedé impresionado por la frescura de la serie; de inmediato le escribí para proponerle su publicación».
Acompañó las fotos con una entrevista, la misma que se publica en Ñundeui: al pie del cielo. «Me encontré con un hombre disciplinado y cuidadoso con su trabajo, sincero, abierto, perceptivo, inteligente y humanista, con el cual fue posible charlar y compartir ideas».
Eso le permitió «entender cómo había logrado captar aquellas magníficas fotografías que conforman el libro».
Más adelante, Hernández Garibay situó a Mario en la tradición de artistas alemanes que se han interesado en México, han trabajado aquí o han hecho del país tema de su obra. Mencionó desde Guillermo Kahlo, padre de Frida, hasta Bruno Traven y Mathias Goeritz: a quienes debemos, como Mutschlechner, el conocernos mejor.
La presentación fue moderada por Xilonen Luna, directora de Acervos de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
REGRESAR A LA REVISTA