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Integrantes del grupo británico. (Foto: El Mundo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de agosto de 2009. (RanchoNEWS).- Del nuevo álbum de la banda inglesa, en Madrid publica El Mundo el siguiente artículo:
Si hay un grupo que haya recogido el zeitgeist de la década que ahora acaba, ése es Arctic Monkeys. Fue la primera banda en darse a conocer gracias a Internet y se convirtió en pionera de la generación MySpace. Se enfrentó al inmovilismo de la industria musical y, pese a ello, su primer disco, Whatever People Say I Am, That's What I'm Not, consiguió ser el debut que más rápido se vendió en la historia de Reino Unido: 360.000 copias en su primera semana, más de dos millones y medio en total.
A partir de ese momento, alcanzaron el estatus de estrellas globales y Alex Turner fue elevado a la categoría de poeta urbano que lograba arrancar romanticismo a noches pasadas junto a decenas de pintas de cerveza y kebabs. Cuatro veinteañeros de las afueras de Sheffield conquistando el mundo así, por las buenas.
Sin embargo, su segundo álbum, Favourite Worst Nightmare, dejó claro que la cosa iba por otro lado y que Arctic Monkeys no iban a dormirse en los laureles. Tuvo menos éxito, pero confirmó su estatus como banda de verdad. El punk-pop británico que dominaba su ópera prima convivía con otras influencias más rockeras y americanas. Y aparecía la referencia fundamental para el cuarteto a todos los niveles: Queens of the Stone Age. Inmediatamente después, llegó The Last Shadow Puppets, el proyecto que montó Turner junto con Miles Kane (The Rascals) y que homenajeba a David Bowie, Scott Walker y Love.
De Mojave a Nueva York
Y, así, aparece Humbug, el tercer disco del cuarteto. «Obviamente, es distinto a los anteriores –aclara Matt Helders, batería de la banda, probablemente el miembro más carismático después de Alex Turner–. La única premisa que tenemos a la hora de hacer música nueva es que suene fresca y excitante. Creo que nos hemos sentido más libres que nunca». Según explican, el proceso de composición no ha cambiado: «Nunca ha habido una fórmula concreta. Alex sigue siendo el que más aporta, pero también surgen ideas en pruebas de sonido, ensayos... Hay veces que de un ritmo de batería o un riff de guitarra vamos armando la canción».
Obviamente, lo que sí ha variado esta vez han sido los métodos de grabación. En primer lugar, hubo una mudanza desde Inglaterra hasta Estados Unidos, donde el trabajo se dividió en tres tandas: una en el Rancho de la Luna, en el Desierto de Mojave (California), otra en Los Ángeles y, finalmente, unos días más en Nueva York. Las sesiones californianas estuvieron dirigidas por Josh Homme, líder de Queens of the Stone Age y especie de padre espiritual para Arctic Monkeys. En Nueva York, fue James Ford, miembro de Simian Mobile Disco, productor del segundo elepé de la banda y batería/productor de The Last Shadow Puppets.
«Siempre nos ha molado mucho Queens of the Stone Age –continúa Matt–, pero no pensábamos que pudiéramos contar con él. La cosa surgió a través de Domino, nuestra compañía: se lo propuso, dijo que sí y, claro, nosotros encantados. Primero estuvimos en el desierto grabando en directo, después fuimos a Los Ángeles y luego dos semanas más en Mojave, fue flipante. Estar en el desierto te hace pensar que eres capaz de hacer cualquier cosa. Es así, aunque no sé por qué».
Entonces, ¿cómo suena el disco? Definitivamente, menos punk y menos pop que los anteriores. Ellos citan a Black Sabbath como el grupo que más escuchan en estos momentos y da la sensación de que han tratado de llevar un paso más adelante algunas cosas que ya se apuntaban en Favourite Worst Nightmare (la fuerza de la batería y las guitarras, menos veloces pero más contundentes, la ausencia de estribillos pegajosos, las líneas de bajo más difusas y con mucho fuzz, algo de psicodelia...) y las han mezclado con otros hallazgos melódicos y cinemáticos que ya aparecían en The Last Shadow Puppets.
«Al principio, teníamos muy claro que queríamos hacer un disco que sonara bastante fuerte, pero luego quisimos añadir otras partes distintas que nos parecían especiales». Es el caso de Cornestone, uno de los dos temas producidos por James Ford y, probablemente, el mejor de los diez cortes que componen Humbug. Por cierto, en Fire and the Thud canta Alisson Mosshart (The Kills y The Dead Weather)
Letras robadas
Llama la atención el cambio en la forma de cantar de Alex («lo hace mejor que nunca», apostilla Matt), más susurrada y grave de lo habitual, y que sigue tratando de meter un montón de sílabas en cada frase, pero menos que antes. La modificación de fraseo ha traído consigo un cambio en las letras, cada vez más instrospectivas y oscuras. «Alex escribe constantemente, siempre lleva un cuadernito encima en el que va apuntando las ideas que se le van ocurriendo. Da igual dónde esté que lo más probable es que le veas haciendo anotaciones en la libreta, es increíble».
De hecho, algunos de esos cuadernos se perdieron, obligando al cantante a empezar de cero todo el trabajo. «Bueno, perdidos o robados, no sé – señala el batería–. Igual hay alguien por ahí escribiendo un álbum con nuestras letras, quién sabe. Si alguna vez encontramos al ladrón, le mataremos (risas). Es coña... No creo que fuéramos capaces de llegar al asesinato. En realidad, tuvo su parte positiva. Alex se acordaba de bastantes cosas. Las líneas que se olvidaron igual no eran suficientemente buenas».
¿De qué hablan los nuevos temas? «Bueno, eso se lo tendrías que preguntar a Alex, no a mí», responde Matt. «En todo caso, está claro que son menos coloquiales. No podemos evitar sonar británicos, venimos de allí y es algo que siempre estará adherido a nuestra personalidad. Pero esta vez las canciones son más universales, creo. Recibimos influencias de bandas y situaciones que ocurren en muchas partes del mundo, así que ya no se trata de describir la vida de Sheffield. Tampoco cuentan historias con principio y final, como antes. Me da la sensación de que Alex ya no termina cada frase y de que todo está más abierto a la interpretación personal del oyente».
Mientras tanto, el cuarteto está pasando el verano de concierto en concierto, participando en un montón de festivales europeos, aunque ninguno en España. «Está bien, porque no es nuestro show. Estamos tratando de divertirnos y no agobiarnos demasiado con las canciones nuevas. A España iremos en otoño, cuando hagamos la gira europea». Antes, visitarán Estados Unidos.
Llevan sólo cinco años de carrera, pero da la sensación de que hayan vivido más y más deprisa que cualquiera. Hace apenas un lustro eran cuatro chavales que mataban el tiempo con las guitarras que les habían comprado sus padres. Hoy alternan con P. Diddy (no se pierdan el vídeo que colgó Matt Helders en el sitio www.arcticmonkeys.com ); Alex Turner se ha mudado a Londres para vivir con Alexa Chung, una cara conocida de la televisión británica con la que lleva saliendo un par de años; y Andy Nicholson, bajista original de la banda, ya sólo es un recuerdo en las fotografías antiguas.
«Llevamos vidas normales, no te creas –matiza Matt–. Cuando no estamos grabando o de gira tenemos que inventarnos hobbies y cosas para divertirnos. Yo sigo viviendo en Sheffield y, como todos mis amigos tienen trabajos normales, muchos días no sé lo que hacer. Al resto les pasa un poco lo mismo. Alex también tiene The Last Shadow Puppets, pero los demás estamos deseando tocar por ahí». La aburrida vida de cuatro veinteañeros estrellas del rock.
Un single benéfico
Arctic Monkeys siempre han buscado maneras diferentes de distribuir su música. Al principio, regalaban sus maquetas en los conciertos («nunca pensamos que alguien quisiera comprarlas», comentan al respecto), lo que dio inicio al furor por el combo en Internet.
Su primer EP, 5 Minutes With Arctic Monkeys, tuvo una tirada limitadísima de apenas mil copias, que se agotaron inmediatamente. Con Crying Lightning, el single de adelanto de Humbug, también han tratado de innovar poniéndolo a la venta a través de la cadena de tiendas de la ONG Oxfam. Todos los beneficios irán a parar a los programas de desarrollo y cooperación que tiene la organización alrededor del mundo. Además, la banda propone donar los discos que se tengan en casa y ya no se deseen. Se puede encontrar más información al respecto en la web www.oxfam.org.uk/ arcticmonkeys .
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