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La artista en su estudio, en imagen de 1946. (Foto: Ap)
C iudad Juárez, Chihuahua, 3 de enero 2011. (RanchoNEWS).- Fallecida apenas el pasado 31 de mayo, la escultora franco-estadunidense Louise Bourgeois (1911-2010), conocida por su obra abstracta y de connotaciones oníricas, quien trabajó hasta días antes de su muerte, dejó programada una serie de exposiciones y actividades, aunque ninguna relacionada con el centenario de su nacimiento, que se celebrará el 25 de diciembre de este año, situación que podría cambiar según se acerque la fecha, informó a La Jornada, Wendy Williams, directora del estudio de la artista. Una nota de Merry MacMasters para La Jornada:
Bourgeois, «gran dama del modernismo tardío», todavía alcanzó a colaborar personalmente en la exposición Bellmer/Bourgeois-doble sexus, abierta el 24 de abril en la Sammlung Scharf-Gerstenberg, Nationalgalerie, en Berlín, Alemania, que luego itineró al Gemeentemuseum, en La Hague, y el 26 de marzo se abrirá en la Universidad Estatal de Ohio, en Columbus, Estados Unidos. Cabe recordar que la artista expuso La elegancia de la ironía en el Museo Tamayo de Arte Contemporáneo en 1996.
La muestra confronta su obra con la del surrealista Hans Bellmer, ambas fuertemente influenciadas por las experiencias de infancia, ya que en los dos casos la relación con un padre dominante es un factor en especial relevante. Una de las piezas sobresalientes de la exhibición es Célula XXVI (2003). Habría que mencionar que en 1986 Bourgeois empezó a crear lo que llamó sus «células», instalaciones que forman la sección más importante de su obra más reciente. Ellas reúnen muchos aspectos de su producción más temprana: el cuerpo humano, la ambigüedad sexual y la búsqueda por la identidad.
La «célula» comprada por el museo holandés consta de una jaula oval construida con un alambrado metálico. Dentro se encuentra un gran espejo, suspendida una figura humana hecha de textil y dos delicados vestidos colgantes. La naturaleza de Célula XXVI es ambigua; por una parte, es un lugar de refugio del mundo exterior, por otra, se asocia con el encarcelamiento.
Bourgeois ya no colaboró en Louise Bourgeois: The Fabric Works, en la Fondazione Vedova, Venecia, Italia, que viajó a Hauser & Wirth, en Londres, Inglaterra; ni en Louise Bourgeois: Madre e hijo, en el Museo Nórdico de Acuarela, que viajará al Kunstforeningen, Copenhague, Dinamarca, o Louise Bourgeois: Moi, Eugénie Grandet, en la Maison de Balzac, París, Francia.
El pasado 8 de diciembre, en asociación con el Museo Solomon R. Guggenheim y el espacio artístico alternativo White Columns, Rob Pruitt dio a conocer sus Galardones Artísticos 2010 que, por una parte, fueron para Bourgeois.
Dichos premios reconocen a individuos, exposiciones y proyectos que impactaron el arte contemporáneo el año pasado.
Para 2011 están programadas No me abandonen: Louise Bourgeois/Tracey Emin Collaboration, Hauser & Wirth Colnaghi, Londres; Louise Bourgeois: El regreso de los reprimidos, Fundación Proa, Buenos Aires, Argentina, que posteriormente viajará al Instituto Tomie Ohtake, Sao Paulo, y al Museo de Arte Moderno, Río de Janeiro, ambos en Brasil.
También hay exposiciones pendientes en las galerías Marlborough Graphics, Londres, Inglaterra; Cheim & Read, Nueva York, y la Kunsthalle Wien, Viena, Austria.
Cabe recordar que la instalación de Bourgeois, Los condenados, los poseídos y los amados, será develada el 29 de junio de 2011, en Vardo, Noruega. El proyecto está dedicado a las víctimas de la caza de brujas del siglo XVII, y hecha en colaboración con el arquitecto Peter Zumthor. La silla incendiada y el anillo de espejos de Bourgeois simbolizan la muerte de las brujas de Vardo, y serán contenidas en un cubo de vidrio diseñado por Zumthor. Un segundo edificio, elaborado en madera y tela por Zumthor, celebrará las vidas de las brujas.
Louise Bourgeoius nació en las afueras de París; a los ocho años de edad, redibujaba los diseños de los textiles gastados en el negocio de restauración de tapices de sus padres. Estudió en París en la Ècole du Louvre, antes de mudarse, en 1938, a Estados Unidos con su esposo, el historiador del arte Roberto Goldwater.
El tema de su obra siempre fue su vida y experiencias. «El arte», alguna vez escribió, «es la experimentación –más bien la rexperimentación– de un trauma». De acuerdo con información proveniente de la galería Hauser & Wirth, Bourgeois fue pionera en un nuevo tipo de arte en que la multiplicidad de formas y materiales se utilizan para excitar y exorcizar las emociones. Mediante motivos recurrentes –partes corporales, casas, arañas y skeins de hilo, el uso dramático de colores y una vasta variedad de medios–, Bourgeois desarrolló «un código profundamente potente, personal y simbólico». Era una «pensadora original, quien siempre estaba al frente de nuevos desarrollos artísticos, sin embargo, nunca asociada directamente con los movimientos de vanguardia de su tiempo».
Fue hasta 1966 que la muestra Abstracción excéntrica, curada por Lucy Lippard en la Galería Fischbach, en Nueva York, atrajo atención crítica y pública a su obra.
En 1982, el Museo de Arte Moderno, en la «gran manzana» organizó una retrospectiva de su producción. Una década después participó en Documenta IX, y en 1993 representó a Estados Unidos en la Bienal de Venecia.
Después del Tate
En 2001 fue la primera artista comisionada para llenar la Turbine Hall, espacio de 3 mil 400 metros cuadrados, en el Tate Modern. Una retrospectiva mayor que abrió en el Tate Modern en 2007, para después itinerar al Centro Pompidou, en París; al Museo Guggenheim, en Nueva York; al Museo de Arte Contemporáneo, en Los Ángeles, y al Museo y Jardín de Escultura Hirshhorn, en Washington, DC, «consolidaron su reputación como la gran dama del modernismo tardío, una de las artistas más importantes y visionarias del siglo XX y principios del XXI».
Para la escultora Yvonne Domenge, Louise era «ejemplo de libertad de expresión, porque trabajó todos los materiales, los temas y los formatos que quiso. Deja un ejemplo de ligereza, de juego, de capacidad de investigación de materiales. Nunca se enfrentó a sí misma, nunca se limitó; siempre escuchó su voz interior de fuego, de creatividad y de deseo de expresión».
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