Ruinas Circulares. De Idaid Rodríguez, obra hecha en escaneo láser (Foto: Tanya Guerrero)
C iudad Juárez, Chihuahua, 3 de febrero 2012. (RanchoNEWS).-Idaid Rodríguez produjo una serie de piezas sobre los últimos vestigios de La Castañeda, en donde pregunta por esos seres sin historia. Naomi Rincón-Gallardo creó una ópera rock en torno de unos ex activistas del movimiento zapatista, con la cual se pregunta por la verdad final en el documental. Una nota de Sonia Sierra para El Universal:
Gilberto Esparza diseñó un robot y contrasta cómo el Río Lerma pasó de ser un hábitat de pesca y cultivo a un canal de desecho de las industrias. Óscar Cueto se figuró un día en el que cayó un satélite a la ciudad y narró con imagen y discurso periodístico tres formas de ver la verdad. Isaac Torres ideó varias piezas que desmenuzan la forma cómo la vivienda urbana del obrero mexicano se ha transformado.
Ellos son parte del grupo de 10 artistas jóvenes –hoy tienen entre 28 y 36 años– seleccionados en la segunda edición del programa Bancomer-MACG. Arte Actual, que a partir del 8 de febrero se abre en el Museo de Arte Carrillo Gil. También participan Diana María González, Fritzia Irízar, José Jiménez Ortiz, Jaime Ruiz Otis y Begoña Morales. Siete de los creadores residen en el DF, uno es de Torreón, otro de Tijuana y un tercero es de Culiacán.
A la convocatoria llegaron 182 proyectos, explicó Gabriela Velásquez Robinson, subdirectora de Fomento Cultural Fundación BBVA Bancomer; tras una serie de selecciones, los 10 artistas trabajaron durante más de un año con la curadora Carmen Cebreros; el programa es coordinado por Andrea Paasch. El hilo conductor de las obras fue la transdisciplina.
En la exposición El incesante ciclo entre idea y acción hay muy diversos soportes en las piezas: video, instalación, collage, dibujo, ópera. En la muestra hay desde piezas con amplia investigación científica o documentación en antiguos archivos, hasta construcción de historias, elaboración de guiones, composición musical. Literatura, cine, teatro, coreografía, ciencias naturales, etnografía y ficción son justamente algunas de esas otras disciplinas presentes.
Huellas de la ciudad y la historia
Cebreros dijo que el programa se ha convertido en un laboratorio donde los artistas colaboran entre sí. «Hay dos momentos: por un lado procesos sociales, formas de colectividad, participación civil y fenómenos masivos incitados por el uso de la información, y por el otro, la transformación de las ciudades y los procesos de industrialización».
Con su obra Políticas de la vivienda en la ciudad de México, que tiene maquetas a escala, Isaac Torres pretende hablar de cómo a medida que ha pasado el tiempo ha disminuido el espacio habitable, y hace la cronología desde 1932, pasando por unidades como Independencia y Tlatelolco, hasta los desarrollos de Ara y Geo, para evidenciar en el camino la forma en que las instituciones de deslindaron del proyecto de crear vivienda.
Idaid Rodríguez, filósofo y artista, presenta Ruinas circulares, una serie de tres piezas en torno del antiguo manicomio de La Castañeda, abierto en tiempos de Porfirio Díaz, cerrado con Gustavo Díaz Ordaz.
Su trabajo, una reflexión sobre la historia y la memoria, presenta un escaneo láser de la fachada que se encuentra en Amecameca y pertenece a los Legionarios de Cristo –y otras piezas, como una obra sonora donde se escucha el contenido de cartas de pacientes que finalmente nunca fueron enviadas.
Al final, dijo, esta obra le dejó una sensación de desolación: «Todas estas personas no tenían historia, eran cuerpos abandonados ahí, al entrar al manicomio no tienes pasado, por lo tanto no tienes futuro, eres un objeto nada más».
Oscar Cueto parte de la historia de la caída de un satélite en la ciudad para plantear tres historias: la sexual, la de defensa y la militar, pero al final ninguna es cierta.
El artista dijo que le interesaba hacer comentarios sobre la historia, cómo el que escribe la historia agrega y omite, y al final queda su versión; Cueto se apoya en el relato, en elementos cinematográficos y narrativas de otros artes.
«Normalmente consideramos que algunas personas tienen cierta calidad moral o ética, incluido el artista, y ¿quién te dice que el artista no te esté construyendo una idea de mundo mentiroso? Existe la idea de que el arte te hace mejor persona pero ¿quién dice que no contribuye a construir ciertos clichés? ¿Contribuyo yo a formar ciertas ideas erróneas? El arte no sirve para mejorar la vida de las personas, sirve para incomodar, para problematizar».
Jaime Ruiz hace una instalación y video, Réquiem Km142, en homenaje a su padre, y construye un recuento de la presencia del automóvil en el paisaje de la frontera.
Fritzia Irízar tiene su obra fuera del museo: Suerte para todos es un módulo donde recauda y redistribuye buena suerte a partir de la donación de amuletos.
Naomi Rincón-Gallardo hizo una investigación con un grupo de punk, que se formó como colectivo en paralelo al EZLN; hace entrevistas a los seis, compone canciones y una ópera rock que representa un grupo de teatro callejero. Con este material cuestiona el documental como una forma de verdad y el poder de la imaginación para dar cuenta de la historia. «Pone en cuestión la representación, donde a veces se oculta; el documental aparentemente narra una realidad, pero no son tangibles las realidades estéticas», dijo Cebreros.
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