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En julio de 2011 rotulaban los nombres de Carlos Fuentes, su esposa Silvia Lemus y sus hijos, ya fallecidos, en el mausoleo del escritor en el cementerio parisino. (Foto: Tomada del blog de Carlos Mal )
C iudad Juárez, Chihuahua. 16 de mayo de 2012. (RanchoNEWS).- El hambre y la falta de dinero lo orillaron a convertirse en uno de los primeros mexicanos en ver la que será la tumba de Carlos Fuentes en el cementerio de Montparnasse, en París. Una nota de la redacción de El Universal:
Según narra él mismo en una entrada fechada en julio de 2011 en su blog personal, Carlos Mal, un artista oriundo de Hermosillo que ahora radica en la capital francesa, llegó de casualidad a las puertas del famoso mausoleo en su camino a comprar algo de comida con el poco dinero que le quedaba.
En ese momento no sabía que ese día le dejaría gratas sorpresas.
La primera de ellas fue que consiguió algunos cigarros de los que los visitantes dejan en las tumbas de los famosos. Tomó un Lucky Strike de la tumba de Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir y a cambio dejó 20 centavos. Cuando llegó a la de Porfirio Díaz no fue tan generoso, pues tomó un Marlboro rojo sin ningún remordimiento.
«¿Qué creían? ¿Que le iba a dejar dinero? Váyase al culo, don Porfirio, ladrón que roba a ladrón. Agarré el cigarro sin remordimientos y me lo llevé», escribió en su blog.
Visitó también las tumbas de Julio Cortázar y César Vallejo. En una de ellas hasta escribió su nombre.
Pero su más grande sorpresa llegaría minutos después, cuando se topó con un sujeto que inscribía el nombre de unas personas sobre una lápida, lo que le pareció «muy chingón».
Sí, el hombre cincelaba en ese preciso momento, en julio de 2011, el nombre del escritor Carlos Fuentes, fallecido el día de ayer en la ciudad de México.
Fuentes realizó desde 2010 todas las gestiones necesarias para ser enterrado «por decisión personal» en París, en el famoso cementerio de Monstparnasse, donde también yacen los restos de sus hijos Carlos y Natasha.
El nombre de la lápida dejó «frío» a Carlos Mal. Ante su asombro, desempolvó su mejor francés para hablar con el trabajador y asegurarse que se trataba del mausoleo del autor de Aura y La Muerte de Artemio Cruz.
–Disculpe, señor, ¿sabe si este Carlos Fuentes es un escritor mexicano?
–No sé, es un embajador.
–¿Sabe si Carlos Fuentes murió?
–No, no se ha muerto.
Eso confirmó sus sospechas. Carlos Mal era uno de los primeros en ver la futura tumba del escritor en Montparnasse.
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