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La UNAM le rindió un homenaje en su cumplaños. (Foto: María Meléndrez Parada)
C iudad Juárez, Chihuahua. 15 de mayo de 2012. (RanchoNEWS).- Elena Poniatowska en la Universidad Nacional Autónoma de México. La institución que en 2001 la reconoció con el doctorado honoris causa le ofreció este lunes por la noche un homenaje por su cumpleaños número 80. En la sala Miguel Covarrubias escritores, pero sobre todo amigos, reconocieron la trayectoria de la mujer bajita, de sonrisa amable, que hizo de su obra una lección de apoyo en favor de las luchas sociales. Ella, a su vez, dedicó su discurso a los jóvenes. Una nota de Ericka Montaño Garfias para La Jornada:
La ceremonia comenzó a las 19:05 horas. Las casi 700 butacas de la sala fueron insuficientes, así que se abrieron las salas Carlos Monsiváis y José Revueltas. Elena entró acompañada, entre otros, por el rector José Narro y los ex rectores Guillermo Soberón y Juan Ramón de la Fuente, mientras decenas de personas gritaban ¡Elenita! ¡Elenita! ¡Elenita!.
En la mesa, sobre el escenario, Poniatowska estuvo flanqueada por María Teresa Uriarte, coordinadora de difusión cultural de la UNAM; María Consuelo Mejía, de la organización Católicas por el Derecho a Decidir; Evangelina Corona, ex lideresa del sindicato de costureras 19 de septiembre; Rafael Barajas El Fisgón y Carlos Bonfil, monero y crítico de cine de La Jornada, respectivamente; Juan Villoro, Rosa Beltrán, directora de literatura de la UNAM, y Martha Lamas, investigadora del programa universitario de estudios de género de la UNAM.
Entre el público estaban los hijos y nietos de la escritora, amigos como Rosario Ibarra de Piedra, las editoras Neus Espresate y Paloma Villegas, las hermanas Gabriela, Marcela y Jesusa Rodríguez, Liliana Felipe, el escritor José María Pérez Gay, y decenas de seguidores y lectores, algunos con ramos de flores para la cumpleañera.
Los invitados a la mesa de honor reconocieron el trabajo de Elena Poniatowska como escritora de ficción, su amistad, pero sobre todo su compromiso social, su trabajo como la cronista que dio voz a los estudiantes en 1968, a las costureras en 1985 y a las madres de hijos desaparecidos durante la guerra sucia en la década de los 80, su militancia en la izquierda y su trabajo al contar el plantón en el Zócalo tras darse a conocer los resultados de la elección presidencial de 2006.
El rector, José Narro, subrayó que para la UNAM «representa un acto de justicia elemental reconocer a una de sus doctores honoris causa al llegar a sus 80 años de vida, en plenitud de sus facultades” y por la integridad y aval moral de su conciencia. La de Elena, agregó, es una voz insustituible en la vida de México, y es la voz que se ha alzado en numerosas ocasiones por quienes han sido silenciados por la injusticia, la desigualdad o el miedo.
Ya como colaboradora de diarios nacionales o en sus contribuciones en revistas feministas, abrió vetas en el periodismo mexicano, añadió el rector. Su mensaje es claro: no debemos permitir, ni condescender con el abuso ni el autoritarismo. Elena Poniatowska nos recuerda todo el tiempo la necesidad de mantener una visión crítica de nuestra realidad social.
Un país al que todo le duele
Elena, a su vez, agradeció las palabras de quienes la precedieron en el micrófono, y destacó que hoy en día parece que México es un país al que todo le duele, enfermo de corrupción, infectado de violencia, pero si uno escucha a su corazón escucha un latido tan enérgico, que lo hace temblar: el de sus jóvenes.
Su discurso estuvo dedicado a los jóvenes, a quienes lo eran en 1968 y cuyas historias escuchó en la cárcel y las convirtió en libro: La noche de Tlatelolco.
Pensar en 1968 es rendirle tributo a un movimiento que cambió la vida de México. El régimen mostró lo peor de sí y los jóvenes lo mejor... Gracias a los muchachos de ayer, hoy somos más fuertes y le quitamos algo de impunidad al poder.
Contó cómo hace años, cuando De la Fuente era rector, Ella acudió a su oficina con un mensaje del hoy candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.
«El rector De la Fuente miró hacia la explanada en la que caminaban unos muchachos;veíamos su ropas y sus hombros y de pronto me dijo: ‘es a ellos a quienes tengo que cuidar’. De la Fuente tenía y tiene toda la razón: es a ellos a quienes nosotros, quienes ya vivimos, tenemos que cuidar».
De pie aplaudieron el mensaje. Universitarios o no, aplaudieron a la escritora de los jóvenes y le dedicaron un ¡Goya! a todo pulmón. Como despedida, sus nietos e hijos subieron al estrado y fueron testigos del reconocimiento que le dio la Universidad Nacional Autónoma de México, en manos de su rector.
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