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El autor de Sefarad. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 6 de febrero de 2013. (RanchoNEWS).- Pese al pedido de Roger Waters y Ken Loach, entre otros, de que rechace el premio por considerarlo un acto de apoyo a la política de ocupación israelí, el escritor español viajará a aceptarlo. Una nota de Silvina Friera para Página/12:
Los premios literarios son abono de farragosos debates. «El ser humano debe aceptar el dinero siempre que se le ofrece sin titubear nunca por el cómo y el dónde, todas esas consideraciones no eran siempre más que pura hipocresía», escribió el escéptico y provocador Thomas Bernhard. Este pensamiento incomoda, como mucho de lo que produjo el genial y revulsivo autor austríaco. Aunque esté lejos de ser un Bernhard de la península ibérica, Antonio Muñoz Molina es uno de los protagonistas de una «nueva» polémica. Varios artistas y escritores, entre los que se destacan Roger Waters, Ken Loach y John Berger, le han pedido al escritor y miembro de la Real Academia Española (RAE), a través de una carta abierta, que no acuda a recibir el Premio Jerusalén, dotado de 10 mil euros, por considerarlo un acto de apoyo a la política de ocupación israelí. «Me lo he pensado muy detenidamente y no pienso rechazar un premio que es concebido por una feria internacional del libro, y que ha sido aceptado y recibido por escritores a los que admiro, como Coetzee, Ian McEwan, Susan Sontag o Jorge Semprún –confirmó Muñoz Molina al diario El País–. ¿Es que también son o fueron cómplices de la ocupación de los territorios por haber aceptado el premio?»
El autor de Sefarad estará en Jerusalén el próximo domingo. El presidente Simon Peres le entregará el galardón que le fue concedido por considerar que sus libros reflejan «los grandes cambios que han tenido lugar en España durante su transición de la dictadura a la democracia y han expuesto la traumática memoria colectiva». Stéphane Hessel –autor del manifiesto ¡Indignaos!–, el cantante y líder de Pink Floyd Roger Waters, el cineasta Ken Loach, el escritor John Berger, el poeta y narrador español Luis García Montero, la autora norteamericana Alice Walker, el guionista británico Paul Laverty y el poeta sudafricano Breyten Breytenbach le solicitaron a Muñoz Molina que no asista a recoger el premio. Los firmantes de la carta advierten que el alcalde de Jerusalén, que auspiciará la ceremonia, «es responsable del diseño y desarrollo de uno de los sistemas de Apartheid urbano más crueles del mundo, de la demolición ilegal de casas, confiscación arbitraria de propiedades, supresión sostenida y sistemática del desarrollo económico, social y cultural en los barrios palestinos». Como artistas, señala el grupo de intelectuales, «tenemos la obligación de revelar al público lo que los opresores intentan mantener oculto, renunciar a que les hagan cómplices de sus violaciones y crímenes, y reclamar en voz alta: Justicia, Libertad y Dignidad para los oprimidos».
Muñoz Molina plantea que en Israel hay muchas personas y organizaciones que militan a favor de la paz. A modo de ejemplo, mencionó la orquesta de Daniel Barenboim, que agrupa a músicos israelíes, palestinos y españoles. «Elijo estar de parte de esa gente antes que boicotear a un pueblo entero», fundamentó el escritor, quien lamentó que en España «a veces no se distingue entre qué es ser judío o israelí, o entre el estado de Israel y las políticas concretas del gobierno israelí de cada momento». El narrador y miembro de la RAE aseguró que se trata de un asunto «muy delicado» y que desea evitar entrar en un cruce de declaraciones. «Piden el boicot para Israel en su conjunto, como país, y sostienen que si yo acepto la invitación, eso implica que apruebo la política del gobierno israelí hacia los palestinos; todo esto me parece desmedido y, como escritor, me está afectando muchísimo: incluso he recibido anónimos, esto es increíble», se quejó. El Premio Jerusalén, que se concede cada dos años, suele estar rodeado de controversias vinculadas con el conflicto que enfrenta a palestinos e israelíes. Grupos propalestinos acostumbran pedir a los autores que boicoteen el galardón para protestar contra la ocupación israelí. Ian McEwan, que resultó premiado en 2011, condenó con dureza la construcción de asentamientos en Jerusalén y las expulsiones de palestinos durante su discurso de aceptación.
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