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A partir del manuscrito original de Federico Gamboa se revisó la primera edición realizada por Araluce, en Barcelona, en 1903. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. X de marzo de 2014. (RanchoNEWS).- En 52 hojas tamaño oficio, con una letra minúscula, apretada, en tinta negra y algunas anotaciones al reverso, el narrador y diplomático mexicano Federico Gamboa (1864-1939) escribió su novela más famosa, Santa, de la que este año se publicará la primera edición crítica y anotada. Virginia Bautista reporta para Excélsior.
El manuscrito de la obra, que custodia la Academia Mexicana de la Lengua tras recibirlo en donación por parte de la familia del también dramaturgo, está encuadernado en un volumen con pasta dura roja y dividido en seis capítulos.
Amarillas por el paso de un siglo, pero en buenas condiciones, las páginas sobre las que tanto trabajó el máximo exponente del naturalismo en México narran una historia que desafió la moral de su tiempo, porque evidenció la normalidad con la que se practicaban la infidelidad y el adulterio.
Santa, la joven de 19 años oriunda del barrio de Chimalistac que, por azares del destino, cae en la prostitución y cuya vida se va degradando poco a poco hasta su trágico desenlace, se convirtió en un personaje arquetípico que inspiró en 1918 el primer largometraje mudo, y después la primera cinta del cine sonoro mexicano en 1932.
Al final del tomo donde esta trama fue plasmada por primera vez, resguardado en la Biblioteca Alberto María Carreño de la Academia, aparece una fecha: Guatemala, 7 de abril de 1900-Villalobos, 14 de febrero de 1902, lapso en el que el también periodista confeccionó la novela, detalla el bibliotecario David Villagómez.
Este documento de puño y letra de Gamboa ha sido el punto de partida para la edición crítica y anotada de Santa, que coordina el poeta e investigador Vicente Quirarte, cuya primera edición data de 1903, publicada en Talleres Araluce de Barcelona, España.
El actual jefe de la biblioteca comenta que Quirarte y Liborio Villagómez, quien era el titular del recinto, comenzaron hacia 2013 la revisión del manuscrito y la comparación de éste con la edición de 1903.
«Mi padre hizo un listado de los cambios que descubrieron, pero en sí la estructura es la misma», dice David Villagómez, quien destaca la cercanía de Gamboa con la Academia Mexicana de la Lengua, a la que ingresó como miembro de número en 1909 y fue el segundo ocupante de la silla XVII, además de director del organismo a partir del 10 de julio de 1923 hasta su muerte.
Los lugares de Santa
Quirarte explica, en entrevista, que para la elaboración de la versión crítica de Santa decidieron partir no de la primera edición hecha en Barcelona por Araluce, sino del manuscrito de la novela que custodia la Academia.
«Hay grandes diferencias con la primera edición. Hemos estado confrontando los cambios. Algunos son sustanciales, sobre todo porque Gamboa utiliza mexicanismos y en España fueron cambiados. Por ejemplo, tren en lugar de tranvía, como decimos nosotros», señala.
El ensayista agrega que la de Araluce se ha considerado la edición canónica, por lo que se ha ido repitiendo a través del tiempo. «Pero ahora tenemos la oportunidad de confrontarla con el manuscrito original. Desgraciadamente no tenemos la versión mecanográfica, porque él dice en su diario que la pasó en limpio y no sabemos qué cambios le hizo en el proceso.
«Existen unos párrafos que después suprimió Gamboa. Nada importante, la parte sustancial de la novela es la que conocemos. La que publicaremos no es una nueva Santa, más bien es una edición crítica y anotada como no se había hecho antes», añade Quirarte.
El estudioso de la literatura mexicana del siglo XIX confiesa que una de las cosas que más disfrutó de este trabajo fue hacer la edición anotada de los lugares por donde se mueve Santa.
«Entre otras cosas, Santa es una gran lectura de la Ciudad de México, de los rumbos de Chimalistac, San Ángel, el Centro y la Plaza de la Constitución. Pero también de las casas de prostitución, porque ese es un aspecto que no había sido tocado con tanta crudeza y con tanto detalle como en la obra de Gamboa».
Adelanta que poseen cerca de 500 notas referentes a los lugares y que buscan explicar todos esos escenarios donde se mueve el personaje.
Quirarte espera que la edición crítica de Santa se publique este año.
La leyenda
Este trabajo evidenciará sin duda la vigencia de esta obra cuya protagonista ya se había convertido en una leyenda hacia los años 20 de la pasada centuria, según apunta Álvaro Uribe en su libro Recordatorio de Federico Gamboa.
Cuenta que en 1926, los vecinos de Chimalistac sorprendían a los forasteros que curioseaban en el cementerio local narrándoles cómo en las noches se escuchaban los suspiros de Santa. Es decir, que más que un personaje de tinta y papel, pensaban que era una mujer real.
La leyenda de este fantasma femenino, indica Uribe, tal vez comenzó en 1918, como lo comprueba un artículo publicado por La Prensa de San Antonio Texas, que retoma un despacho dado a conocer en la Ciudad de México el 18 de marzo de ese año, en el que se narra que cuatro señoritas estadunidenses, «acaudaladas, a juzgar por sus ajuares, de un lujoso y riguroso color negro», habían viajado a la capital mexicana para visitar la tumba de Santa en Chimalistac.
«En esa fecha el milagro ya había ocurrido. Santa fue un arquetipo desde la publicación de la novela, en 1903. Unos 15 años más tarde, había transgredido su naturaleza ficticia para contaminarse de realidad», concluye Uribe.
1918
Santa
Primer largometraje mudo dirigido por Luis G. Pereda, quien también realizó el guión, y protagonizada por Elena Sánchez Valenzuela.
1932
Santa
Considerada la primera película del cine sonoro mexicano. Dirigida por Antonio Moreno y protagonizada por Lupita Tovar.
1943
Santa
Dirigida por Norman Foster y Alberto Gómez de la Vega y protagonizada por Esther Fernández.
1969
Santa
Dirigida por Emilio Gómez Muriel y protagonizada por Julissa.
1978
Santa
Telenovela mexicana producida por Irene Sabido y dirigida por Miguel Sabido. La adaptación corrió a cargo de Luis Reyes de la Maza. Fue protagonizada por Tina Romero.
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