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El poeta chihuahuense leyendo un fragmento de Hikuri durante su homenaje. (Foto: Armando Alanís)
C iudad Juárez, Chihuahua. 21 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- El poeta y ensayista José Vicente Anaya recibió un homenaje en la Feria Internacional del Libro del Palacio Minería (FILPM), en cuya actual edición XXXVII tiene como estado invitado a Chihuahua, de donde Anaya es oriundo. Dicho reconocimiento se llevó a cabo en la presentación de Caminatas nocturnas. Híkuri ante la crítica, quince ensayos compilados por José Reyes González Flores en donde revisitan uno de los poemas latinoamericanos más famosos y menos valorados: Híkuri (peyote en huichol), informa la oficina de prensa de la Feria.
González Flores leyó un fragmento de su prólogo, donde establece que «los críticos, o la llamada ‘crítica profesional’, le han negado el reconocimiento que merece» el poema, cuya primera versión apareció en 1987. Por eso, el compilador se acercó a escritores, jóvenes en su mayoría, de distintas disciplinas como la hermenéutica, la semiótica o la filosofía para que revisitaran el texto lírico de Anaya, también traductor y referente del movimiento infrarrealista junto a Roberto Bolaño.
Los autores Carla Preciado Mendoza, Patricia Cázares, Margarita Ramírez Viera, Kristell Navarro Magallanes, Norma Lilia Gónzalez Ibarra y Misael Rubio leyeron fragmentos de sus ensayos, en donde se arrojan nuevas interpretaciones del poema.
José Vicente Anaya agradeció el homenaje que, más que a su obra, «es a la poesía. El poeta y la poesía casi siempre son uno mismo. Sólo a veces se pueden ver por separado». Afirmó que hoy «la poesía nos hace falta» y dijo que un poema es decir «cosas extraordinarias con palabras ordinarias».
El chihuahuense —fundador y editor la revista temática Alforja de 1997 a 2008— narró las vicisitudes que tuvo para que le publicaran su «poema insólito» Híkaru, que estuvo 20 años inédito y rechazado: «No fue doloroso ni me ocasionó disgusto. Yo sabía que era diferente, y no iba a ser aceptado por el statu quo, el mainstream».
Sobre el título y la cultura rarámuri, dijo que ellos no ven al fumar peyote como una actividad vulgar o baja. «Todos tenemos una parte mística y el peyote ayuda a abrir lo más profundo del ser humano», añadió.
Al final, Anaya leyó un fragmento de su Híkaru en la «manera natural de leer la poesía rarámuri: de pie, gritado, como en los rituales donde el chamán le habla a la tribu. Ahorita ustedes son la tribu».
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