Rancho Las Voces: XXXVII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería: A vuelta de rueda tras la muerte, de Ricardo Vigueras
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sábado, marzo 12, 2016

XXXVII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería: A vuelta de rueda tras la muerte, de Ricardo Vigueras

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Ricardo Vigueras (der.) e Imanol Caneyada. (Foto: FILPM)

C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- Este viernes, durante la Segunda Jornada de Novela Negra que se llevó a cabo en la edición XXXVII de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), se presentó A vuelta de rueda tras la muerte, de Ricardo Vigueras, texto ganador del Premio Internacional de Literatura «Sor Juana Inés de la Cruz» 2014, informa la oficina de prensa de la Feria.

Ricardo Vigueras es doctor en filología clásica por la Universidad de Murcia, España. Desde hace 20 años es investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), donde imparte cátedra en la licenciatura en Literatura Hispanomexicana, en la maestría en Estudios Literarios y en el doctorado en Ciencias Sociales.

El autor señaló que este texto está dedicado a Gerardo González Guerrero, Manuel Arroyo y Alfonso Martínez Luján, «colegas profesores quienes cayeron bajo las balas de una guerra que no era la suya y a todos los hombres y mujeres honrados de Ciudad Juárez que se levantan muy temprano para chambear duro, sacar adelante a sus familias e intentan ser un ejemplo para sus hijos».

Lo que Ricardo Vigueras hace en esta novela fue calificado como una bellísima declaración de amor a Ciudad Juárez. Sobre todo a una Ciudad Juárez que ya no existe, mencionó el narrador y poeta Imanol Caneyada.

«Estos cuentos se sitúan en los años de la furia, la guerra contra el narcotráfico, cuando los cárteles se disputaban la plaza mientras los militares y la policía federal ocupan las calles como botín de guerra. A vuelta de rueda tras la muerte funciona como una gran metáfora de lo que ha pasado en todo el país, de lo que hemos perdido y de lo que estamos viviendo», añadió.

Son once cuentos si lo vemos como un libro de cuentos, u once capítulos si lo vemos como una novela en la que los protagonistas son seis taxistas, testigos privilegiados del baño de sangre a que Ciudad Juárez fue sometida, que se dedican a circular por Ciudad Juárez y trabajan en un sito de taxis que se llama el moridero: Pocamadre, Zebulón, Blasillo, el Cuacua, Elvispresli y Víctor, a quienes les pasa de todo.

Una de las funciones de la novela negra mexicana es ser, un poco, registro sociológico de la realidad. Este libro nos narra, desde la percepción de los juarenses, lo que pasaba ente 2008 y 2012, donde la violencia y la brutalidad de la guerra del narco no impiden que los seres humanos sigan buscando sus sueños, sus anhelos, amen, celebren y se hermanen. Así, este grupo de taxistas convive en una cotidianeidad que es su presente.

Un aspecto interesante es el lenguaje porque este texto está escrito con los códigos de lenguaje de Ciudad Juárez. El autor abraza esta ciudad en muchos sentidos, pero en el lenguaje en específico utiliza no solamente el registro oral de cuando los personajes hablan, sino el propio relato está entrelazado con un lenguaje propiamente de la frontera, muy juarense, muy del norte, muy mexicano.

Por su parte, Ricardo Vigueras señaló que este texto es una especie de falsa novela, cada cuento es independiente, pero los personajes cruzan todo el tiempo. El libro está armado de tal forma que tiene un principio y un final donde intenta cerrar con un cabo que se quedó suelto desde el primer capítulo.

«Yo no fui escribiendo con la mentalidad de hacer un libro, pero una vez que ya llevaba más de la mitad de los cuentos, me di cuenta que quería organizarlos en secuencia de espejo donde todos los cuentos se relacionan y comparten una afinidad temática que abordan directamente la realidad de los taxistas y los sicarios», dijo Vigueras.

Para finalizar la presentación, Ricardo Vigueras puntualizó que él escribe sobre la violencia porque es lo que nos ha tocado vivir. «Es el aquí y el ahora, tenemos que escribir sobre ello porque somos testigos de primera mano de lo que está ocurriendo. Lo que acaba por educar a los pueblos es la ficción, por eso hay que seguir contando lo que está pasando, para que no vengan desde afuera a contarlo por nosotros».

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