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martes, octubre 10, 2006

Libros / México: José Agustín publica «Armablanca»

Portada del libro
M éxico, D.F. 10 de Octubre 2006 (Tanya Guerrero /El Universal).- En 1968, José Agustín ya había publicado tres novelas, era un escritor reconocido que combinaba la literatura con la publicidad y con su participación activa en pro del Movimiento Estudiantil.

A cuatro décadas, Agustín publica una historia muy diferente a las que hasta ahora se conocen de entonces en la novela «Armablanca» (Planeta), que se centra en agosto de 1968, cuando comenzaba la efervescencia social que dio origen a aquel movimiento estudiantil.


«Armablanca» es la segunda de una trilogía de novelas que comparten su tono literario, la imagen de una mujer fuerte, un final trágico y la vuelta al pasado.

El año de 1968, dice José Agustín, fue un parteaguas, tanto en lo personal como para el país.

«Cerró un capítulo, fue el fin de una era en México en todos los aspectos, fue el fin de un sueño de progreso desarrollista, de las maravillas del priísmo que en los 60 se consideraba casi perfecto, era el milagro mexicano y se promocionaba así. Ese sueño se desmoronó con el movimiento del 68, que demostró que México estaba en realidad suspendido con alfileres y que urgían muchas cosas: una auténtica democracia, una verdadera distribución de la riqueza, una auténtica justicia social... aspiraciones de la Revolución y que seguían pendientes tantos años después».

La cultura y el arte fueron parte del cambio. Hubo una revolución cultural y de eso quiere dar cuenta José Cordero, personaje del libro. En la novela, un joven llamado Dionisio ve cómo su novia Carmen lo deja y termina en brazos de Cordero, un escritor muy reconocido -admirado por Dionisio- y «paráfrasis de José Revueltas», dice Agustín.

Sobre sus personajes y las historias, el escritor explica: «No trato de manipular los libros para que sirvan de vehículo a mis ideas, fobias o intereses. Creo personajes y situaciones que a su vez generan sus propias leyes y sus necesidades».

¿Si se trata de retratar el 68, por qué centrarse sólo en agosto?
No quise narrar las partes trágicas del movimiento porque es lo que más se ha trabajado, el libro de Poniatowska lo hace increíblemente bien. Traté de concentrarme en la etapa más gozosa, feliz y solidaria del movimiento, en agosto, cuando, por angas o mangas, el gobierno ensayó la táctica del diálogo, que no era más que una forma de posponer los problemas para llevar a cabo la represión. Nunca hubo una verdadera voluntad de diálogo por parte del gobierno.

¿Qué similitudes y diferencias encuentra entre el poder del estado actual y el que retrata «Armablanca»?
Hay semejanzas demasiado ominosas, una tendencia muy fuerte al autoritarismo y a tratar de resolver las cosas a través de la represión o a la intimidación de las fuerzas militares o policíacas.

Actualmente ve una «peligrosidad extraordinaria» y que «la gasolina está derramada por todas partes y todos andan con una caja de cerillos en la mano».

¿Cuál es su opinión sobre la información divulgada en torno de que Elena Garro fue espía?
La posición de Elena Garro fue sumamente difícil. Ella, sin duda, fue una escritora extraordinaria, las obras que escribió la eximen de toda responsabilidad de cualquier tipo, y si jugó bien o mal en el 68 realmente no es muy revelante.