C iudad de México, 26 de octubre (EFE).- Un investigador mexicano acaba de lanzar un libro que contiene 136 fotografías del revolucionario Pancho Villa, un proyecto que busca explicar "cuándo y cómo se construyó el mito" sobre esa figura histórica.
"Este es el primer libro que hay de Villa que entra en la categoría de las artes visuales. Hasta ahora no se ha hecho un libro parecido y nos parecía que mostrar las imágenes de Villa requería un territorio especial", dijo el investigador Miguel Angel Berumen, ex director del Departamento de Cine de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Para el experto en iconografía, Pancho Villa (1878-1923) es sin duda "un mito vivo" lo que prueban las anécdotas que todavía recuerda la gente sobre él en el norte de México como si aún viviese.
En su obra, titulada "Pancho Villa, la construcción del mito" (Océano y Cuadro por Cuadro, 2006), Berumen confiesa que buscó "la recuperación de la memoria histórica a partir de la imagen" en documentos gráficos de archivos de México y EU.
Pese a que el revolucionario fue asesinado hace ya 83 años no hay duda de que "el mito es más poderoso que el personaje histórico" de Villa.
Muchas de las fotos del libro muestran a un Villa sonriente pese a que al principio aparecía como un hombre adusto ante las cámaras que seguían sus campañas bélicas, pero que poco a poco se muestra más confiado e incluso complaciente con la prensa.
"En la medida que va él tomando seguridad en el mando militar de las operaciones en la Revolución constitucionalista de 1913, hay un contacto más seguido con los medios y se siente más seguridad en las fotografías", dice Berumen.
Para este especialista si hubiera que resumir con tres características a Villa sería "un gran organizador, un gran militar y un hombre leal", algo que consigue proyectar en muchas de las fotos elegidas que sirvieron para sostener al mito.
El libro termina con la frase "para mí la guerra empezó desde que nací", a la que acompaña una imagen de Pancho Villa con sombrero charro y dos cananas cruzadas sobre el pecho a poca distancia de una ametralladora.
"Es el Villa que yo recupero en este relato, que es el Villa guerrero, el que le da vida al mito también (...) Es como ganarle al estereotipo de bandolero que se sigue publicando en algunas partes de EU y de México", agrega Berumen.
El investigador (Ciudad Juárez, 1962) ha trabajado con anterioridad en proyectos similares a éste con archivos de Ciudad Juárez, Chihuahua y el estado de Texas (EU) que han cristalizado en libros como "1911, la batalla de Ciudad Juárez" (2003) y "La Misión de Guadalupe" (2004).
Imagen incluida en el libro.
Villa permanece en el imaginario de la gente porque lo veían como a un igual
C iudad de México, México. Viernes 27 de octubre de 2006. (Fernando Camacho Servín / La Jornada).- La figura de Pancho Villa, como pocas en la historia del siglo XX, permanece viva en el imaginario social mexicano. Desenfadado, sonriente, es fácil visualizarlo charlando con sus soldados, posando con alguna de sus esposas, frenando el galope de un brioso caballo negro.
Junto al personaje histórico real, nació una figura mítica que pronto recorrió su propio camino. Para indagar en la formación de esa leyenda, el historiador chihuahuense Miguel Angel Berumen (Ciudad Juárez, 1962) escribió Pancho Villa. La construcción del mito (Editorial Océano), libro que se presentó el pasado miércoles en el Instituto Mora.
En medio de un creciente interés editorial por la figura del Centauro del Norte, éste es el primer libro sobre Villa "que entra en la categoría de artes visuales", donde el poder referencial de las imágenes ocupa un lugar preponderante, amén del recuento histórico de una parte de la vida del caudillo, en la que se constituye con más fuerza su mito, ubicada a finales de 1913 e inicios de 1914, afirmó el autor en entrevista.
El volumen de gran formato reúne 136 fotografías, muchas de ellas inéditas en México, y está dividido en dos partes. La primera incluye un análisis de la foto más famosa de Villa, captada supuestamente durante la toma de Ojinaga, en 1914, y sobre los factores histórico-sociales que hicieron posible la formación de su leyenda.
En la segunda parte aparecen imágenes que ilustran no sólo los momentos más conocidos de su gesta revolucionaria, sino también aspectos cotidianos de su vida, la de sus hombres de confianza y el pueblo que lo apoyaba, acompañadas de frases de periodistas, escritores y allegados, con un diseño atractivo que ayuda a contar la historia desde diversos ángulos y puntos de vista.
Si bien éste es un libro histórico, el autor busca seguirle el rastro al mito, y no tanto al hombre de carne y hueso que le dio lugar. "El mito, para serlo, debe ser aceptado por grandes sectores sociales, sin necesidad de que la creencia sea verificada objetivamente. Siempre tiene parte de verdad y de mentira", explicó Berumen.
Francisco Villa, visto sin el resplandor del mito
Los factores que propiciaron el surgimiento de Villa como un símbolo, incluso místico, tienen que ver tanto con su presencia en los medios de comunicación de aquel entonces como con la tradición oral que ha ido creciendo y haciéndose más rica de boca en boca hasta estos días.
Hubo al menos tres acontecimientos que consolidaron la condición de "estrella" del personaje: la toma de Ciudad Juárez, en 1911, la frontera más importante del país; la batalla de Tierra Blanca, en la que destrozó a los restos del ejército federal, y la toma de Ojinaga, en la que terminó de ocupar Chihuahua por completo, enumeró el historiador.
A partir de ese momento, la fama de Pancho Villa se dispara y es motivo de reportajes y debates en periódicos de Estados Unidos y Europa. Sin embargo, Berumen no comparte la tesis de que el mito del caudillo fue construido por los medios.
Invitación al evento.
"Lo que hacen los diarios es seguir los pasos de un guerrero victorioso. Antes de aparecer masivamente, él ya era gobernador provisional de Chihuahua, había tomado Ciudad Juárez y movilizado a miles de hombres", sostuvo.
Más allá de los estereotipos positivos y negativos que impiden la comprensión real de la historia, un acercamiento cuidadoso a la figura de Villa deja ver que éste era más que un buen estratega militar.
Francisco Villa supo entenderse con las cámaras y los reflectores, tenía conciencia de su liderazgo y lo explotó con habilidad, pero lo que ha permitido su permanencia como mito es su identificación con el pueblo.
La gente veía en él a su igual: "un hombre analfabeto y sencillo, que al mismo tiempo tenía cualidades excepcionales. Por eso se le considera el salvador de los desposeídos de la región, vengando las afrentas que habían sufrido durante años".
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