(Foto Roberto García Ortiz)
M éxico. 26 de Octubre 2006.-(MERRY MACMASTERS/ La Jornada).- Tomar fotografías no requiere precisamente de una cámara. Eso queda de manifiesto con las 22 impresiones que integran Mi escáner y yo... intentos recientes, exposición de Jesús Sánchez Uribe, abierta al público hasta finales de octubre en la galería de LMI, Chicontepec 57, colonia Hipódromo Condesa.
Como suele suceder, Sánchez Uribe empezó a hacer fotos en el escáner por "puritita chiripa". De repente, con el trabajo que "tienes que hacer de manera comercial, hay cosas que escaneas. Obviamente, con los medios contemporáneos a los cuales te tienes que adaptar cada vez más, empiezas a aprender cómo funcionan".
Al entender cómo registra el escáner lo que ve su sensor, el fotógrafo pensó que eso podía ayudarle a representar las características de la materia que buscaba. Para Sánchez Uribe comenzar a trabajar con esa tecnología tiene mucho que ver con algunas imágenes que había hecho previamente sin cámara, al generar negativos a partir de trabajos sobre vidrio, de alguna manera relacionados con una vieja técnica que, inclusive, emplearon muchos pintores en el siglo XIX, el cliché verre, que consistía en esgrafiar y dibujar sobre placas fotográficas, que luego se imprimían.
Tal vez lo más característico de esta forma de trabajar es que resulta ajeno a toda perspectiva óptica. Al no haberla, "hay equis número de puntos de vista, entonces, no existen esas deformaciones por la óptica", expresa el entrevistado. Además, al no haber una película fotográfica de por medio, hay una exploración directa sobre las características de la materia, afirma.
¿Hay una continuidad con su trabajo anterior, o dio un giro?
Pensé que el trabajo que haría en el escáner tendría grandes diferencias con lo que hacía antes, pero no. Hay similitudes muy fuertes con trabajos que hacía con la cámara.
¿Hace montajes para fotografiar?
Sí, reunía un montón de basura y la echaba encima de algo, la fotografiaba, después eso desaparecía. Quedaba como registro de aquella acción de haber acomodado. Como un negativo; ahora lo que queda es un archivo digital. Pero la basura es la que echo encima del escáner.
¿Qué tanto control tiene sobre el resultado?
Tienes bastante control. Los fotógrafos, sobre todo los de mi generación, inclusive anteriores, algo a lo que nos tenemos que enfrentar y meternos muy rápido es al manejo de los nuevos medios. Resulta que el manejo digital es asombrosamente extenso y tiene muchas posibilidades. Tienes control desde el momento en que empiezas a colocar cosas encima del escáner, que es el campo de registro.
"Allí tienes color, tonalidad, forma. Todo eso después lo puedes depurar, modificar, alterar, transformar, con los programas de edición de imágenes, en concreto con photoshop, que es el programa genérico de manejo de imágenes. Y, con la gran ventaja de que puedes lograr en muchísimo menos tiempo lo que antes tenías que hacer en el cuarto oscuro: aclarar aquí, oscurecer acá, modificar el contraste de esto y de lo otro".
Al igual que un grabado, la imagen final va a salir a la inversa, porque el registro es lo que se ve desde abajo. Para Sánchez Uribe la estructura de todo esto tiene que ver más con un juego plástico, con un divertimento, con un ejercicio de composición, de desarrollo de lo visual, que con "este sentido tan arraigado y fuerte de la necesidad de documentar el momento específico".
¿Por qué le gustan las composiciones tan recargadas?
Siempre me ha llamado la atención lo que no es quieto, lo que aparentemente es un desorden, un caos. Lo que es un constante ir y venir de cosas. Una especie de aspereza, no lo liso, lo plano, sino lo que está en ebullición.
¿Qué le falta hacer?
Tener un escáner más grande para poder jugar con objetos de mayor tamaño. El tamaño real del documento que queda registrado es de ocho por 10 pulgadas. Así como metí la cabezota -se refiere a Autorretrato ligeramente falaz- y la pegué al escáner, imagínate poder tener el cuerpo humano completo.
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