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Bajo reconocimiento (Under scan) es una de las obras incluidas en la exposición que llevará nuestro país. Se trata de una instalación de arte público en la cual las personas, al caminar, proyectan sombras que permiten «descubrir» sus retratos en el piso. (Foto: Rafael Lozano-Hemmer)
M éxico, 6 de junio, 2007. (Carlos Paul/La Jornada).- Después de más de 50 años, México participará por segunda ocasión de manera oficial en la Bienal de Venecia, uno de los encuentros de arte más antiguos y prestigiosos a escala internacional, que este año llega a la versión 52 con el título Pensar con los sentidos, sentir con la mente: arte en el presente.
El Palacio Soranzo Van Axel, construido en el siglo XV, será la sede del pabellón -rentado ex profeso- con el que contará nuestro país, el cual albergará la muestra individual del artista mexicano Rafael Lozano-Hemmer (DF, 1967), titulada Algunas cosas pasan más veces que todo el tiempo.
Físico-químico de profesión, el artista ha transitado por la escultura cinética y sonora, la instalación, el video, la fotografía y la intervención de espacios públicos, con el propósito de que el espectador -más que tomar una postura de observador-, interactúe y sea un elemento orgánico que complete la obra.
Sus creaciones están basadas «en la apropiación y transformación de tecnologías, como la robótica, la vigilancia computarizada y las redes telemáticas, para crear soportes artísticos de participación pública».
Participación del espectador
Muchas de las obras de Lozano-Hemmer, quien es considerado uno de los artistas en medios electrónicos con mayor reconocimiento nacional e internacional, se han expuesto en más de 30 países.
En esta ocasión, explicó el creador, vía teleconferencia desde Venecia, la muestra estará integrada por seis obras electrónicas, con la curaduría de Príamo Lozada y Bárbara Perea: Almacén de corazonadas, Frecuencia y volumen, Tensión superficial, Bajo reconocimiento, 1000 usos tópicos y Función de ondas, esta última creada ex profeso para la exposición.
Para el artista, los sistemas de vigilancia son muy importantes, pues «me interesa cómo materializar esa vigilancia y transformarla en algo creativo y crítico, en algo que nos permita crear entornos y lenguajes nuevos para tener una lectura de nuestro espacio corporal».
'Hasta cierto punto -explicó- mis obras son teatrales y efectistas, para crear fantasmagorías. Y si las personas no participan, la pieza no existe.
«Lo que intento hacer con mi trabajo es cuestionar el carácter supuestamente neutral de un espacio expositivo. En esta bienal, como sucede en otros espacios como los museos, se presentan las obras de supuestos maestros, quienes nos presentan creaciones muy sólidas y potentes, con una visión de autor. En mi caso, no es así, pues lo que intento es crear plataformas de participación, en las que las personas se puedan autorrepresentar».
Los aparatos que se utilizan «están desarrollados por un equipo de ingenieros y de programadores de varios países. Tengo programadores mexicanos, holandeses, canadienses y yo mismo desarrollo algunos programas».
Para Lozano-Hemmer, «todos los artistas somos nuestra propia marca comercial. La única diferencia es que somos una marca comercial fuera de control, lo que implica salud cultural, la posibilidad de que nadie te diga cómo actuar o pensar, la libertad de cuestionar y transformar un espacio público. Esa independencia es la que le da valor al arte».
El catálogo que acompañará la exposición será publicado por Ediciones Turner. Incluirá ensayos de Manuel de Landa, Barbara London, Víctor Stoichita, Cuauhtémoc Medina y una entrevista de José Luis Barrios al artista.
Este año la Bienal de Venecia se realizará del 10 de junio al 21 de noviembre. Tendrá 77 pabellones, de países de los cinco continentes, con obras de cerca de 100 artistas y grupos. La participación de México costó un millón 90 mil dólares, aportados por instituciones públicas y privadas, comentó Teresa Franco, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes aportó 250 mil dólares; la Secretaría de Relaciones Exteriores, 100 mil; el Consejo de Promoción Turística, 100 mil; Fundación Jumex, 300 mil; BBVA Bancomer, 30 mil; Antimodelos, 100 mil; Patronato de Arte Contemporáneo, 20 mil, y 190 mil dólares de otras instancias del sector privado.
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