Rancho Las Voces: 06/01/2005 - 07/01/2005
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jueves, junio 30, 2005

La música, creación que sólo sucede en un alto nivel ético: Philip Glass


Philip Glass Posted by Hello

MERRY MACMASTERS

Northbrook, Illinois. El compositor y tecladista Philip Glass nunca se imaginó como un iconoclasta de la música, pero eso ha resultado.

Pionero de la llamada world music, una de sus máximas creaciones es Orion, obra de concierto con la participación de compositores e intérpretes de los cinco continentes. Verlos reunidos en un escenario se antoja como un mensaje de convivencia y paz, tan necesarios en el mundo.

Entrevistado tras el estreno de Orion en Estados Unidos, Glass aclara que no piensa en términos políticos, sino sociales: ''Hago una distinción entre asuntos sociales y políticos. Los primeros se dan a muy largo plazo y suceden entre personas. Sin embargo, los segundos se dan a muy corto plazo y ocurren entre aparatos políticos, que por lo general tienen poco que ver con lo que la gente necesita. En otras palabras, no creo en los partidos políticos, pero valoro la acción social, ya que a escala individual podemos lograr cosas tremendas''.

La relación entre los músicos, no obstante, viene a constituir un modelo o una metáfora: ''Reunimos a personas de tradiciones muy diferentes y nos divertimos mucho. Creo que eso se siente. Aunque no pensé en un mensaje, de haberlo hecho sería que eso es posible. La música es una actividad que sucede a un alto nivel ético. Crearla es algo que en realidad se hace en beneficio de los demás y de uno mismo.

''La música no encierra algo negativo. No se hace para quitarle a alguien su propiedad o destruir su familia. Es una actividad optimista, así que el ambiente musical es muy refinado y especializado. De alguna manera no refleja como podría ser el mundo ordinario. Pero es algo que sucede entre personas y se vuelve auténtico conforme la experimentamos."

Reunión en Atenas

-¿Cómo se reunieron para crear Orion?

-No lo hicimos. Ya había trabajado con todos. La única nueva era Eleftheria (Arvanitaki), a quien ya conocía, pero ahora que trabajé con ella no la siento como una extraña. Pudimos reunirnos hasta que estuvimos en Atenas, porque ahora en Estados Unidos existen muchas dificultades con la inmigración. El gobierno tenía interés en proteger -suelta una carcajada- a los ciudadanos de la llegada de estas personas. Hubo quien no pudo obtener visa. No dijeron que no podíamos conseguir las visas, eso no es correcto, sino que obtendríamos las visas, pero no nos podían decir cuándo.

''Como trabajábamos de acuerdo con una fecha, tuvimos que abandonar la idea de reunirnos en territorio estadunidense. Mi ensamble ensayó en Nueva York; me comunicaba con todos mis amigos al enviarles cintas y por teléfono. Escribía música que les mandaba, ellos hacían lo mismo, la grababan y me la enviaban. Por fin, dos semanas antes de la Olimpiada llegamos a Atenas, donde ensayamos.''

-¿Por qué el nombre Orion? (Glass lo pronuncia o-rai-on)

-Se refiere a dos cosas. Primero, conforme he viajado por el mundo -ha ido a los lugares de origen de los artistas-, en Australia veía a la constelación de Orión en la parte norte del cielo y en Canadá en la parte sur. Siempre he pensado que observar las estrellas no sólo es uno de los pasatiempos más antiguos, sino que condujo al comienzo de la ciencia. El principio de nuestro desarrollo intelectual empieza con mirar el firmamento. La humanidad tenía el tiempo para relajarse un poco y observar los cielos. Esto se volvió de nuevo una metáfora de lo que las personas comparten, los cielos que es muy obvio, pero pocos reparan en ello.

''Segundo, cuando trabajaba con Mary Zimmerman en la ópera Galileo Galilei, al final tomamos la historia de Orion para el tema de una ópera dentro de otra, escrita por el padre de Galileo que era compositor. Orion fue el cazador que quedó ciego en castigo por escaparse con la hija de uno de los dioses. Fue perdonado hasta cierto grado, entonces por la noche recobraba la vista. Esto equivale a una metáfora del artista, de quien a veces vemos como un visionario. Y lo es, pero a medias, porque la mayor parte del tiempo es una persona común y corriente.''

Aparición de similitudes

-Sus huéspedes estelares tocan instrumentos tradicionales, cuya musicalidad se combina con sonidos más modernos. ¿Qué nos dice eso del futuro de la música?

-Ciertamente ésta es una parte del futuro de la música, lo que llamamos world music, que consiste en encuentros de las culturas musicales de diferentes tradiciones. Eso se remonta a la década de los 60, cuando ya era compositor. La gente luchaba con la idea porque al principio era difícil, pues todavía no se había hecho el trabajo preparatorio. Los instrumentos no se tocaban en el mismo tono, no habíamos descubierto lo que compartían las tradiciones y hacía posible trabajar en conjunto.

'''La meta de esos experimentos no fue crear una síntesis, una sola música, sino que el impacto de las culturas afectara e inspirara la tradición de uno. No se trataba de crear una especie de esperanto musical, sino dejar que las culturas interactuaran, pero sin perder su integridad.

''El gran éxito de Orion fue ver que eso sucediera. La música de la India suena muy diferente a la de Africa. Y la de Australia es muy distinta a la de China. Eso tomó mucho tiempo de mi parte: años, décadas, de trabajar con Ravi Shankar, con Foday Musa Suso, con Ashley MacIsaac o cualesquiera de las personas.

''Significó aprender sus instrumentos, comprender sus sistemas de afinación, rítmicos y melódicos. Solemos hablar de la música como ritmo o armonía y melodía, pero eso se aborda de manera diferente en cada lugar. En el transcurso supe cómo habían aprendido música, con quiénes estudiaron, cuál era su entrenamiento. Aparecieron las similitudes. Todos comenzamos más o menos a los seis años de edad.''

-¿Se considera un pionero del world music?

-Nunca pensé que lo fuera. Sucede que nadie hacía lo que yo, pero no lo hacía por ser diferente. Mis predilecciones y talentos me llevaron por ciertos caminos, los menos conocidos. Me han visto de esta manera, pero yo no; era lo que me gustaba hacer. No se hacía para cambiar la música. En eso no estoy solo. De mi generación había muchas personas que estaban involucradas en el cambio de la música: Meredith Monk, Steve Reich, John Adams. Conozco a jóvenes músicos mexicanos, todavía no muy reconocidos, que trabajan en esas áreas fronterizas entre las artes.

''Nunca pensé que fuera a ser un iconoclasta; sólo resultó así.''


El investigador cuenta la historia de la papisa Juana


La Papisa Juana Posted by Hello

Óscar Enrique Ornelas

Debiera haber obispas. Así rezaba el título de una famosa comedia teatral con muchos meses de cartelera en México. De acuerdo con la leyenda, rechazada por la iglesia, hubo una papisa: Juan VIII era mujer. En Ioannes Angelicus. La mujer que se convirtió en papa (Plaza y Janés), el chihuahuense Arturo Ortega Blake cuenta la historia en forma novelada.

Oficialmente no hubo tal papisa. En la cronología del papado figuran dos Juan VIII. Uno elegido en enero de 844, rápidamente sustituido por Sergio II, y otro que ocupó la silla de san Pedro del 14 de diciembre de 872 al 16 de diciembre de 882. El primero es considerado "antipapa", según explica el periodista español Alfredo Urdaci en su libro Benedicto XVI y el último cónclave (2005). De acuerdo con Arturo Ortega Blake, Ioannes Angelicus estuvo al frente del papado "sólo dos años, cinco meses y cuatro días".

Pero la leyenda persiste. Y tras la leyenda surgen nuevas leyendas. Para Ortega Blake, lo importante es la vigencia del pensamiento de Ioannes, la alemana que se convirtió en papa. Por lo mismo, subraya, su novela no corresponde al género histórico. Si debido a su anterior novela, Frontera de papel, tres hermanos en la guerra México-Estados Unidos (Grijalbo), Ortega Blake debatió con éxito, fuera y dentro de la academia, con camadas de historiadores, e incluso dio una entrevista a la asistente del director de la película El Álamo, que se publicó en varios medios de Estados Unidos, ahora el economista y librero nacido en Delicias, Chihua- hua, desea verse fuera de polémicas al estilo Dan Brown, autor de El Código Da Vinci.

Sin embargo, admite en entrevista: "La novela histórica tiene muchas ventajas. Te puede documentar o, al menos, te motiva a reflexionar, a pensar por ti mismo."

-Varios de los puntos que caracterizan al pensamiento de Ioannes -señala Ortega Blake- permanecen vigentes en la lista de retos que afronta el papado de Joseph Ratzinger, Benedicto XVI: la abolición del celibato, el escándalo de abuso sexual por parte de clérigos, el papel de la mujer en la iglesia y la legitimidad de documentos que hablan de la vida de Jesús. A diferencia de mi anterior novela, la que ahora presento no es histórica. Mucha de la historia de Ioannes se ha ocultado. Y aquí en México poco se sabe de la papisa Juana. Su historia yo la tomo como una leyenda pero con muchos documentos atrás. Lo rescatable es la lucha de una mujer por el ascenso de las mujeres al sacerdocio. De ahí la importancia de los evangelios. Sólo cuatro son oficialmente válidos, aunque en el Concilio de Laodicea (año 363) |se presentaron más de 80.

-Está el de María Magdalena, el morisco de san Cirilo, todos los considerados gnósticos o maniqueos...

-Pero el papa Liberio dijo que "el Espíritu Santo" únicamente había escogido cuatro. ¿Por qué? Porque las horquillas que sostienen la Santa Alianza son cuatro, cuatro los puntos cardinales y cuatro las iglesias de entonces: Roma, Alejandría, Antioquía y Efeso. Sin embargo, ninguno de los evangelistas conoció a Jesús. Vas a las principales bibliotecas europeas y encuentras toneladas de evidencias sobre los evangelios llamados apócrifos.

-Volviendo a Ioannes, ¿qué pruebas hay?

-Puedo mencionar que los papas solían evitar el lugar donde murió Ioannes. Mucho de lo que aparece en mi novela se apoya en Emanuel Rhoys, entre otros. Puedo citar también al jesuita Francisco Javier Clavijero (1731-17- 87), quien escribió un artículo en contra de quienes retiraron la estatua de Ioannes Angelicus en Roma. Reconocía que era muy querida por la gente. El de Juan VIII fue un papado muy popular. Me enteré que la estatua tenía una placa que decía: "Aquí murió la mujer que fue papa".

-¿Cuál era su idea del sacerdocio en la mujer?

-Hay que partir de las enseñanzas de Jesús. María Magdalena era la compañera de Jesús. San Pedro mismo le tenía mucho respeto a la mujer. Pero, luego, varios concilios condenan a la mujer [ver columna adjunta]. Una parroquia dirigida por una mujer sería muy distinta a las actuales. Muy eficaz. La mujer se involucra en la comunidad. Es más sensible. Este libro lo escribí precisamente para el gé- nero femenino.

La musulmana Zaira le dice a Ioannes durante una plática: "El día que el hombre y la mujer entiendan al universo, ese día entenderán que su concepción de Dios ha sido limitada. Por lo que he conocido de tu religión, te puedo decir que Jesús se montó en un asno y ahora los asnos se montan en Jesús."

-Usted enfatiza en la novela que Ioannes buscaba mucho la relación con Oriente. Al final de cuentas, el cristianismo es una creación oriental, de Asia Menor, de Oriente Medio, no "una herencia de Occidente", como dicen actualmente.

-Yo la relaciono con Oriente por la fuerza que tenía Constantinopla antes de la polémica del Filioque que dividió (1054) a las iglesias de Oriente y Occidente. El Filioque es una fórmula doctrinaria de san Agustín que subraya la divinidad integral de Cristo al insistir que el Espíritu Santo procedía tanto del Padre como del Hijo. En Oriente no era aceptada. En un principio había interés por mantener unidas a las iglesias pero luego hubo muchos fraccionamientos. Por lo que yo he leído de Ioannes, era una persona muy avanzada.

Históricamente, consta que Juan VIII -no se aclara si el considerado antipapa- pugnó por la reconciliación con la iglesia búlgara, más cercana a Constantinopla (hoy Estambul). Originalmente había prohibido el uso del eslavo (880) en la liturgia, pero luego declaró en una carta a los moravos: "Ciertamente no se opone a la fe y la doctrina que se cante la misa en lengua eslava, bien traducida e interpretada, o que se canten los restantes oficios de las horas, pues quien creó las tres lenguas principales, el hebreo, el griego y el latín, también creó las restantes para su propia loor y gloria."

Carlos Marx, líder en popularidad: BBC


Marx trabajando Posted by Hello

LONDRES (EFE). Carlos Marx puede haber pasado de moda en los antiguos países comunistas convertidos al libre mercado, pero no así entre los oyentes de la BBC, que lo sitúan de momento como el filósofo favorito de la historia por delante, por ejemplo, de Kant.

El alemán de venerable barba y autor de El capital figura en primer lugar en un sondeo organizado por Radio 4, perteneciente a la emisora pública británica, seguido del austriaco Ludwig Wittgenstein.

Los votantes tienen hasta la primera semana de julio para elegir a su filósofo preferido de una lista de 20 seleccionada en el programa In Our Time, uno de los más intelectuales de la radio británica, con sólo escribir a la dirección www.bbc.co.uk/radio4 .

La continuada popularidad de Marx la explican algunos por lo conocido de su nombre, pero si fuera sólo por esa causa, Wittgenstein, autor del Tractatus Logico-Philosophicus y más conocido de los especialistas que del público en general, no ocuparía como ahora el segundo lugar.

Para el historiador marxista Eric Hobsbawn, la renovada popularidad de Marx se debe a que, tras la caída del comunismo, el autor de El Manifiesto Comunista se vio por fin liberado de la deformación de su pensamiento en los países del antes llamado socialismo real.

Por otro lado, según Hobsbawm, Marx predijo de modo certero el fenómeno de la globalización, cuyos efectos sienten cada vez más tanto países ricos como pobres.

El semanario The Economist, que hace eco de la encuesta en su último número, se lamenta de que dos filósofos que son sus favoritos como John Locke o Adam Smith no figuren en la lista de 20 seleccionados.

John Stuart Mill, considerado como el profeta del utilitarismo, precursor del liberalismo moderno y defensor de la libertad de expresión y de la libertad de comercio, sí aparece en cambio en ella, pero la revista le concede pocas posibilidades de ganar.

De ahí que, en una información graciosamente titulada Un espectro recorre la BBC, The Economist invite a sus lectores a intentar frenar el ascenso del padre del marxismo votando por el tercero de la lista: el escocés David Hume, uno de los grandes representantes del empirismo británico.

Hume, autor del Tratado sobre la Naturaleza Humana y defensor de un escepticismo moderado frente a toda suerte de dogmatismos, influyó además en la filosofía moral y los escritos económicos de su amigo Adam Smith, acaso el más grande de los economistas clásicos, y uno de los santones del prestigioso semanario económico.

miércoles, junio 29, 2005

Kenett Parker


Peeling Wall
Fort Garland, Colorado Posted by Hello

Chris Rainier


Japanese Ikuza Mistress, Tokyo, Japan
Silver gelatin print, Edition of 50
16" x 20" Posted by Hello

Rajesh Nair


Basilica Di San Martino
Toned gelatin silver print, 13 x 13" or 18 x 18" Posted by Hello

Meredith McKinney


Washington Monument #4, Looking East, 2002/2004
Platinum/Palladium Prints on Arches Platine Posted by Hello

Michael Eastman


Horse #12, 2003
Archival inkjet prints
available in three sizes small 19 x 19 or 18 x 22,
large 28 x 28 or 28 x 34, and jumbo 40 x 50 or 40 x 60 Posted by Hello

Christopher Burkett


Cottonwood and Light, Utah 1987
Ilfochrome print, 20 x 24" and 30 x 40" Posted by Hello

Tod Webb


125th St. NYC
vintage silver print Posted by Hello

Mark Klett


Contemplating the View at Muley Point - Utah
gelatin silver print
2002, 16" x 20" Posted by Hello

Joel-Peter Witkin


Cuisine of a Failed Romance Posted by Hello

Manuel Álvarez Bravo


El ensueño, 1931 Posted by Hello

martes, junio 28, 2005

DELINCUENTOS


Arminé Arjona 1983, Ciénega de Norogachic Chihuahua. foto: Jaime Moreno Valenzuela. Posted by Hello

Texto leído por el Dr. Tafoya el día de la presentación del libro en el Museo del INBA, Ciudad Juárez, Zona Pronaf.

Un deliencuentro con los delincuentos

Dr. Jesús L. Tafoya

Sul Ross State University

Ser fronterizo aparte de un estatus geográfico es una actitud para muchos de los escritores y escritoras de Ciudad Juárez. Parece finalmente hemos decidido como locos y locas buscar nuestra identidad por las esquinas, levantando las hojas de papel de nuestra niñez y juventud e intentando rescatar cuanto recuerdo nos venga a la mente para reinventarnos poco a poco a través de las letras. Algunos intentamos hacerlo a través de los estudios culturales, otros por medio de serios estudios sobre la frontera, o a partir de una magnifica prosa. Todos intentamos aprehender un pasado, apretarlo hasta que nos duela como si por medio de él tuviéramos la oportunidad de seguir vivos. Arminé Arjona nos sorprende por esa pasión fronteriza pero a la vez por enfrentarnos a una realidad que los mismos juarenses, aquellos de sepa y alcurnia, los que nacimos en El Paso y nos criamos en Juárez, pero que todos los fines de semana íbamos a Mr.Quick y comprábamos en Fed Mart o en el Globo1 decidimos borrar de nuestra fronterizada memoria.

Arjona, sin tapujos, nos presenta la realidad de aquellos seres humanos que viven a partir de una especifica forma de vida entre el Paso y Juárez. Seres que ni malos ni buenos nos presentan su realidad a partir de una pasada o

de un cajuelazo2, de un golpe de suerte en el que encuentran una droga de "Milagro" o la vida "cotidiana" de los traficantes. La violencia no es criticada ni glorificada en los cuentos de Arjona, es simplemente un elemento mas de esa frontera que " Los niños bien" no queremos ver y que siempre defendemos con un: "Es que en Juárez nos han hecho mala fama". Arjona nos obliga en sus cuentos a enfrentarnos de Choque con esta realidad que también forma parte de la frontera y por ende de nosotros mismos.

Los cuentos de este libro se pueden dividir, muy arbitrariamente en: "De narcos", "De suerte","De mujeres" y por ultimo Lluvia, el cuento más humano de esta colección. En cuentos de narcos sobresalen: "Rita" y Dijeron que a todos". En estos cuentos, Arjona se introduce a las excentricidades de los narcos, los cuales son desmonstruoficados3 para convertirlos en seres de carne y hueso, que le tienen miedo a las inyecciones o que lavan dinero, literalmente, en la secadora de su casa. Esta cotidianidad del delincuente es lo que hace la critica social de Arjona mas aguda, pues en una sociedad desensibilizada ante la violencia "El delito" es solo una parte mas de la vida diaria.

Son precisamente los cuentos "De suerte" en los cuales los personajes, cual picaros modernos, pueden subsistir al enemigo común: la migra, la chota, la DEA. De este grupo sobresalen: "La ganga", en el cual la droga se convierte en el motor que mueve la vida de seres cuyos valores y lealtad familiar son fácilmente traicionados. Esto ocurre en un mundo material incapaz de sentir pena ni dolor por el otro. En "American Sir" y "La pasada" un golpe de suerte salva a unas traficantes y a un hippie de ser atrapados en el puente y en "Ni la santa muerte" la vida de la voz narradora se salva gracias a una caída fortuita que le cuestan los testículos a otro.

Pero también los hay en el cual esta suerte se vuelve adversa. Como en "La cosecha" y en "Los Galanes". El primero muestra como la suerte convierte en drogadictas a unas pacificas vacas mientras en el segundo, se pierde "la suerte" en pos de la cachondez.

Pero quizá los cuentos que más sorprenden sean los que he clasificado como "De mujeres" y lo he hecho porque rompen completamente con los estereotipos femeninos. Estas mujeres son chingonas y chingadoras, no permiten que el miedo las venza. Su carga emocional es sustituida por la adrenalina que produce el delinquir, el romperle la madre al sistema. Como en "American Sir" en el cual dos mujeres se avientan un cajuelazo a El Paso no sin antes pedirle protección a San Lorenzo4 y echarse un desayuno en el McDonalds del otro lado para celebrar el éxito. 0 "El acecho" en el cual la sexualidad femenina, la entrega de una noche, es manipulada para hacer a un soberano conquistador, volverse un delincuente y pasar sin saber, escondida en la promesa de un sexo rápido y sin consecuencias una cajuela llena de droga. El acechador, se convierte en acechado. Esa fuerza que Arjona le da a sus mujeres, las saca del abismo de la victimez.5 Son tan cabronas como el otro, Aquí las victimas no existen, solo las voces de mujeres que van a sobrevivir a toda costa, o como en el caso de "El héroe" van a vengar "Pasadas heridas y cuentas"

En "Lluvia" Armine nos presenta la vida de hombres y mujeres cuyo discurso jamás será oído en el recuento oficial de los daños. La frontera ha escupido a estos seres, Lluvia, el personaje principal, pertenece a una subcultura, una mujer que ha sido expulsada por la heterodoxia. Su enfermedad ha vencido sus instintos, ella vive por la droga, a tal grado que se escapa de un hospital paseño en donde su hijo ha nacido adicto a lo que su madre consume. Una vez mas lluvia no es un monstruo tan solo es un ser humano enfermo, producto de una sociedad igualmente enferma, Sociedad que Arjona nos ha intentado de mostrar en sus cuentos .

Es por eso, que los dellincuentos de Arjona son un deliencuentro con el otro contexto de la frontera, aquel que nos confronta con la problemática de seres que al igual que uno solo intentan sobrevivir en esta complicada urbe. Nuestro glorioso pasado, visto a través de una lente que muy pocos tienen la capacidad de enfocar como Arjona y que siendo muy francos solo algunos con los "ovarios de Arminé" pueden denunciar en esta caótica y maravillosa frontera.

1 Mr Quick rue un famoso restaurante de servicio al auto del la decada de los 1960 que quebr6 gracias a la presencia de Mc Donalds. Fed Mart y el Globo eran tiendas departamentales estilo Wal Mart populares entre la población fronteriza, especialmente de Juárez hasta la de"cada de 1980.

2 Esta palabra se utiliza coloquialmente entre los narcotraficantes para explicar la carga del baul (o cajuela) del automovil de droga. Pasar de cajuelazo significa arriesgarse a que lo agarren, ir sin seguridad alguna de poder pasar o de ser descubiertos en el puente por la migra o por los perros

1 Palabra creada por el autor para darle fuerza a la monstruosidad del texto.

4 San Lorenzo es un santuario juarense cuyo Santo es muy milagroso entre la poblacidn fronteriza. Las mandas a San Lorenzo por favores recibidos son famosas entre los habitantes de la ciudad.

5 Otro neosilogismo


El Chango


Cartel de Ernesto García Cabral Posted by Hello

Jugar en serio

Posted by Hello

Entrevista con Julio Cortázar

Por Orlando Castellanos

En 1978, Julio Cortázar visitó las cabinas de Radio Habana Cuba y conversó largamente con el periodista Orlando Castellanos, que a la sazón tenía medio siglo de experiencia como entrevistador. Lo que dijo Cortázar ante el micrófono, entre el calor de la cabina, permaneció guardado en una cinta durante muchos años. Castellanos rescató luego la entrevista y la incluyó en un pequeño libro que nunca salió de Cuba: Formalmente informal (Ediciones Unión, 1989). Para el lector cortazariano es esta voz a cuatro años del final.

—Bueno, Julio, primero yo quiero una especie de “cuéntame tu vida”. Quiero saber: ¿dónde naciste, dónde y cuál fue el medio en que se desarrolló tu infancia? Esto es para empezar.
—Esto es una especie de biografía. No es que me guste mucho, no, pero supongo que son datos que solamente un escritor tiene que dar porque eso ayuda, en alguna medida, a comprenderlo mejor.
Yo soy argentino, pero por uno de esos azares de la vida me tocó nacer en Bruselas, la capital de Bélgica, y eso es bastante divertido. Mi padre y mi madre, argentinos los dos, se acababan de casar cuando a mi padre le dieron un puesto en la Legación Argentina en Bruselas. Entonces hizo coincidir su viaje de bodas con la toma de posesión de su puesto, y el flamante matrimonio se fue en barco a Bruselas. Nueve o diez meses después aparecí yo allí en Bruselas. Pero te diré que aparecí en circunstancias bastante trágicas, porque esto sucedía el 23 de agosto de 1914. Aquellos a los que les interese la historia sabrán que un par de meses antes, un mes antes, había estallado la Primera Guerra Mundial, y en agosto de 1914 las tropas alemanas del Káiser entraban a sangre y fuego en Bélgica. Se apoderaron de Bruselas antes de seguir en su ofensiva contra Francia. Entonces mi nacimiento fue muy especial, pues mi madre estaba en una clínica y los obuses alemanes caían por todos lados. De manera que fue un nacimiento un poco comprometido que casi le cuesta la vida a mi madre e, incluso, a mí mismo, pero sobrevivimos los dos. Como mi familia tenía privilegio diplomático, y la Argentina era un país neutral, una vez que los alemanes ocuparon Bélgica tuvimos la autorización para pasar a Suiza, que era también un país neutral. Allí nació una hermana mía. Somos dos hermanos. Luego la familia pudo pasar a un tercer país neutral, que era España, y ahí se quedó desde 1914 hasta 1918, en que finalizó la guerra, porque no se podía volver a la Argentina. En aquella época, por supuesto, no había aviones para pasajeros, no se podía viajar en barcos porque los submarinos alemanes los hundían a todos. Tuvimos que quedarnos en Barcelona, y mis primeros confusos recuerdos de niño, muy pequeño, son recuerdos de Barcelona. A los cuatro años volví a la Argentina, me olvidé del francés, que era el idioma que yo había hablado en ese tiempo, y me convertí en lo que soy: un argentino.
Hice mi educación primaria y secundaria en la Argentina. Por cierto, aprovecho para aclarar un malentendido, porque justamente el otro día, aquí en Cuba, unos compañeros me dijeron: “Se ve por tu acento, por la manera de pronunciar la erre, que tu vives hace 25 años en Francia”. Yo les dije: “No es así, es un defecto de nacimiento, y no tiene que ver nada con el francés”. Cuando yo era niño no había eso que se llama foniatra, que ahora en unos pocos meses arregla ese problema en un niño. Ya cuando eres adulto eso es más difícil. Yo sé que con buena voluntad, haciendo ejercicios, en un año podría, pero verdaderamente estoy muy viejo para hacerlo, y entonces que me aguanten el acento. Finalmente, lo comparto con Alejo Carpentier, que también lo tiene.

—Después, ya en la Argentina, tú iniciaste tus estudios primarios, secundarios. ¿Puedes hablarnos de esta época de colegial?
—Bueno, mi familia se fue a vivir a un suburbio de Buenos Aires, un pueblito llamado Banfield, que era casi el campo en aquella época. Nosotros éramos, ya te darás cuenta por lo que te conté de mi familia, no burgueses, sino pequeños burgueses. Mi padre se fue de mi casa cuando yo tenía seis años, y nos quedamos solos mi madre, mi hermana y yo, lo cual obligó a mi madre a ponerse a trabajar para educarnos. Yo me eduqué en escuelas primarias oficiales, populares.

—Como las llamábamos en Cuba: escuelas públicas.
—Exactamente, escuelas públicas. Tuve suerte, porque si la familia hubiera seguido digamos en las condiciones en que estábamos cuando mi padre trabajaba en la diplomacia, probablemente me hubiesen mandado a esas escuelas pagadas inglesas o alemanas o francesas, donde me hubieran deformado mucho más que en escuelas públicas en que yo me crié en compañía de compañeros que eran gente muy humilde, muy pobres, hijos de obreros, hijos de pequeños empleados. Todo eso fue muy bueno, pues desde niño yo estuve en contacto con capas populares y completamente separado de esa cosa más sofisticada en la que probablemente me hubiera movido. Luego, cuando terminé la escuela primaria, entré en una escuela normal, y me recibí de maestro. Mi primer título digamos, fue el de maestro, e incluso ejercí como maestro de escuela primaria un cierto tiempo. Después completé un profesorado en Literatura, lo cual me permitió ser profesor en los liceos. Entonces era ya el momento en que tenía que ayudar a mi madre y me fui a Buenos Aires. Nunca entré en la universidad, yo no he hecho ningún estudio universitario. Realmente he sido un autodidacto en ese plano. Todo lo que sé lo aprendí por mi cuenta, porque ese profesorado era bastante malo, dicho entre paréntesis. Luego me permitió enseñar en liceos de provincias y ayudar a mi madre. Y así fue como en esos liceos de provincias, donde yo tenía mucho tiempo libre, empecé a leer, a devorar bibliotecas enteras, y empecé mis primeros ensayos de escritura.

—¿Por qué época fue esto, en qué año aproximadamente?
—Mira, fue entre 1935 y 1942. Fue el final de mis estudios secundarios y la época en que ejercí la docencia en liceos. Luego, en 1944, se creó en la Argentina una universidad de frontera, en la provincia de Mendoza. Lo que se llamaba la Universidad de Cuyo. Una universidad muy joven, y como no había profesores y se sabia que a mí me interesaba mucho la literatura francesa y anglosajona, que yo sabía leer el inglés y el francés, me ofrecieron un puesto de profesor universitario. Fue una experiencia muy hermosa porque me encontré con alumnos algunos de ellos más viejos que yo. Pude, por primera vez en mi vida, enseñar lo que verdaderamente me gustaba, porque antes había tenido que enseñar Geografía y cosas así, que verdaderamente no me interesaban mucho. En el plano universitario, durante dos años, enseñé en esa universidad de provincia.
Luego empezó el primer gobierno de Perón. Hubo todos los episodios preliminares y Perón conquistó el poder, y yo, como todos los pequeñoburgueses argentinos, estaba en contra, era absolutamente antiperonista. Incluso me metieron en la cárcel. No mucho, no me puedo jactar. Hay gente que se jacta mucho de haber estado en la cárcel. Incluso yo tenía un amigo ladrón en Buenos Aires que estaba muy orgulloso de haber permanecido 15 años en la cárcel. No sé por qué, pero estaba muy contento. No fue una cosa así. Fue sin mayores problemas, sin castigos, y entonces, naturalmente, renuncié a mi empleo en la universidad antes de que Perón me echara, para ganarle una mano. Y me volví a Buenos Aires, donde empecé a trabajar en diversas cosas. Trabajé como gerente de la Unión de Editores Argentinos, lo que me puso en contacto con el mundo editorial, que era interesante. Después, aprovechando que conocía dos idiomas, me recibí de Traductor Público, que era un oficio, una profesión excelente porque daba mucha independencia y me permitía hacer traducciones y darme buena vida. Así continué hasta 1951, en que gané una beca del gobierno de Francia. Decidí irme allá para ver qué pasaba, y decidí quedarme. Porque la verdad es que el fenómeno peronista en su primera etapa yo no lo comprendí nunca. Yo era completamente ajeno a la política. Era un hombre totalmente apolítico y yo lo sé porque tengo un gran sentido de la autocrítica. Yo vivía en un mundo estético, estetizante, de joven que escribe, que ha leído montones de libros, y lo que me interesaba era hablar exclusivamente de libros. En torno a mí había un proceso político que yo no comprendí. Ese proceso me molestaba, me hostigaba, y decidí quedarme en Francia.
Luego las cosas cambiaron, empezaron las dictaduras militares. Después de la caída de Perón yo iba a la Argentina cada dos o tres años a ver a mi madre y a mi hermana. He hecho en total algo así como nueve viajes de ida y vuelta, o sea que nunca perdí el contacto con mi país, hasta ahora, en que, por el momento, lo he perdido, porque soy verdaderamente un exiliado.

—Julio, ¿recuerdas las primeras cosas que escribiste?
—Quien se acuerda muy bien de las primeras cosas que escribí es mi madre, porque las tiene guardadas: son sonetos, poemas que yo escribí a los nueve o diez años; una tentativa de novela, que me encantaría volver a leer, pero cuando vi a mi madre por última vez no quiso dármela, porque sospecha que la voy a quemar, y entonces la tiene bajo llave, y nunca he podido echarle mano. El único problema que tengo es que no me deja ver esas cosas. Ella asegura que son muy buenas. Yo lo que sé es que cuando iba a la escuela primaria, a los once años, yo me enamoraba perdidamente de alguna compañera. Eran escuelas mixtas. Entonces siempre había una niña con unas trencitas y unos ojos que a mí me producían emoción, y entonces yo le escribía unos poemas sumamente ingenuos, de una especie de amor, y después poemas de sufrimiento, porque esa niña no me miraba. Todo esto lo tiene mi madre guardado.

—¿Qué fue lo primero tuyo publicado?
—Espera. Yo tardé muchísimo en publicar, y estoy contento de haberlo hecho, porque mira, yo vivía, como te decía, en un mundo muy literario y, por lo tanto, estaba rodeado de amigos que se dedicaban a la literatura o a la música o a la pintura, y tenían esa ansia de los jóvenes de darse a conocer, de publicar. Muchos de ellos a los 18 años ya hablan publicado su primer libro de poemas o su primera novela, y al año siguiente te los encontrabas llorando por la calle porque estaban profundamente arrepentidos de haber publicado ese libro. No porque la crítica les hubiera pegado, porque no había ninguna crítica, nadie se enteraba, sólo los amigos leían el libro, pero ellos mismos, que habían caminado un poco más, se daban cuenta de que esa publicación había sido prematura. Yo no sé si por vanidad, pero, en todo caso, con un gran espíritu critico, me negué a publicar. Escribí distintas cosas. Tú sabes que yo he quemado dos o tres novelas, una de las cuales tenía como 600 páginas.

—Me lo contaste una vez.
—Te lo conté. He tirado muchos cuentos al canasto, muchos poemas, hasta que finalmente llegó un momento en que escribí una serie de sonetos que me parecieron publicables, y entonces salió en una pequeña edición para los amigos. Es un libro inhallable, que lo publiqué además con un pseudónimo, lo cual te demuestra que yo tenía mis recelos.

—¿Y ese libro cómo se llama?
—Ese libro se llama Presencia.

—¿Y el pseudónimo?
—Julio Denis. Una edición de 250 ejemplares. Yo tengo uno en París.

—Tengo qué buscarme uno.
—Si lo encuentras, bueno...

—Si lo encuentro, te lo mando para que me lo firmes.
—Pero me sorprendería. Yo puedo mandarte una fotocopia. Son unos sonetos muy estetizantes, muy malarmianos, muy simbolistas. Bastante bellos, dicho sea de paso. Yo no tengo falsa modestia. Con mi nombre lo primero que salió fue una serie de diálogos sobre el tema de Teseo y el Minotauro. Es un texto que se llama Los reyes y es la historia de Teseo que entra en el laberinto con el hilo que le da Ariadna para que no se pierda y que va a matar al Minotauro. Pero yo le cambié completamente el sentido, es decir: que ahí el verdadero héroe es el Minotauro. El Minotauro yo lo veo como el poeta, como el hombre libre que el tirano encierra en el laboratorio porque sabe que si lo deja en libertad, digamos, le va a hacer la revolución, para hablar en un lenguaje moderno, y Teseo es el servidor del poder, es el joven fascista que va a matar al hombre libre. Entonces —te das cuenta— es una inversión completa del mito griego. Fue un texto que le había gustado mucho a mis amigos, y por eso yo acepté que se publicara, pero en una edición privada.

—Este libro del que me hablas ahora, ¿en qué año fue publicado?
—Fue publicado en 1948 ó 1949, dos años antes de que yo me fuera de Argentina. El año en que me fui —noviembre de 1951—, apareció Bestiario. Es el primer libro de cuentos publicado por la Editorial Sudamericana. Fue un libro que cayó totalmente en el silencio y en el vacío, porque era una época en que los argentinos —y los latinoamericanos en general— miraban todavía hacia Europa y hacia los Estados Unidos como los grandes modelos literarios, y los autores nacionales eran ninguniados —como dirían los mexicanos— y nos leían muy poco. Yo me acuerdo que estando en Francia recibí la primera liquidación de derechos de autor: era la suma de 14 pesos argentinos. Mandar el recibo de vuelta firmado costaba 12 pesos. ¡Así que ya ves mi derecho de autor!

—Y después de este libro de cuentos, ¿qué le siguió y en qué forma fueron escritos en Francia?
—Bueno, lo que sigue fue escrito en Francia, y eso para mí fue muy importante: el choque con la cultura francesa y el empezar a descubrir la verdadera América Latina, de la que yo había pasado al lado realmente, a lo largo de mi vida. Empezaría a descubrir de lejos, poco a poco, empezar a darme cuenta de lo que era América Latina. Eso fue un proceso muy largo de diez años en el curso de los cuales yo fui escribiendo cuentos en París. Apareció un segundo libro en México que se llama Final del juego, que luego fue completado con una edición argentina más amplia, y después se editó Armas secretas, que son ocho cuentos. Cuando se publicó ese libro empezaron a leerme. Ese libro sacó —digamos, de las gavetas— los libros anteriores. Bestiario, que nadie había leído, de golpe tuvo tres ediciones. Como pasa siempre, es un efecto retroactivo. Luego se editó Los premios, la primera novela mía que se publicó con gran éxito en la Argentina. En ese momento yo estaba trabajando en Rayuela —conjuntamente con otros cuentos paralelos— y Rayuela apareció hacia el año 1962 ó 1963.
En 1961 se produce en mi vida un hecho muy importante: es que yo hago mi primer viaje a Cuba y tomo contacto aquí con el mundo cubano, con la Revolución Cubana, y eso —ya lo he dicho muchas veces, pero me gusta repetirlo— fue coagulante, el catalizador que me mostró a mí hasta qué punto yo era latinoamericano, hasta qué punto yo era argentino, cosa que había ignorado durante muchos años. Puedo decir que a mí la Revolución Cubana me metió en la Historia, me hizo entrar en la Historia. Yo no tenía ningún interés por la Historia, me interesaba lo estético únicamente. La experiencia traumatizante de la Revolución en 1961, cuando vine aquí y los encontré a ustedes en pleno momento del bloqueo, con todas las dificultades, y vi a este pueblo en la forma en que luchaba, en la forma en que combatía, entonces yo me dije: “¡Diablos, y pensar que en la Argentina yo he estado rodeado de muchedumbres también que buscaban la justicia social, y no fui capaz de darme cuenta!” Me hicieron falta muchos años. Bueno, eso te explica que a partir de 1961 yo he vuelto a Cuba todas las veces que he podido. Y, además, que haya empezado una acción paralela y simultánea con la literatura, es decir: una acción ideológica, que yo haya entrado también en la lucha como compañero de ustedes.


—Julio, ¿cuántos libros publicados tienes?
—Yo he perdido la cuenta, pero me he dado cuenta de que he escrito demasiado, que ya tengo como 13 ó 14 libros. Yo creo que hay que darle paso a los jóvenes. Tú sabes que a mí me interesa mucho la literatura de la juventud, y creo que es una prueba de juventud mía, porque es muy frecuente en los escritores ya viejos, ya maduros, que tienen una personalidad ganada, ponerse muy celosos de los jóvenes, como si tuvieran miedo, lo cual es un miedo absurdo, un miedo negativo, ¿no es cierto? Tienden a leer solamente a la gente de su generación y no consideran a los jóvenes: ¡allá ellos! Yo, por el contrario, leo más a gusto en estos momentos la literatura de los jóvenes que la literatura de los viejos, porque no me importa que sean obras a las que les puede faltar todavía madurez, les puede faltar técnica, pero lo que interesa ver es el nacimiento de un talento, y eso yo lo he visto muchas veces. Jóvenes argentinos, mexicanos y cubanos, gentes que empiezan titubeando y luego, un buen día, te saltan con un libro. Ver un joven que se abre paso en la literatura es para mí como una recompensa.

—Julio, ¿cuál es tu último libro?
—Ése que tienes ahí delante. Se llama Alguien que anda por ahí, que es el título de uno de los cuentos y que, además, fue publicado en Caimán Barbudo.

—La recuerdo, y hablamos de esto en la anterior entrevista.
—Tienes razón.

—Claro, no me dijiste el título, dijiste: “Acabo de escribir un cuento”. Y creo que fue en Santiago de Cuba.
—Yo escribí dos cuentos en Cuba el año pasado. Este se los dejé a los muchachos del Caimán Barbudo, y otro que se llama “Apocalipsis de Solentiname”, que se lo dejé a Fernández Retamar, que lo publicó en la revista de Casa de las Américas. Ese segundo, “Apocalipsis de Solentiname”, es un cuento desgraciadamente profético, porque es después de una visita a Ernesto Cardenal en su comunidad, en donde ya velan las amenazas y Ernesto era perfectamente consciente. En mi cuento, que es un cuento fantástico y al mismo tiempo muy realista porque yo creo que las dos cosas no son incompatibles, se ve venir la catástrofe que se acaba de cumplir en el mes de octubre cuando la Guardia Nacional expulsó a los campesinos y a los pescadores.

—Este “Alguien que anda por ahí” acaba de ser publicado en España.
—Sí, éste fue publicado en España, y tenía que salir una edición simultánea en la Argentina. A mí me interesaba esto particularmente, lo conté la otra noche en Casa de las Américas. Porque, fíjate, este libro tenía que aparecer en Buenos Aires, en el mes de junio. Entonces, el Gobierno, por intermedio de uno de sus voceros más o menos anónimos, le hizo saber a la Editorial Sudamericana que este libro no podía aparecer en la Argentina si no se suprimían dos cuentos: “Apocalipsis de Solentiname” y “Segunda vez”, porque los consideraban ofensivos, aunque no hay ninguna referencia directa a la Junta Militar. Como no son tontos, se daban cuenta perfectamente del alcance político que tenían esos dos cuentos. Utilizando mi sentido del humor —un poco negro, como tú sabes— contesté que estaba de acuerdo en suprimir los cuentos siempre que en la primera pagina saliera una nota en la que dijera, que para que este libro fuera difundido en su patria y ser leído por su pueblo está de acuerdo el autor con suprimir los dos cuentos que le exigen que suprima. Como comprenderás, la Junta no aceptó, porque ellos pretenden que hay libertad de prensa, que no hay censura. El libro no se publicó en la Argentina, y, en cambio, acaba de salir completo en México.
Ahora, fíjate —como yo le decía la otra noche a los amigos en la Casa de las Américas—, para mí este es un golpe muy doloroso, no por mí, sino por proyección. Porque si soy un exiliado físico, ese es mi problema, pero ahora soy también un exiliado cultural, es decir, que 22 millones de argentinos, entre los cuales hay tantos que me han leído y que me tienen estima y que les gusta leer mis libros, se van a quedar sin leer este libro. Entrarán algunos ejemplares en los bolsillos de amigos, pero es muy peligroso en estos momentos. Yo mismo no me animo a mandárselo a un amigo porque si le abren el paquete lo pongo en un problema. ¡Te imaginas hasta qué punto este exilio cultural me duele, porque no es solamente mío! Tú sabes que en estos momentos una enorme cantidad de escritores, abogados, médicos e investigadores han salido de la Argentina: están en España, están en Francia. Toda esa gente hacía su trabajo, publicaba sus libros, y nada de eso se puede publicar en la Argentina. La Argentina en estos momentos es un país pobre culturalmente. ¿A quiénes tienen como representantes de la cultura? A gente como Borges, por ejemplo, y a nadie más.

—Julio, una de las editoras cubanas va a editar un libro tuyo...
—Si, una editora cuyo nombre se me escapa, y lo digo con gran sentido de culpabilidad, porque ustedes están publicando tanto y con tantos nombres diferentes. Va a publicar ese librito mío que se llama Historia de cronopios y de famas.

—Del cual tú estás muy enamorado.
—Sí, yo estoy muy enamorado, tengo una culpable debilidad por ese libro porque fue un juego que yo escribí hace 20 años. Pero como todos los juegos, tiene su lado serio. Tú sabes cómo se ponen serios los niños cuando juegan. Es una cosa muy importante. Yo recuerdo que cuando era pequeño y estaba jugando y mi madre venía me decía: ¡Bueno, vamos, que tienes que bañarte, comer!, yo la miraba y pensaba: los grandes son tontos; por qué tiene uno que bañarse y comer si lo importante es terminar este partido. Había una especie de noción de que el juego es una cosa muy seria.
Estoy muy contento de que ese librito se publique completo, porque aquí se habían dado algunos extractos en ese tomo de cuentos míos que hizo Casa de las Américas hace muchos años —en 1963 ó 1964— que contiene cuentos y, al final, hay algunos cronopios, pero muy pocos. Ahora está completo.

—Hablando de libros tuyos publicados en Cuba y del gran éxito de Rayuela, que eso es de siempre, porque todavía hay quien viene y lo pide prestado, ¿qué piensas de Rayuela?
—Bueno, mira, a esta altura de las cosas yo tengo una doble visión de Rayuela. Estoy muy contento de haberla escrito. En el fondo es el libro que yo más quiero personalmente. De autor a libro, es mi libro. Ése es el lado positivo. Estoy muy contento de haberlo escrito, porque fue un libro de experimentación, fue un libro de provocación. De ahí su éxito. Es un libro que yo no escribí pensando en los jóvenes. Yo creí que escribía para las gentes de mi edad, y me llevé la sorpresa de la vida cuando el libro salió en la Argentina y empecé a recibir cartas de gente de 18, de 20 años, que expresaban el impacto que ese libro les había causado. Para mí fue una gran sorpresa y, al mismo tiempo, una gran alegría. Es decir: es un libro que cuestionaba muchas cosas: cuestionaba el lenguaje; cuestionaba todo el itinerario equivocado de la civilización occidental, buscaba respuesta a las grandes preguntas: qué somos, a dónde vamos, cuál es nuestro verdadero centro, qué estamos haciendo en esta vida. Es un libro un poco metafísico, un poco filosófico a mi manera. Ése es el lado positivo que yo creo que tiene. Ahora, claro, el lado negativo lo veo actualmente con mucha claridad, es decir: Rayuela es un libro excesivamente individualista. Es la historia de un personaje, sobre todo, y algunos que giran en torno a él, que están metidos en sí mismos, no tienen ningún sentimiento histórico, ninguna conciencia histórica; sus problemas personales, sus pequeños problemas, problemas burgueses o pequeñoburgueses son el centro de su vida, y aunque, desde luego, son problemas importantes porque los individuos son individuos en cualquier sociedad, de todas maneras el libro peca por no estar abierto hacia la Historia. Ésa es una etapa que me faltaba a mí por franquear y creo que ya te he contado en qué circunstancia se produjo.

—Julio, ¿cuál es la música que a ti te gusta?
—Bueno, si tú pudieras poner en un programa toda la música que a mí me gusta necesitarías más o menos un mes, lo cual sería una pedantería y una vanidad. Yo soy un melómano. Incluso he dicho, para sorpresa de algunos, que yo soy un músico frustrado. A mí me hubiera gustado ser músico, y en última instancia, si yo tuviera que elegir entre música y literatura, yo sé que elegiría la música. Te lo digo muy seriamente.
En ese juego de la isla desierta, “¿qué te llevarías tú a la isla desierta?”, si yo tuviera que elegir entre llevar libros y llevar discos, yo llevaría discos. Hay un amigo que me dijo: ¡Claro, porque los libros los escribirías tú! Yo soy un gran melómano, y todo el tiempo libre que tengo —y que no me quita otras cosas o la lectura— lo dedico a escuchar discos. De modo que mi panorama de gustos es muy grande: va desde la música de la Edad Media hasta la música electrónica contemporánea. Yo tengo un criterio, una especie de valores, como todos: cosas que me gustan y cosas que no me gustan. Tú ves, por ejemplo, entre un músico como Juan Sebastián Bach y un músico como Vivaldi, yo sé bien que mi música es Bach. Tengo gran admiración por Vivaldi, pero como le hace decir Alejo Carpentier a un enemigo de Vivaldi, fue Vivaldi un señor que escribió 500 veces el mismo concierto. Hay una limitación. En cambio, Bach es ilimitado: cada obra de él es una nueva fuente de belleza e invención.
Tengo dos grandes amores principales en materia de música del pueblo. Es por un lado, como te puedes imaginar, el tango. Me he criado escuchando la voz de Carlos Gardel y eso para mí cuenta muchísimo. Los tangos yo los sigo, los canto en la calle. Sé de memoria muchísimos tangos. Luego está e1 jazz, porque siendo yo muy jovencito el jazz entró en Buenos Aires. Te estoy hablando de los años 1929 y 1930, es decir: ese jazz que ya es ahora histórico y llegaba en esos pequeños discos de 78 revoluciones. Ahí escuché yo las primeras cosas de Duke Ellington, de Louis Armstrong, y me pareció una música de una riqueza infinita, como la tiene efectivamente.
A eso se ha agregado en estos últimos años algunos descubrimientos muy hermosos. La música cubana, que yo conocía un poco porque en mi juventud los artistas cubanos iban a Buenos Aires. A Bola de Nieve yo lo conocí en Buenos Aires. Él cantaba en la radio. Y cuando se lo dije aquí, en La Habana él se conmovió mucho y estuvimos hablando de Buenos Aires. Creo que Rita Montaner también fue a cantar a Buenos Aires, aunque yo no la escuché. La música cubana la conozco ahora, naturalmente, mucho mejor, porque cada vez que vengo aquí la escucho y, además, me llevo discos. Tú acabas de regalarme uno y aprovecho para agradecértelo. A la música cubana se suman otras músicas latinoamericanas que yo amo mucho: la de Brasil, por ejemplo. La actual de Brasil es una música de una riqueza inmensa, y yo me alegro mucho de saber que Chico Buarque llega o ha llegado a La Habana, porque él va a cantar para ustedes. Es un hombre de una gran cultura musical y, además, es un luchador.
Y después el romanticismo de Chopin y Beethoven y la ópera italiana y Wager.
Bueno, ahí tienes un poco de mis panoramas.

—Hay una cosa que creo que no debo dejar de preguntarte, que es el famoso boom de los escritores latinoamericanos. ¿Tú crees que ha decaído ese —digamos— entusiasmo o se mantiene o se ha enriquecido?
—Ye te diría, parafraseando esas viejas bases ya históricas: “el boom ha muerto, viva el boom”, es decir, que a mí no me gusta la palabra boom. Ya lo he dicho muchas veces: usar una palabra inglesa para designar un fenómeno latinoamericano me parece una intromisión colonialista en nuestro vocabulario. Siempre me molestó. Digamos que ese primer boom, cuyas figuras tú conoces y todo el mundo conoce, está terminado. Sus protagonistas siguen escribiendo, afortunadamente diríamos, pero lo que interesa es que haya una nueva promoción, que ya no necesita de la palabra boom. Si se puede hablar de una nueva generación de escritores latinoamericanos que es, en mi opinión, muy importante. Desde el extremo sur, desde la Argentina, hasta Cuba y los países de América Central, Venezuela y Mexico tú encuentras poetas, novelistas y cuentistas entre 25 y 40 años que están haciendo un magnifico trabajo. Algunos de ellos son ya figuras de proa, como pudiéramos decir un Salvador Garmendia, en Venezuela. Son figuras realmente extraordinarias todos los jóvenes poetas mexicanos. Cuando ye estuve el año pasado en San José conocí a los poetas y cuentistas jóvenes de Costa Rica, y me impresionó la seriedad de su trabajo, la calidad de su trabajo.

De modo que en ese sentido soy muy optimista. Yo creo que desde el primer boom, culturalmente asistimos a un proceso verdaderamente revolucionario, porque es una toma de conciencia. Nuestros pueblos han tomado conciencia, cada vez más, de sí mismos a través de sus escritores. Entonces es una dialéctica muy bella porque el escritor escribe para el pueblo, cosa que no existía antes. El escritor estaba antes volcado hacia los moldes europeos y escribía, sobre todo, para una élite, con pocas excepciones como Mariano Azuela y otros, pero son excepciones que se cuentan con los dedos de una mano. En cambio, ahora el escritor sabe que tiene público, y que su público es el pueblo, su propio pueblo. Y el pueblo sabe que tiene escritores, y los espera. Tú sabes muy bien lo que pasa cuando va a salir una nueva novela de Gabriel García Márquez: está todo el mundo a la expectativa, cosa que en mi juventud no existía en absoluto. Uno se enteraba que había aparecido un libro, lo leía, y nada más.

—No quiero robarte más tiempo. Me imagino que las maletas no están hechas todavía, y dentro de pocas horas tienes que partir.
—Es cierto, no están hechas todavía. Además, hay un problema trágico: con todos los libros y discos que me regalan ustedes, más unas cuantas tortuguitas en papier maché, en mis valijas no va a caber nada.
¿Tú te acuerdas de aquella película de los hermanos Marx en que cerraban una maleta y sobraban las cosas y se salían? Entonces dos de ellos se sentaban arriba, y el tercero, con una tijera, cortaba las corbatas, los calcetines y las camisas. Así me va a pasar a mí.

—A los amigos no nos gusta despedirlos, sino decirles simplemente hasta luego, y te esperamos.
—Mira, a mí tampoco me gusta despedirme. Entonces, te devuelvo el hasta luego, que espero sea un luego muy pronto, y nos volveremos a encontrar.

La Habana, enero de 1978.

Castellanos. Célebre locutor cubano fallecido en 1998.

lunes, junio 27, 2005

Al mundo de Carrington debe entrarse sin ideas preconcebidas


Leonora Carrington y Max Ernest Posted by Hello

PABLO ESPINOSA

Para la crítica de arte Susan L. Aberth resulta irónico "y también posmoderno" que el arte de Leonora Carrington esté siendo recibido visualmente por un público "mayoritariamente incapaz de apreciar su obra". En consecuencia, elaboró un libro fascinante, titulado Leonora Carrington. Surrealismo, alquimia y arte, con el que contribuye a que esta artista reciba un reconocimiento más profundo y extendido en el mundo del arte y entre el público en general.

En gran formato, diseño más allá del elogio, dignidad editorial y actitud creativa contundente, este libro llega a México gracias a Ediciones Turner, con cuya autorización damos a conocer, en exclusiva, para los lectores de La Jornada su fascinante contenido.

Publicado hace unos meses en Londres bajo el título Leonora Carrington. Surrealism, Alchemy and Art por la editorial Lund Humphries, este volumen aparece en nuestro país con sus dimensiones editoriales, de presentación artística y contundencia semejantes al original, que ha tenido una aceptación irrebatible en el mundo del arte europeo y también con la presentación impecable y el muy elevado nivel de calidad de los libros con los que recientemente Ediciones Turner ha enriquecido el panorama cultural de México.

Durante 158 páginas, que incluyen una vasta iconografía en reproducciones de la obra completa de Leonora Carrington así como fotografías documentales, Susan L. Aberth despliega una estrategia estilística brillante en los senderos que se bifurcan en un jardín maravilloso, con dos propósitos centrales: aportar un texto que repase la vida de la artista y los temas relacionados con su producción visual, y presentar un compendio cuidadosamente seleccionado de la magnitud de su obra como pintora, escultora, dibujante, grabadora y diseñadora de telas, escenografías y vestuarios.

Paisaje místico

Desfilan, por lo tanto, en estas páginas la alquimia, la astrología, la cábala, el budismo tibetano, el tarot, la mitología céltica, las tradiciones curativas mexicanas y otras prácticas místicas que tienen un lugar significativo en el reino visionario de Carrington.

Quienes están familiarizados con el surrealismo, hace notar Aberth, "conocen desde siempre y han degustado como platillo de gourmet la obra de la pintora y escritora inglesa Leonora Carrington. Durante muchas décadas -agrega- esta obra ha deleitado, intrigado y hechizado a un público selecto y receptivo, con sus acertijos visuales, juegos verbales y sutiles evocaciones espirituales".

Ya es hora, sin embargo, considera la autora de este libro enriquecedor, de que su obra extienda su esfera de influencia y coseche mayor reconocimiento, puesto que al igual que los procesos alquímicos de destilación y transmutación que abundan en su obra, ésta continúa trasponiendo límites y eludiendo toda fácil clasificación.

La vida de Carrington, sopesa su biógrafa, "resulta asimismo cinemática por el alcance y dramatismo de su intensidad, por su absoluta entrega a la libre expresión de su visión personal. Esta combinación dinámica de vida y obra es, en mi opinión, lo que la convierte en una artista sorprendentemente contemporánea y atractiva para nuevos análisis e investigaciones".

Argumenta la investigadora su propuesta: "el que siendo inglesa haya vivido largo tiempo en México y Estados Unidos, el que haya escrito y publicado extensamente en francés, inglés y español, y el que la iconografía que utiliza esté influida por las creencias y prácticas mágicas de diversas culturas y épocas son rasgos que la proclaman como artista global mucho antes de que estuviera en boga ese concepto. Quizá ya estamos listos para contemplarla bajo una óptica nueva, menos filtrada por el surrealismo francés, y también para presentar su obra de modo que resulte más accesible para la nueva generación".

Dueña de mundos alternativos

Abunda: "deudora del surrealismo y, sin embargo, dueña de una visión personal única, Carrington logra construir mundos alternativos fantásticos y al mismo tiempo creíbles. La perpetua tensión entre lo real y lo imaginado es lo que otorga a esta obra su fuerza, y constituye además un lenguaje común con otros surrealistas".

Además, Carrington levanta el velo de la mirada ordinaria y de esa manera "nos permite vislumbrar otra dimensión donde las relaciones espaciales tradicionales se trastocan, y donde a menudo aparecen extraños entes, detenidos en gestos evocadores de algún diálogo o ritual. Como maga verdadera que es, ha optado por no revelar ciertos aspectos de su producción, a fin de reforzar su sentido más enigmático y perdurable. Su arte lúdico y críptico, regido a veces por una delirante vitalidad en el uso del color, se ha resistido largamente a la interpretación".

Porque los mitos nunca son estáticos, sino que se expanden y contraen de forma inesperada, "ella sabe que para hacerlos resistentes deben construirse con partes iguales de omisión e inclusión. Por esta razón combina detalles minuciosos con espacios nebulosos, yuxtapone conjuntos seminarrativos y elementos icónicos independientes, creando una atmósfera pertinaz de misterio inescrutable".

En cuanto a su contexto creativo y sus desplazamientos temáticos, rituales y de fuentes nutricias, Susan L. Aberth destaca: "México considera a Carrington desde hace tiempo como parte de su patrimonio artístico. Además de ser parte integral del círculo de emigrados surrealistas a la ciudad de México desde 1943, Carrington ha participado activamente durante más de cincuenta años en la vida intelectual y cultural de este país. Ha mantenido estrechas amistades con escritores, artistas y actores, los coleccionistas han adquirido sus obras y desde 1950 ha recibido la atención y el respeto de la prensa".

No obstante, advierte la especialista, Carrington siempre ha evitado promover cualquier identidad nacional en particular, y sus ideas políticas tienden menos a lo particular que a lo universal (como la defensa de los derechos de la mujer). "De hecho, se ha pasado la vida retratando aspectos de la autoridad intelectual y espiritual femenina, y ha estado siempre intensamente comprometida con la causa del feminismo."

No es sorprendente, por lo tanto, que su obra haya atraído "a quienes se interesan por la autonomía de la mujer, más allá del mundo de las artes plásticas. Por ejemplo, la cantante de pop Madonna ha reconocido la enorme influencia que han tenido las pintoras surrealistas en la imaginería utilizada en sus videos musicales, y entre ellas ha mencionado específicamente a Leonora Carrington y a su íntima amiga, la artista española Remedios Varo".

Por eso, a Susan L. Aberth le resulta "irónico y también posmoderno" que Carrington esté siendo recibida visualmente por un público "mayoritariamente incapaz de apreciar su obra".

El gran secreto del arte de Carrington, define Aberth, "es que no hay una clave para descifrarlo fácilmente, porque no puede haberla. No es que algunos de los símbolos utilizados no tengan ningún significado; sino que estos símbolos no pretenden 'ilustrar' ideas a la manera en que estamos acostumbrados".

Al igual que los grabados alquímicos de los siglos XVI y XVII, a veces imitados en sus obra, dice Aberth, "los símbolos son interpretaciones profundamente personales de complejas ideas filosóficas y mágicas, cuyos significados han sido siempre permeables y cambiantes, invitándonos a múltiples niveles de percepción".

De manera que, concluye y advierte Susan L. Aberth, "que tengan cuidado, al entrar en el mundo pictórico de Leonora Carrington, todos aquellos que caminen sobre ideas preconcebidas".


`Harán justicia` a obra de "El Chango" García Cabral


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Miguel Angel Ceballos

A 27 años de su muerte, Ernesto El Chango García Cabral tendrá la justicia que, a decir de Carlos Monsiváis, no ha tenido y merece por su indiscutible calidad como artista. El Festival Internacional Cervantino (FIC) le rendirá un homenaje con una magna exposición, la presentación de un documental y la publicación de un libro sobre su trabajo.

Y es que señala Monsiváis, "injusticia" es el término adecuado para referirse a la manera como desde el punto de vista estético fue contemplada la obra de El Chango García Cabral a lo largo de su muy fecunda trayectoria. "Es una injusticia el desconocimiento actual de esa obra".

Considerar a García Cabral como uno de los creadores mexicanos fundamentales del siglo XX, dice el coleccionista y escritor, no sólo se debe a que como dibujante fue excepcional, sino porque lo que hizo fue modernizar el trazo e introducir el retrato caricatural, que no es lo mismo que la caricatura que de manera portentosa hacían Santiago Hernández, José María Villasana y Álvaro Pruneda, entre otros.

La exposición de El Chango García Cabral en Guanajuato, forma parte del proyecto de rescate de archivos que desde el año 2002 inició el FIC, y cuyo objetivo consiste en recuperar valiosos materiales artísticos, fotográficos y documentales para la historia de México, que en ocasiones se encuentran olvidados o en proceso de perderse definitivamente debido al mal estado de conservación y a las inadecuadas condiciones de resguardo de los mismos.

Los investigadores que participan en este proyecto de rescate ya han trabajado con archivos como el del fotógrafo Manuel Ramos (1874-1945) y el de Ezequiel Carrasco (1891-1978), pionero del cine nacional.

Ramiro Osorio, director del FIC, cuenta que al enterarse de que el investigador Horacio Muñoz iniciaba, a inicios de 2004, una revisión de imágenes de Ernesto El Chango García Cabral, le planteó la posibilidad de realizar una exposición de este artista mexicano, considerado el mejor dibujante de su época por intelectuales y artistas como Diego Rivera, Clemente Orozco, Alfonso Reyes y Juan José Arreola.

"Se planteó la realización de un homenaje en el marco del próximo FIC, que se llevará a cabo del 5 al 23 de octubre del presente año. Si nos referimos a un lanzamiento de El Chango se debe a que actualmente su figura se halla diluida por el tiempo y la falta de difusión. A lo largo de los años se han organizado contadas exposiciones y las escasas monografías de Ernesto García Cabral están completamente agotadas, de tal suerte que nos encontramos frente a una de las figuras fundamentales de la cultura en México que hoy es prácticamente ignorada."

Desde el pasado mes de enero, los investigadores ya trabajan con el archivo de García Cabral, propiedad de su familia. Realizan trabajos de investigación de las imágenes, documentación hemerográfica, catalogación, inventario y reproducción fotográfica.

"Hasta el momento se han preseleccionado cerca de mil piezas, entre documentos personales, dibujos originales e impresos. Asimismo se ha realizado una revisión documental en archivos y hemerotecas que ha permitido localizar fotografías inéditas y cerca de 2 mil 200 caricaturas y portadas publicadas en revistas como Multicolor, Frivolidades, Gladiador, Revista de Revistas, Jueves de Excélsior y Hoy , explica Osorio.

Además, el director del FIC informó que ya se concretó el financiamiento para hacer el documental La vida en un volado , a cargo de Canal 11 y TV UNAM. También dijo que ya están avanzadas las negociaciones para la producción de un libro de arte que publicará la editorial Lumber.

Actualmente la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, exhibe una pequeña muestra del trabajo de El Chango García Cabral, y cada miércoles, hasta el 6 de julio, a las 17 horas, se lleva a cabo un ciclo de conferencias en torno de este "chango" dibujante.


viernes, junio 24, 2005

Jaime Moreno Valenzuela


Estudio de Humberto González toma exterior. Posted by Hello

El Pueblo (Casas Grandes) Abril 2005. Gracias Sabio por la hospitalidad.

Edward Riddell


North Shore, Lake Superior
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Anne Bancroft


Ms. Bancroft and Dustin Hoffman in "The Graduate" (1967). Posted by Hello

Paul Kolnik


Mr. Soto with Wendy Whelan in "Polyphonia" in 2001. Posted by Hello