La Papisa Juana
Óscar Enrique Ornelas
Debiera haber obispas. Así rezaba el título de una famosa comedia teatral con muchos meses de cartelera en México. De acuerdo con la leyenda, rechazada por la iglesia, hubo una papisa: Juan VIII era mujer. En Ioannes Angelicus. La mujer que se convirtió en papa (Plaza y Janés), el chihuahuense Arturo Ortega Blake cuenta la historia en forma novelada.
Oficialmente no hubo tal papisa. En la cronología del papado figuran dos Juan VIII. Uno elegido en enero de 844, rápidamente sustituido por Sergio II, y otro que ocupó la silla de san Pedro del 14 de diciembre de 872 al 16 de diciembre de 882. El primero es considerado "antipapa", según explica el periodista español Alfredo Urdaci en su libro Benedicto XVI y el último cónclave (2005). De acuerdo con Arturo Ortega Blake, Ioannes Angelicus estuvo al frente del papado "sólo dos años, cinco meses y cuatro días".
Pero la leyenda persiste. Y tras la leyenda surgen nuevas leyendas. Para Ortega Blake, lo importante es la vigencia del pensamiento de Ioannes, la alemana que se convirtió en papa. Por lo mismo, subraya, su novela no corresponde al género histórico. Si debido a su anterior novela, Frontera de papel, tres hermanos en la guerra México-Estados Unidos (Grijalbo), Ortega Blake debatió con éxito, fuera y dentro de la academia, con camadas de historiadores, e incluso dio una entrevista a la asistente del director de la película El Álamo, que se publicó en varios medios de Estados Unidos, ahora el economista y librero nacido en Delicias, Chihua- hua, desea verse fuera de polémicas al estilo Dan Brown, autor de El Código Da Vinci.
Sin embargo, admite en entrevista: "La novela histórica tiene muchas ventajas. Te puede documentar o, al menos, te motiva a reflexionar, a pensar por ti mismo."
-Varios de los puntos que caracterizan al pensamiento de Ioannes -señala Ortega Blake- permanecen vigentes en la lista de retos que afronta el papado de Joseph Ratzinger, Benedicto XVI: la abolición del celibato, el escándalo de abuso sexual por parte de clérigos, el papel de la mujer en la iglesia y la legitimidad de documentos que hablan de la vida de Jesús. A diferencia de mi anterior novela, la que ahora presento no es histórica. Mucha de la historia de Ioannes se ha ocultado. Y aquí en México poco se sabe de la papisa Juana. Su historia yo la tomo como una leyenda pero con muchos documentos atrás. Lo rescatable es la lucha de una mujer por el ascenso de las mujeres al sacerdocio. De ahí la importancia de los evangelios. Sólo cuatro son oficialmente válidos, aunque en el Concilio de Laodicea (año 363) |se presentaron más de 80.
-Está el de María Magdalena, el morisco de san Cirilo, todos los considerados gnósticos o maniqueos...
-Pero el papa Liberio dijo que "el Espíritu Santo" únicamente había escogido cuatro. ¿Por qué? Porque las horquillas que sostienen la Santa Alianza son cuatro, cuatro los puntos cardinales y cuatro las iglesias de entonces: Roma, Alejandría, Antioquía y Efeso. Sin embargo, ninguno de los evangelistas conoció a Jesús. Vas a las principales bibliotecas europeas y encuentras toneladas de evidencias sobre los evangelios llamados apócrifos.
-Volviendo a Ioannes, ¿qué pruebas hay?
-Puedo mencionar que los papas solían evitar el lugar donde murió Ioannes. Mucho de lo que aparece en mi novela se apoya en Emanuel Rhoys, entre otros. Puedo citar también al jesuita Francisco Javier Clavijero (1731-17- 87), quien escribió un artículo en contra de quienes retiraron la estatua de Ioannes Angelicus en Roma. Reconocía que era muy querida por la gente. El de Juan VIII fue un papado muy popular. Me enteré que la estatua tenía una placa que decía: "Aquí murió la mujer que fue papa".
-¿Cuál era su idea del sacerdocio en la mujer?
-Hay que partir de las enseñanzas de Jesús. María Magdalena era la compañera de Jesús. San Pedro mismo le tenía mucho respeto a la mujer. Pero, luego, varios concilios condenan a la mujer [ver columna adjunta]. Una parroquia dirigida por una mujer sería muy distinta a las actuales. Muy eficaz. La mujer se involucra en la comunidad. Es más sensible. Este libro lo escribí precisamente para el gé- nero femenino.
La musulmana Zaira le dice a Ioannes durante una plática: "El día que el hombre y la mujer entiendan al universo, ese día entenderán que su concepción de Dios ha sido limitada. Por lo que he conocido de tu religión, te puedo decir que Jesús se montó en un asno y ahora los asnos se montan en Jesús."
-Usted enfatiza en la novela que Ioannes buscaba mucho la relación con Oriente. Al final de cuentas, el cristianismo es una creación oriental, de Asia Menor, de Oriente Medio, no "una herencia de Occidente", como dicen actualmente.
-Yo la relaciono con Oriente por la fuerza que tenía Constantinopla antes de la polémica del Filioque que dividió (1054) a las iglesias de Oriente y Occidente. El Filioque es una fórmula doctrinaria de san Agustín que subraya la divinidad integral de Cristo al insistir que el Espíritu Santo procedía tanto del Padre como del Hijo. En Oriente no era aceptada. En un principio había interés por mantener unidas a las iglesias pero luego hubo muchos fraccionamientos. Por lo que yo he leído de Ioannes, era una persona muy avanzada.
Históricamente, consta que Juan VIII -no se aclara si el considerado antipapa- pugnó por la reconciliación con la iglesia búlgara, más cercana a Constantinopla (hoy Estambul). Originalmente había prohibido el uso del eslavo (880) en la liturgia, pero luego declaró en una carta a los moravos: "Ciertamente no se opone a la fe y la doctrina que se cante la misa en lengua eslava, bien traducida e interpretada, o que se canten los restantes oficios de las horas, pues quien creó las tres lenguas principales, el hebreo, el griego y el latín, también creó las restantes para su propia loor y gloria."
Debiera haber obispas. Así rezaba el título de una famosa comedia teatral con muchos meses de cartelera en México. De acuerdo con la leyenda, rechazada por la iglesia, hubo una papisa: Juan VIII era mujer. En Ioannes Angelicus. La mujer que se convirtió en papa (Plaza y Janés), el chihuahuense Arturo Ortega Blake cuenta la historia en forma novelada.
Oficialmente no hubo tal papisa. En la cronología del papado figuran dos Juan VIII. Uno elegido en enero de 844, rápidamente sustituido por Sergio II, y otro que ocupó la silla de san Pedro del 14 de diciembre de 872 al 16 de diciembre de 882. El primero es considerado "antipapa", según explica el periodista español Alfredo Urdaci en su libro Benedicto XVI y el último cónclave (2005). De acuerdo con Arturo Ortega Blake, Ioannes Angelicus estuvo al frente del papado "sólo dos años, cinco meses y cuatro días".
Pero la leyenda persiste. Y tras la leyenda surgen nuevas leyendas. Para Ortega Blake, lo importante es la vigencia del pensamiento de Ioannes, la alemana que se convirtió en papa. Por lo mismo, subraya, su novela no corresponde al género histórico. Si debido a su anterior novela, Frontera de papel, tres hermanos en la guerra México-Estados Unidos (Grijalbo), Ortega Blake debatió con éxito, fuera y dentro de la academia, con camadas de historiadores, e incluso dio una entrevista a la asistente del director de la película El Álamo, que se publicó en varios medios de Estados Unidos, ahora el economista y librero nacido en Delicias, Chihua- hua, desea verse fuera de polémicas al estilo Dan Brown, autor de El Código Da Vinci.
Sin embargo, admite en entrevista: "La novela histórica tiene muchas ventajas. Te puede documentar o, al menos, te motiva a reflexionar, a pensar por ti mismo."
-Varios de los puntos que caracterizan al pensamiento de Ioannes -señala Ortega Blake- permanecen vigentes en la lista de retos que afronta el papado de Joseph Ratzinger, Benedicto XVI: la abolición del celibato, el escándalo de abuso sexual por parte de clérigos, el papel de la mujer en la iglesia y la legitimidad de documentos que hablan de la vida de Jesús. A diferencia de mi anterior novela, la que ahora presento no es histórica. Mucha de la historia de Ioannes se ha ocultado. Y aquí en México poco se sabe de la papisa Juana. Su historia yo la tomo como una leyenda pero con muchos documentos atrás. Lo rescatable es la lucha de una mujer por el ascenso de las mujeres al sacerdocio. De ahí la importancia de los evangelios. Sólo cuatro son oficialmente válidos, aunque en el Concilio de Laodicea (año 363) |se presentaron más de 80.
-Está el de María Magdalena, el morisco de san Cirilo, todos los considerados gnósticos o maniqueos...
-Pero el papa Liberio dijo que "el Espíritu Santo" únicamente había escogido cuatro. ¿Por qué? Porque las horquillas que sostienen la Santa Alianza son cuatro, cuatro los puntos cardinales y cuatro las iglesias de entonces: Roma, Alejandría, Antioquía y Efeso. Sin embargo, ninguno de los evangelistas conoció a Jesús. Vas a las principales bibliotecas europeas y encuentras toneladas de evidencias sobre los evangelios llamados apócrifos.
-Volviendo a Ioannes, ¿qué pruebas hay?
-Puedo mencionar que los papas solían evitar el lugar donde murió Ioannes. Mucho de lo que aparece en mi novela se apoya en Emanuel Rhoys, entre otros. Puedo citar también al jesuita Francisco Javier Clavijero (1731-17- 87), quien escribió un artículo en contra de quienes retiraron la estatua de Ioannes Angelicus en Roma. Reconocía que era muy querida por la gente. El de Juan VIII fue un papado muy popular. Me enteré que la estatua tenía una placa que decía: "Aquí murió la mujer que fue papa".
-¿Cuál era su idea del sacerdocio en la mujer?
-Hay que partir de las enseñanzas de Jesús. María Magdalena era la compañera de Jesús. San Pedro mismo le tenía mucho respeto a la mujer. Pero, luego, varios concilios condenan a la mujer [ver columna adjunta]. Una parroquia dirigida por una mujer sería muy distinta a las actuales. Muy eficaz. La mujer se involucra en la comunidad. Es más sensible. Este libro lo escribí precisamente para el gé- nero femenino.
La musulmana Zaira le dice a Ioannes durante una plática: "El día que el hombre y la mujer entiendan al universo, ese día entenderán que su concepción de Dios ha sido limitada. Por lo que he conocido de tu religión, te puedo decir que Jesús se montó en un asno y ahora los asnos se montan en Jesús."
-Usted enfatiza en la novela que Ioannes buscaba mucho la relación con Oriente. Al final de cuentas, el cristianismo es una creación oriental, de Asia Menor, de Oriente Medio, no "una herencia de Occidente", como dicen actualmente.
-Yo la relaciono con Oriente por la fuerza que tenía Constantinopla antes de la polémica del Filioque que dividió (1054) a las iglesias de Oriente y Occidente. El Filioque es una fórmula doctrinaria de san Agustín que subraya la divinidad integral de Cristo al insistir que el Espíritu Santo procedía tanto del Padre como del Hijo. En Oriente no era aceptada. En un principio había interés por mantener unidas a las iglesias pero luego hubo muchos fraccionamientos. Por lo que yo he leído de Ioannes, era una persona muy avanzada.
Históricamente, consta que Juan VIII -no se aclara si el considerado antipapa- pugnó por la reconciliación con la iglesia búlgara, más cercana a Constantinopla (hoy Estambul). Originalmente había prohibido el uso del eslavo (880) en la liturgia, pero luego declaró en una carta a los moravos: "Ciertamente no se opone a la fe y la doctrina que se cante la misa en lengua eslava, bien traducida e interpretada, o que se canten los restantes oficios de las horas, pues quien creó las tres lenguas principales, el hebreo, el griego y el latín, también creó las restantes para su propia loor y gloria."