Dibujo original de Juan Gris reproducido
en la portada de la revista Alegría # 8.
1 de mayo de 1907
Colección particular, París
Visiblemente emocionada por poder presentar "una exposición estrella, digna de los mejores museos del mundo, en la que hemos unido esfuerzos anteriores con los de la nueva etapa para así tener la mejor muestra dedicada hasta ahora a Juan Gris", la directora del Reina Sofía recordó que se ha afrontado el reto sin escatimar esfuerzos.
El fruto es la exhibición de 250 de las mejores obras, entre dibujos y pinturas, que el artista realizó entre 1910 y 1927. Ciento treinta de las más importantes instituciones del mundo y de destacadas colecciones privadas han colaborado con unos préstamos asegurados por un total de 375 millones de euros, entre garantía del Estado, póliza general del museo y seguros propios de los prestadores.
La exposición, con un presupuesto de dos millones de euros de los que Bancaja y Telefónica han aportado 450.000 euros cada una, profundiza en la trayectoria del artista considerado universalmente como el más puro intérprete del cubismo y cuyas obras han llenado de armonía la Sala 1 del Edificio Nouvel y la A1 del Edificio Sabatini.
Paloma Esteban, comisaria de la exposición, lleva cuatro años trabajando en este proyecto para el que ha conseguido unos préstamos excepcionales, ya que muchas de las obras exhibidas se muestran por primera vez en España. Entre las obras conseguidas para el público español se encuentra "El torero" (1913), que perteneció a Ernest Hemingway y que sólo ha sido expuesto en tres ocasiones.
La grandeza de Juan Gris, seudónimo de José Victoriano González bajo el que se esconde una de las figuras más relevantes de la historia del arte español, se encuentra en esa dualidad situada entre el raciocinio y la pasión. "Su obra es una pasión razonada, contenida, es un apasionado frío y en esa tensión está su grandeza", en opinión de la comisaria.
Considerado como uno de los cuatro pintores cubistas más importantes, junto con Picasso, Braque y Léger, el objetivo de Paloma Esteban ha sido ilustrar fundamentalmente los principales periodos de la producción de Gris, desde 1910 hasta 1927, año en que falleció prematuramente.
El recorrido de la exposición, de carácter eminentemente cronológico, se inicia en la Sala A1 del Edificio Sabatini y hace especial hincapié en el período del Cubismo analítico, de 1911 a 1915, en general menos mostrado dada la dificultad para conseguir las obras correspondientes al mismo.
"En los primeros años de este periodo, experimentó en composiciones que le diferenciaron de otros cubistas. Pasa de la técnica de la facetación a la cuadrícula y posteriormente al juego de planos. Este fue el acercamiento especial que tuvo al cubismo y que le diferenció de Picasso y Braque".
En este espacio se muestran también las obras más coloristas realizadas a partir de 1913, "original y diferente de los otros cubistas es su empleo del color", así como las de 1914, en que cultivó casi exclusivamente el collage, de los que se exhiben más de veinte.
El recorrido continua con obras cuyas composiciones "tienen mucho que ver con la proporción perfecta basada en cálculos aritméticos y geométricos, el interés por la divina proporción", afirmó la comisaria quien recordó la preocupación de Juan Gris, en 1915, porque sus obras fueran claras y "desarrolló un método deductivo con el que entra en el cubismo sintético".
Mientras Picasso y Braque creaban formas abstractas a partir del análisis de objetos concretos, Gris siguió el camino opuesto: comenzar con una composición abstracta para luego adaptarla a los objetos representados. "Cézanne convirtió la botella en un cilindro, pero yo parto del cilindro para crear una entidad individual de un tipo particular: creo una botella...", afirmaba el artista.
En el Edificio Nouvel se han reunido obras fechadas desde finales de 1919 hasta 1927 que representan "el retorno al orden" a través de retratos con predominio de la pureza de la línea y de la creación y desarrollo de Arlequín y Pierrot. En 1924, recordó la comisaria, inicia una nueva etapa plástica en la que recupera el color más cálido e introduce en sus composiciones un nuevo motivo, la paleta del pintor.
Para la directora del Reina Sofía, donde la exposición permanecerá hasta el 19 de septiembre, Juan Gris representa una parte de la tradición española que tiene que ver con la tradición más secreta, la de una pintura luminosa, hermética, geométrica y reflexiva, que busca la armonía. "Ese misterio que está en la tradición española del realismo, en la llamada tradición cristalina".
El fruto es la exhibición de 250 de las mejores obras, entre dibujos y pinturas, que el artista realizó entre 1910 y 1927. Ciento treinta de las más importantes instituciones del mundo y de destacadas colecciones privadas han colaborado con unos préstamos asegurados por un total de 375 millones de euros, entre garantía del Estado, póliza general del museo y seguros propios de los prestadores.
La exposición, con un presupuesto de dos millones de euros de los que Bancaja y Telefónica han aportado 450.000 euros cada una, profundiza en la trayectoria del artista considerado universalmente como el más puro intérprete del cubismo y cuyas obras han llenado de armonía la Sala 1 del Edificio Nouvel y la A1 del Edificio Sabatini.
Paloma Esteban, comisaria de la exposición, lleva cuatro años trabajando en este proyecto para el que ha conseguido unos préstamos excepcionales, ya que muchas de las obras exhibidas se muestran por primera vez en España. Entre las obras conseguidas para el público español se encuentra "El torero" (1913), que perteneció a Ernest Hemingway y que sólo ha sido expuesto en tres ocasiones.
La grandeza de Juan Gris, seudónimo de José Victoriano González bajo el que se esconde una de las figuras más relevantes de la historia del arte español, se encuentra en esa dualidad situada entre el raciocinio y la pasión. "Su obra es una pasión razonada, contenida, es un apasionado frío y en esa tensión está su grandeza", en opinión de la comisaria.
Considerado como uno de los cuatro pintores cubistas más importantes, junto con Picasso, Braque y Léger, el objetivo de Paloma Esteban ha sido ilustrar fundamentalmente los principales periodos de la producción de Gris, desde 1910 hasta 1927, año en que falleció prematuramente.
El recorrido de la exposición, de carácter eminentemente cronológico, se inicia en la Sala A1 del Edificio Sabatini y hace especial hincapié en el período del Cubismo analítico, de 1911 a 1915, en general menos mostrado dada la dificultad para conseguir las obras correspondientes al mismo.
"En los primeros años de este periodo, experimentó en composiciones que le diferenciaron de otros cubistas. Pasa de la técnica de la facetación a la cuadrícula y posteriormente al juego de planos. Este fue el acercamiento especial que tuvo al cubismo y que le diferenció de Picasso y Braque".
En este espacio se muestran también las obras más coloristas realizadas a partir de 1913, "original y diferente de los otros cubistas es su empleo del color", así como las de 1914, en que cultivó casi exclusivamente el collage, de los que se exhiben más de veinte.
El recorrido continua con obras cuyas composiciones "tienen mucho que ver con la proporción perfecta basada en cálculos aritméticos y geométricos, el interés por la divina proporción", afirmó la comisaria quien recordó la preocupación de Juan Gris, en 1915, porque sus obras fueran claras y "desarrolló un método deductivo con el que entra en el cubismo sintético".
Mientras Picasso y Braque creaban formas abstractas a partir del análisis de objetos concretos, Gris siguió el camino opuesto: comenzar con una composición abstracta para luego adaptarla a los objetos representados. "Cézanne convirtió la botella en un cilindro, pero yo parto del cilindro para crear una entidad individual de un tipo particular: creo una botella...", afirmaba el artista.
En el Edificio Nouvel se han reunido obras fechadas desde finales de 1919 hasta 1927 que representan "el retorno al orden" a través de retratos con predominio de la pureza de la línea y de la creación y desarrollo de Arlequín y Pierrot. En 1924, recordó la comisaria, inicia una nueva etapa plástica en la que recupera el color más cálido e introduce en sus composiciones un nuevo motivo, la paleta del pintor.
Para la directora del Reina Sofía, donde la exposición permanecerá hasta el 19 de septiembre, Juan Gris representa una parte de la tradición española que tiene que ver con la tradición más secreta, la de una pintura luminosa, hermética, geométrica y reflexiva, que busca la armonía. "Ese misterio que está en la tradición española del realismo, en la llamada tradición cristalina".