domingo, abril 30, 2006
Gana un mexicano asilo artístico en EU
Wilbert Torre
El Universal
Domingo 30 de abril de 2006
NUEVA YORK.- En una extraña paradoja, el mexicano Antonio O´Connell Pérez Rubio fue elegido la noche del viernes -entre un colectivo de 235 jóvenes artistas de 43 países- por el proyecto Asylum de Nueva York para obtener, con la asesoría de una firma de abogados de inmigración, la visa O-1, conferida a artistas "con extraordinarias habilidades", para desarrollar su trabajo artístico durante tres años en Estados Unidos.
La paradoja consiste en que O´Connell, de 32 años, arquitecto y maestro en artes visuales por la Academia de San Carlos -en la ciudad de México-, fue elegido por su calidad de artista excluido: le resultó imposible obtener la visa que le permitiera trasladarse a Nueva York para tomar parte en el Proyecto Asylum, un encierro voluntario al que se sometieron ocho fotógrafos, diseñadores, pintores y escultores de países asiáticos, europeos y latinoamericanos, en un experimento artístico-sociológico que buscó reproducir las circunstancias de rechazo y segregación en las que viven millones de refugiados en todo el mundo.
O´Connell no pudo salir de la ciudad de México porque la embajada de Estados Unidos le otorgó una cita hasta el 16 de agosto, y fracasó en su intento de convencer a las autoridades de acelerar el trámite, pero a distancia movilizó a cientos de personas que enviaron correos electrónicos, cartas y faxes en solidaridad con su propósito de llevar su arte a Estados Unidos. Algunos visitaron el Proyecto Asylum Nueva York para manifestar su rechazo a la deportación y exclusión de artistas mexicanos que buscan trasladarse a Estados Unidos para desarrollar su arte.
"Hemos elegido a dos ganadores a partir de una decisión artística y una con motivaciones políticas. La decisión política ha recaído en el mexicano Antonio O´Connell, en reconocimiento a la gran interacción que generó desde México. Nunca dejó de participar pese a su ausencia y esperamos que muy pronto esté aquí", declaró Martin Rosengaard, uno de los organizadores de Asylum Nueva York, auspiciada por Wooloo Productions, una firma de arte colectivo de Berlín.
Los ocho artistas que pudieron asistir a Nueva York permanecieron encerrados cinco días y cinco noches en la galería White Box de Chelsea, un barrio neoyorquino en el que conviven decenas de galerías de arte, enormes edificios habitados por pobres y restaurantes sofisticados
Al aceptar su detención voluntaria, los artistas se sometieron a una serie de reglas y situaciones similares a las que viven los refugiados en cualquier país: cuando ingresaron a la galería fueron despojados de todas sus pertenencias.
No podían abandonar sin permiso previo el espacio que les fue conferido para vivir y desarrollar sus obras artísticas -una prisión imaginaria de dos metros por dos, limitada por fronteras construidas con cinta adhesiva-; como no se les permitió introducir alimentos debieron ingeniárselas para pedir comida a los visitantes de la galería.
Los artistas también obtuvieron el material con el que construyeron sus obras -la mayor parte realizó instalaciones- mediante el público.
La ganadora artística del concurso fue Dusanka Kommenic, de 29 años, originaria de Serbia y Montenegro, una trigueña de rostro angulado y un cabello negro y ensortijado que triunfó a partir de una contradicción: el incumplimiento de las reglas fijadas por sus encerradores. Komnenic se construyó un traje de presa con las mismas cintas adhesivas -una blanca y otra color café- con las que fueron creados los límites de su encierro, de manera que mutó en una frontera ambulante. El ingenio de Kommenic le permitió desplazarse por toda la galería, mientras el resto de los competidores permanecía encerrado.
El mexicano O´Connell se convirtió en un participante omnipresente: desde la ciudad de México envió su pasaporte a la Galería White Box, y decenas de hojas blancas defendiendo su derecho a trabajar como artista en Estados Unidos fueron colocadas por visitantes y amigos en las paredes de su prisión.
El pasaporte y varias de las cartas que O´Connell escribió descansaban sobre un colchón vacío de hule espuma. También había muchísimas fotos con su rostro de cejas pobladas y labios anchos en los muros de la galería.
"Merezco obtener asilo artístico porque mi trabajo está vinculado con regímenes sociales de exclusión en sociedades jerárquicas", consignó O´Connell en la carta que envió a Asylum Proyect, una hoja de papel blanco que ayer yacía en el suelo del encierro al que no pudo asistir.