miércoles, abril 26, 2006
Revisan la obra de Siqueiros creada durante los encarcelamientos del pintor
FERNANDO CAMACHO SERVIN
Miércoles 26 de abril de 2006
La Jornada
El calabozo, 1962, obra de David Alfaro Siqueiros incluida en la exposición que mañana se abrirá en el recinto cultural de Tres Picos, Polanco
N unca se valora tanto la libertad como cuando no se tiene. Atrapar el cuerpo, a veces, puede ser un detonador de la mente y los sentidos. La obra de David Alfaro Siqueiros realizada durante sus periodos de encarcelamiento parece demostrarlo así, y para revisar esta etapa de su producción artística, la Sala de Arte Público Siqueiros (SAPS) inaugurará este jueves la exposición Arte y prisión: efectos secundarios.
La muestra reúne también a manera de contrapunto varias pinturas de Jacobo Silva Nogales, quien junto con su esposa, Gloria Arenas Agís, se encuentra preso desde 1999, acusado de pertenecer al Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Aunque son distintos en su labor creativa, tanto Siqueiros como Silva comparten un rasgo en común: ambos hacen de la pintura una forma de resistencia frente a la cárcel, y al mismo tiempo refrendan su compromiso político, afirma en entrevista el investigador y crítico de arte Alberto Híjar, curador de la exposición.
En ella se reúnen pinturas hechas por Siqueiros cuando estuvo arraigado en Taxco en 1930 y recluido entre 1960 y 1964 en Lecumberri, periodo en el que realizó obras ''singularmente bellas".
Se pueden encontrar xilografías, carteles, retratos y autorretratos poco vistos, que forman parte tanto de colecciones particulares como del acervo de la SAPS.
También se incluyen fotografías y documentos de los dos periodos carcelarios; cartas y obras de artistas de varios países en solidaridad con el muralista y poemas de Pablo Neruda y Carlos Pellicer, así como material audiovisual.
La cárcel metida en el corazón
El complemento son 15 obras de Jacobo Silva, quien es señalado por el gobierno federal como el comandante Antonio del ERPI y cumple una condena de 49 años y seis meses en el penal de máxima seguridad de La Palma.
Son lienzos realizados en los más diversos estilos, de lo figurativo al bodegón e inclusive al surrealismo, y una de sus constantes, a juzgar por la imagen que se repite una y otra vez, es el sentimiento de tener la cárcel metida en el corazón.
A pesar de las restricciones de la vida en prisión, Silva se hizo acreedor al segundo lugar en un concurso de artes plásticas para reclusos convocado en 2004 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y su obra será llevada el próximo mes a la contracumbre de la Unión Europea, América Latina y el Caribe, a realizarse en Austria, donde ya fue presentada en Salzburgo y ha despertado un interés ''sorprendente".
Una muestra de Silva Nogales se presentó asimismo en San Salvador Atenco, adonde el subcomandante Marcos asistió el martes en el contexto de la otra campaña, antes de pasar al penal de Chiconautla, donde Gloria Arenas está recluida.
''No se trata de una exposición compasiva para convocar al lloriqueo, sino de obras de dos artistas comunistas que resisten. Tienen una carga de patetismo más cercana a lo literario que a lo pictórico, concretada con destreza técnica y gran capacidad de significación", define Híjar.
El profesor universitario anunció además el inicio, en junio, de la campaña Dejen pintar a Jacobo, dejen escribir a Gloria, que pugnará por aliviar las condiciones de reclusión de la pareja y que se les permita tener material para expresarse artísticamente.
(Arte y prisión... se inaugura este jueves a las 20 horas en el recinto de Tres Picos 29, Polanco, y concluirá el 30 de julio. Al acto asistirán la madre, la hermana y un sobrino de Jacobo Silva, además de otros luchadores sociales.)