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lunes, julio 30, 2007

Fotoperiodismo / Argentina: Muestra Anual de Fotoperiodismo

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Ritual umbanda en la Costanera. (Foto: Sandra Cartasso, de Página/12)

A rgentina 26 de julio 2007, ( Emanuel Respighi/ Página. 12)- Algunas fotografías se sobreimprimen sobre nuestra memoria, otras actualizan hechos ya en vías de ser sepultados por otras urgencias, y también están aquellas que nos obligan a volver sobre el pasado reciente con una mirada diferente, tal vez más amplia, tal vez más completa. (Catálogo de Argra)

La histórica expresión popular de que «una foto vale más que mil palabras» es, además de un lugar común dentro del periodismo, una afirmación discutible y que dispara distintas opiniones según el ojo (o la pluma) de quien la analice. Pero probablemente ese dicho, que sirve en muchas ocasiones para graficar la potencia de una imagen, no convoque a la discusión de los visitantes que desde hoy recorran el Palais de Glace. Al menos ésa es la sensación que invadirá la mente de los transeúntes durante el tiempo que se extienda su paseo por la 18a Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino, organizada por la Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina (Argra), que hoy a las 19 se inaugura con entrada libre. Allí, en ese espacio de la más alta cultura, hasta el 26 de agosto el público tendrá oportunidad de disfrutar de un banquete fotográfico compuesto por 365 fotografías captadas por casi 150 fotógrafos de todo el país.

Las imágenes exhibidas en tamaño gigante en la exposición no dejan de sorprender al espectador ocasional: algunas por su belleza, otras por su gracia, un puñado por su valor testimonial, unas cuantas por la extrañeza que provocan... Todas juntas, ordenadas en fotos individuales e historias gráficas, darían la impresión de que hablan, interpelan a quien las observa como una manifestación colectiva de impacto permanente. Dividida en distintos ejes temáticos (actualidad, deportes, naturaleza y medio ambiente, artes y espectáculos, y vida cotidiana), la muestra refleja las mejores fotos de 2006, elegidas sobre un total de dos mil por un comité editor integrado por Adriana Lestido, Daniel García, Eduardo Grossman, Gabriel Díaz, Jorge Sáenz, Pablo Lasansky, Rafael Calviño y Ricardo Alfieri.

Una nube de humo de habano desdibujando el rostro de Diego Maradona. La cruel sonrisa de Jorge Telerman surgiendo detrás de una bandera argentina durante el juicio de destitución de Aníbal Ibarra. Los rayos eléctricos de una tormenta sobre la ciudad de Buenos Aires partiendo el cielo. Las interminables arrugas de Mirtha Legrand mientras se maquilla detrás de cámara. Un conejita de Playboy desfilando por la pasarela ante la «mirada» de una docena de celulares que se elevan sobre los cuerpos para captar algo más que el instante. La brutalidad policial eternizada en una espalda marcada por una decena de impactos de bala de goma. Algunas de las tantas fotos que, más que reflejar la historia de un año, muestran el trabajo cotidiano de los reporteros gráficos argentinos.

Con motivo de la inauguración de la 18a muestra fotográfica de Argra (la primera la organizó en 1981, en un sótano, un grupo disidente de la gestión de aquel entonces de la asociación para mostrar el material fotográfico que era censurado por la dictadura militar), Página/12 reunió a una decena de fotógrafos expositores para que cuenten sus impresiones sobre la relevancia de la exposición y discutan sobre la actualidad del fotoperiodismo en el país.

Basándose en su experiencia en el encuentro anual de Argra, Pepe Mateos (Clarín) es el primero en romper el hielo de la charla, llenando de significado las sensaciones de un fotógrafo al participar de la muestra.

«Mi primera participación fue en la muestra de 1988 con dos fotos y la emoción que sentí en aquel momento fue tan grande que ni el mayor premio posible que me dieran ahora, el World Press por ejemplo, igualaría la alegría», rememora. Horacio Paone, el profesional cuya foto del desaparecido Jorge Julio López visitando la comisaría 5ª identifica la muestra, subraya la importancia que tiene la exposición para que el público se encuentre con imágenes inéditas. «Nos permite tener la posibilidad de publicar fotos que se les escapan a los medios», detalla el fotógrafo free-lance. «El fárrago del cierre diario hace que los editores no puedan detenerse a ver la calidad de las fotos y muchas veces imágenes excelentes no se publiquen. Esas fotos rechazadas por un editor se pueden ver gracias a la exposición, y en una pared a tamaño gigante».

Estimando que el 60 por ciento de las fotos exhibidas nunca fueron publicadas, Hernán Zenteno (La Nación) rescata el espacio de repercusión que en estos tiempos toma la muestra. «La exposición es muy importante –dice– porque en los diarios no hay ‘blancos’. Y lamentablemente también se ha perdido el apoyo y el espacio que antes había para realizar producciones de historias. Los diarios publican a lo sumo el 20 por ciento de las fotos». Además, como sostiene Fernando Mazobrio (La Nación), el hecho de ser fotos despojadas de las noticias diarias y presentarse en formato gigante permite que las imágenes perduren en el tiempo, inaugurando una nueva relación entre la foto y el público. «Al ser un soporte de mayor resolución y tamaño, por fuera de las cientos de noticias de un diario, permite otra percepción, otra comunicación con el público. No por nada finalmente el diario de ayer termina envolviendo huevos», analiza.

Apoyándose en un único criterio de selección, el de la fuerza de la imagen, la exposición incluso logra trascender el aspecto artístico para convertirse en un refugio de los propios fotoperiodistas. «La muestra también funciona como un lugar de denuncia», cuenta Sandra Cartasso, de Página/12. «Hoy la imagen de la muestra es una foto de Jorge Julio López, sigue estando la foto de Alfredo Yabrán tomada por José Luis Cabezas, el año pasado estaba la lista negra de Clarín sobre las personalidades que no podían ser publicadas... Es un espacio que no debemos perder y que le permite a la gente vincularse con las imágenes de una forma más íntima y, probablemente, más atractiva».

Pasen y vean.

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