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P ino Tafoya ama la enseñanza. Hace muchos años que se dedica a la docencia. (Él tan indecente) A espaldas del edificio del CEMA, antes sede de la Antigua Presidencia, se encuentra una pequeña gran escuela que ha dejado muy buenos frutos y secuelas y lleva el nombre de su padre. Es el Centro de Estudios Literarios y de Lengua «Carlos Tafoya,” un recinto acogedor donde el aprendizaje es apapachado en un espacio íntimo y diverso, con alumnos y alumnas que han hecho sus «pininos” con Pino desde hace varios años. Donde una jovencita ha crecido en su formación acompañando a su padre desde que era una niña en un viaje a través de la historia, el arte o la literatura, entre muchos de los temas que ahí se imparten los fines de semana.
Pino también ha sido maestro de varias generaciones de escolapios de la UACJ, UTEP y la Universidad de Alpine, Texas. Las enseñanzas de Pino no se limitan únicamente a las aulas. Pino nos muestra la vida espolvoreada de matices en estos poemas hoy recopilados, depilados, despeinados y espinados, bajo el nombre de Palabras Demoradas, de Chihuaha Arde Editoras, 2008.
La obra es un paseo a través del amor y el desamor, y transcurre también por el paso y el peso de la muerte que ha plasmado una huella muy honda. Se desliza en el viaje de reversa hacia el país de los recuerdos sembrados en la infancia, donde Pino nos lleva del brazo de su padre al antiguo Café Central, donde panes y cafecitos navegan entre estrambóticos personajes en el poema Uno Negro y Otro con Leche.
... ¿Hubo alguna noche,
que no sintiera nostalgia
de sus muertos, sus incontables
muertos caídos entre la charla
al sabor del café recién horneado?
Amadita, mi ojo de pancha
envuelto entre las inverosímiles historias
de sus clientes.
mientras mi padre
rodeado de extraños mercaderes
acaricia mi pelo suavemente.
Pino nos brinda un poema redondo y suculento en el cual manifiesta su amor incondicional a la tortilla. Aquí Pino se revela como el amigo de las masas.
La Tortilla
Nada se compara contigo
dulce piel
deshecha entre mis dientes,
amasada por anciana mitológica
para saciar mi hambre,
entre carcajadas
ardiente entregas tu esencia a mi boca.
En medio del rumor de mis vecinos
y el cambio de a peso
me llevo a tus hermanas
a la mesa, donde espera mi madre sus manjares.
Pero tú, la primera
serás siempre el sabor
Que me eleve
a rango de Dios
aquí en la tierra.
Llama la atención la intensa llama de la pasión en los poemas eróticos, donde Pino proyecta su voz más íntima y su lado más genuino y transparente para mecernos con un soplo suave, delicado, del que emana una ternura en directo, y sin rodeos. Estas voces y formas suelen escasear en el canto poético del universo/discurso masculino retromachote, tan sutil como el contacto de un serrucho sobre la piel o un perversillo garnucho dirigido al corazón. Pino ofrece imágenes sensuales y cachondas entre palabras sencillas y llanas. Aquí van dos ejemplos: A unos labios perdidos y Pensamiento Caminero.
A unos labios perdidos en un tarro de cerveza
Labios infinitos son tus labios.
Recuerdan los pecados capitales,
envuelven las verdades de mi boca,
destruyen las palabras al decirlas,
intuyen Que todo está perdido
y después, se van.
Al volver,
han perdido la gracia de la sangre.
Labios infinitos fueron tus labios.
Pensamiento Caminero
Me gustaría saber
a qué saben tus labios
en el descuido de la noche
Besar tus muslos en medio de la nada,
recorrer tu barba y sonreír.
Volver a mí,
mientras me pierdo en la oscura noche
iluminada el alma
por la sola presencia
de tu espalda.
Embarcado dentro y fuera de la barca de Caronte, Pino sufre los embates de quien va disfrazado de Cabronte y rasga con sus garras frías las dolidas cuerdas de su corazón.
Es evidente que las profundas heridas provocadas por la ausencia aún no terminan de cerrar. La muerte se ensaña, enseñorea y ocasiona pérdidas tan sentidas como la de su padre, o la de los amigos que antaño partieron y le partieron las entrañas. Baste el ejemplo del poema Roberto.
Roberto
Manos que imploran tu descanso
labios que evocan un recuerdo inverosímil.
Ojos, lágrimas, estuche reaccionario
rebeldía ante el designio inexorable de los hados.
¿Por qué decidiste emprender este viaje?
¿Acaso olvidaste que esperábamos
ver tu rostro a la salida del Albatros?
Volvernos viejos juntos...
¿Qué esperanza fallida fue tu vida?
¡Qué dolor tan sepulcral nos dio tu muerte!
¡Estúpido! Morir tan joven
tu herencia nos deja abandonados
en medio de la nada naufragando.
¿Cómo hacemos para verte en nuestros sueños?
¿Es posible revivirte?
¡Pinche muerte! ¡Estúpida!
Nos quitaste la vida con su muerte,
el deseo de luchar contra la nada,
devolverle a la vida su proyecto.
No se nos da la vida con tu muerte,
no se nos da la muerte sin tu vida,
tan sólo se nos da, estar tan solos,
añorando el tenerte sin tenerte,
y muriendo, viviendo con tu muerte.
Las Palabras Demoradas no se hicieron esperar más y aquí fluyen presentes y libres en este libro. Gracias, Pino por darnos tanto y empaparnos con tu palabra fresca y cristalina.
No desearía que ustedes, público, queden ídem con demoradas pompis moradas por una plática colgada y prolongada. Por lo que agradezco su presencia y emprendo la retirada.
Muchas gracias.
Arminé Arjona
Presentación del libro Palabras Demoradas de Pino Tafoya
30 de mayo del 2008
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