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Aurora Vázquez (la princesa Aurora) y Héctor Jiménez (el príncipe Desiré). (Foto: Yazmín Ortega Cortés)
C iudad Juárez, Chihuahua. 10 de abril 2009. (RanchoNEWS).- Comienza en el Castillo de Chapultepec la quinta temporada de esa obra clásica. Más de un centenar de bailarines de la CND interpretan esa historia de hadas y príncipes. En México miles han disfrutado del virtuosismo y la magia característicos del montaje. Una nota de Fabiola Palapa Quijas para La Jornada:
El Castillo de Chapultepec es el escenario perfecto para La Bella Durmiente, obra que narra la historia de amor de la princesa Aurora y el príncipe Desiré.
Se trata de un ballet clásico que lleva 60 funciones en México y lo han disfrutado miles de personas por el virtuosismo que requiere y la magia que genera la propuesta de Rosamary Valaire, según el original de Marius Petipa.
La música de Chaikovski, el escenario en la explanada del Castillo, el colorido vestuario de Eugenio Servín y el trabajo escénico a cargo de más de cien bailarines conducen al espectador en esa sorprendente historia de hadas y príncipes.
La nueva versión coreográfica del cuento de Charles Perrault, con la Compañía Nacional de Danza (CND), se presentará del 10 al 26 de abril en la explanada principal del Castillo de Chapultepec.
La Bella Durmiente, el ballet de los ballets como lo nombraba Rudolf Nureyev, comienza hoy la quinta temporada con la agrupación que dirige Sylvie Reynaud.
La puesta en escena conjuga sensibilidad y talento del equipo artístico. Asimismo, grandes y chicos se sorprenden con el espectáculo en el que aparece hasta un corcel blanco, como en las películas. La duración es de una hora 15 minutos, a diferencia de las cuatro horas del ballet original, lo cual permite al público infantil seguir los movimientos de los bailarines sin que les resulte pesado.
Renovación y estilo propio
Aunque es un ballet clásico, una joya de la danza, la más vigorosa de las creaciones de Petipa, los bailarines son quienes se encargan de renovarla en cada función e imprimirle estilo propio.
Al respecto, Sylvie Reynaud señaló que las coreografías clásicas son obras de arte que perduran en el tiempo y la CND busca no sólo preservar, sino también dar a conocer ese arte. Destacó que esta nueva temporada en el castillo reúne, además de una escenografía natural y bailarines de primer nivel, una música para deleitar al oído más fino.
Antes del ensayo y mientras se maquillaban para dar vida a los personajes del cuento de hadas, algunos bailarines de la CND explicaron a La Jornada su preparación escénica y qué representa interpretar La Bella Durmiente.
El primer solista Erick Rodríguez, quien interpreta al príncipe Desiré y al Pájaro Azul, enfatizó: «Mientras baile en el papel que sea, yo soy feliz; por supuesto, los protagónicos dan posibilidad de ejecutar más pasos».
Señaló que en La Bella Durmiente se resumen todos los ballets, pues expresa la nostalgia del periodo clásico con Luis XVI, aunado al trabajo de Petipa y la música extraordinaria de Chaikovski.
«Es un ballet difícil técnicamente y de estilo, pero hermoso, basado en un cuento, y esto permite tener mayor público, además del escenario, que es un castillo. Por ser un cuento ayuda a que los niños se acerquen al ballet».
Aurora Vázquez, primera solista y con 18 años de trayectoria, comentó que el personaje de la princesa Aurora requiere de elegancia, porte, estilo y modales aristocráticos. Sin embargo, técnicamente es complicado y debe ejecutarse de manera perfecta, ya que al tener tan cerca al público cualquier fallo técnico se nota de inmediato.
Respecto de su preparación, explicó que «todas las funciones deben ser diferentes, porque los sentimientos también cambian: uno está triste y después alegre. Hay que transmitir emoción».
El solista Héctor Jiménez encarna también al príncipe Desiré, quien despierta con un beso a la princesa. Señaló que interpretar algo que no es real, donde hay magia, lo transporta a otro mundo y eso lo disfruta el público.
Aclaró que al margen del trabajo técnico y el entrenamiento físico, como bailarín debe buscar y encontrarse con el personaje. «No sólo se trata de bailar, brincar y cargar a la bailarina; hay que analizar el papel interpretativo».
Jiménez, quien también ha interpretado al caballero de las hadas y al pájaro azul, lo que más disfruta del ballet es el grand pas de deux de la princesa y el príncipe, cuando se casan: «es algo muy técnico y puro, es de los ballets más reconocidos y clásicos, aunque difícil, porque no se puede exagerar ningún movimiento».
Maldades de un hada
Miriam González, quien por segundo año interpretará a la malvada hada Carabosse, recordó que en su infancia siempre soñó con estar en el ballet de La Bella Durmiente y, como siempre le han gustado los personajes fuertes, disfruta bastante con las maldades del hada.
«Puedo hacer cara de enojada y maldecir a todo mundo con la mirada; disfruto esto que en la realidad no soy. El año pasado, que me dieron la oportunidad de hacer el papel, estaba tan concentrada que no podía escuchar nada, pero fue fascinante».
En el acto de la boda de los príncipes asisten personajes de otros cuentos: el Lobo y Caperucita Roja, el Gato con Botas y una gata blanca, que es interpretada por Elisa Ramos, joven de 20 años, quien apenas lleva uno en la CND.
La frescura de la bailarina ayuda a que la gatita, con movimientos sutiles, atrape la atención del espectador. «Ser parte de La Bella Durmiente es una experiencia bonita y esa alegría la queremos transmitir al público».
La quinta temporada de La Bella Durmiente, en el Castillo de Chapultepec, se presenta de miércoles a domingo a las 20:30 horas. Venta de boletos en las taquillas del Palacio de Bellas Artes, el teatro Julio Castillo (Reforma y Campo Marte) y en TicketMaster.
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