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El escritor, en una fotografía de 2007. (Foto: Claudio Álvarez)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de abril 2009. (RanchoNEWS).- Fallece Antonio Pereira, un maestro del cuento. Era uno de los últimos grandes narradores orales. Una nota de Javier Rodríguez Marcos para El País:
El sábado pasado murió en León de un paro cardiaco el escritor Antonio Pereira, a los 85 años. La pérdida es triple porque con el ciudadano y con el escritor también desaparece uno de los grandes –y tal vez de los últimos– narradores orales de la literatura española contemporánea.
Nacido en Villafranca del Bierzo, donde se cruzan los caminos entre Galicia, León y Asturias, Pereira lleva en los genes la práctica del filandón: una reunión en torno a una mesa o de un fuego, generalmente después de cenar, en las que los comensales recreaban historias de la tradición popular o inventaban las suyas sobre la marcha. Lo que empezó siendo una reunión de sobremesa ha terminado siendo pasto de congresos de literatura. Antonio Pereira era un maestro en todos los escenarios.
Su dominio de la oralidad –lo mismo que el erotismo y el humor– se transparenta además en su obra escrita. Antes que alguien que quería escribir un cuento, el autor berciano era alguien que «se lo sabía». Así, de hecho, definía él mismo algunas veces qué es un relato: «Es el resultado de saber una buena historia y saber contarla con brevedad e intensidad». Otras veces la definición era ésta: «Escribir un cuento supone una salida para un golpe de mano que fracasa si se lleva exceso de munición».
Antonio Pereira, que solía decir que empezó a escribir para «conquistar a las chicas de su pueblo, y a las forasteras», se inició como poeta y fue compañero de viaje de la mítica revista Espadaña.
En 2006 reunió toda su obra en verso en el volumen Meteoros. Poesía 1962-2006 (Calambur). Aunque también cultivó la novela en títulos como País de los Losadas (Espasa), siempre compartió el juicio de Borges sobre la narrativa larga: «Desvarío laborioso y empobrecedor escribir en 500 páginas una historia cuya perfecta exposición oral puede hacerse en pocos minutos». Por eso sus mayores esfuerzos se concentraron en el relato. En la historia de la literatura española están ya títulos como el inaugural Una ventana a la carretera (1966) o el reciente La divisa de la torre (Alianza). De uno a otro, una decena larga de libros entre los que están El síndrome de Estocolmo y Picassos en el desván (ambos en Mondadori). Antonio Pereira había recibido el Premio Fastenrath de la Real Academia Española y el Castilla y León de las Letras. El año pasado se había constituido en León la fundación que lleva su nombre. Los libros quedan en las bibliotecas. Su voz se apagó el sábado.
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