Redes sociales. (Foto: Matt Rourke)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de abril de 2019. (RanchoNEWS).- Somos una sociedad de lectores. La mayoría de nosotros suele leer algo todos los días: un libro, tuits, un artículo, un mensaje de texto. En el subte o en la calle es frecuente ver a alguien inmerso en un texto. Hay, sin embargo, una diferencia vital entre los lectores de este siglo y los del siglo pasado. Y no es el soporte —la edición impresa del periódico, el Kindle o la pantalla del celular—. El cambio es acaso menos obvio, pero sí decisivo, y ha sido provocado por la irrupción de las redes sociales, los epicentros de la información inmediata e incesante. Ahí, los textos que se leen de manera cotidiana son breves, fugaces y muchas veces impulsados más por el arrebato que por el razonamiento.
Los textos más pausados y pensados, también a menudo más extensos —en los que una tesis se desdobla en párrafos argumentales, ejemplos, estudios, consecuencias lógicas y conclusiones—, no son frecuentes en Twitter y Facebook. Ni los límites de extensión en la primera ni la dinámica en ambas lo permiten.
El texto de Alberto Manguel es publicado por The New York Times
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