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Aspecto de Pangaea, muestra que se exhibió en el Museo del Bronx, en Nueva York. (Foto: Bosco Sodi)
C iudad Juárez, Chihuahua, 4 de enero 2011. (RanchoNEWS).- El mural de cuatro por 12 metros que exhibió Bosco Sodi (Distrito Federal, 1970) en Pangaea, exposición que concluyó el pasado 2 de enero, en el Museo del Bronx, en Nueva York, es parte de un proyecto de hace un par de años que contempla hacer cuatro obras de gran formato. El primero, azul, se llamó Organic blue, y se expuso en Berlín hace año y medio. Después fue adquirido por la Fundación Jumex. Una nota de Merry MacMasters para La Jornada:
En abril de este año Sodi exhibirá en forma individual en la galería Hilario Galguera.
Para la muestra recién concluida produjo un mural color naranja. Faltan uno verde y otro rosa. El colorido de los murales apela a los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego. Dos cuadros redondos, cuyo diámetro es de dos metros, y 48 acuarelas realizadas a manera de estudios para la pieza grande, complementan el conjunto.
El título de la exposición, Pangaea, «la masa de tierra antes de la división de los continentes hace millones de años», es indicativo de las pretensiones del mural. Sodi expresa que su obra siempre ha sido «muy matérica», hecha con elementos «orgánicos», como aserrín, fibras de árboles, pedazos de corteza, que, mezclados con pigmentos y aglutinante hacen «una masa como de lodo», que el artista aplica poco a poco en el cuadro.
Con las manos, «hago una especie de montañas o valles, y luego pongo capas y capas de agua con pigmento o agua simple. La pieza se vuelve un ser viviente, porque hay partes donde se hacen inclinaciones, lagunas, ríos, entonces, el mismo pigmento se empieza a correr por toda la obra». La idea es «hablar de aquel gran continente que existió hace mil millones de años, de cómo esa gran masa de tierra de repente cobró vida, se dividió y se volvió algo autónomo y orgánico».
Para Sodi, su obra se coloca entre pintura y escultura, porque «trabajo con bastidores y tela en horizontal, nunca toco el pincel, sino que preparo la masa y la pongo con las manos. La obra, al tener tanta materia y ser tan orgánica, empieza a salir solita. Luego, al secarse –tarda mucho, porque el espesor es de 10 a 15 centímetros– se hacen craquelados, cosas que ya no controlo. El proceso es muy efímero». Cuando la obra se craquela, «por dentro se ven como las entrañas de la misma pieza, de diferentes tonos».
Aunque trabaja en horizontal, no la coloca sobre el piso, sino que la extiende sobre unas cubiertas largas a una altura de 40 o 50 centímetros, para «no esforzarme tanto, porque es muy difícil estar inclinando y tener tanta materia y cargar tanto». Compara su proceso con el expresionismo abstracto: «Giro mucho alrededor del cuadro; estuve dando vueltas como pudo haber hecho Jackson Pollock o los expresionistas abstractos. Pero, por otro lado, tiene mucho del informalismo de personas como Antoni Tàpies, que utilizaban la materia, aunque también tiene cierto vínculo con el el colorismo mexicano. No son influencias tan tangibles para mí, pero son cosas que han ido sellando mi obra».
Fiel a la pintura
Desde hace un año vive en Nueva York; antes, Sodi tuvo estancias en Berlín y Barcelona durante nueve años. De hecho, se fue de México hace tres lustros por una «casualidad»: su esposa pudo estudiar una maestría en Barcelona; al estar allá a Sodi le empezó a ir «muy bien, y nos fuimos quedando». Aún mantiene sus estudios en Berlín y Barcelona, ya que su obra es «es difícil de transportar». Trata de crear su obra, o la mayor parte, cerca de donde la va a exponer.
Llama la atención que Sodi se mantiene fiel a la pintura. Expresa: «Algo muy importante para un artista, y lo que al te hace consolidarte como tal y tener un nombre internacional, es ser fiel a tu manera de crear. Uno tiene que ser constante en su trabajo y en su modo de pensar. El error que algunos jóvenes cometen es que al ver que no hay salida para su trabajo, creen que sí la habrá al cambiar, cuando creo que a final es peor. Deben existir y estar representadas todas las corrientes. Obviamente, ha sido más difícil para mí como pintor abrirme un hueco en el mercado del arte y en la crítica, porque la pintura no es lo que está de moda y menos el género abstracto. Pero, lo importante es hacer lo que uno cree, irse al estudio, pasarse los días trabajando y eventualmente los resultados llegan».
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