Rancho Las Voces: Textos / Federico Rubli Kaiser: A cuarenta años del Festival de «Avándaro»
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

viernes, septiembre 09, 2011

Textos / Federico Rubli Kaiser: A cuarenta años del Festival de «Avándaro»

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Aspecto del concierto. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 8 de septiembre de 2011. (RanchoNEWS).- La noche del 11 de septiembre de 1971 dio inicio al legendario Festival de Rock de Avándaro. Pensado inicialmente como un evento automovilístico de carreras, muy pronto se convirtió en una gran fiesta roquera. Se estima que asistieron 300 mil jóvenes de todas las condiciones socioeconómicas. Hasta ese entonces, no se había dado nada similar en términos de magnitud y de espectáculo en México. Actuaron 11 bandas consideradas en la época entre las mejores y las más representativas de un género musical que por fin se había animado a dar el salto a componer e interpretar canciones originales. Una década previa había florecido la llamada «época de oro del rock & roll mexicano». Ésa correspondió a la etapa pionera que detonó al rock & roll.

Pero se caracterizó por basarse en covers en español de los grandes éxitos extranjeros, aunque sí hubo escasos rocanroles originales (por ejemplo Tus Ojos con Los Locos del Ritmo y Vuelve Primavera con Los Blues Caps). Hacer covers en nuestro idioma tuvo desde luego su ingenio y buena dosis de creatividad. Todavía hoy se escuchan con frecuencia La Plaga con Los Teen Tops, Agujetas de Color de Rosa con Los Hooligans o Pólvora con Los Locos del Ritmo.

No es que hacer covers no haya tenido su valía ni se pretende decir que el rock en México comenzó con Avándaro. No se trata de menospreciar a los grandes pioneros, pero el movimiento original de rock que se desarrolló entre 1969 y 1971 y que se bautizó como La Onda Chicana fue el primer gran esfuerzo generalizado para tener rock original en México. Además fue de gran calidad. Estilísticamente La Onda Chicana se clasifica como rock sicodélico, progresivo y ácido. Contó además con el fuerte apoyo de las compañías disqueras y de la difusión amplia a través de la radio. Por ello, previo al festival de Avándaro se estaba viviendo un gran auge del rock. Y por eso el evento congregó a tantos jóvenes ávidos de escucharlo.

La tarima avandareña la ocuparon los siguientes grupos, hoy históricos: Los Dug Dug’s, El Epílogo, La División del Norte, Tequila, Peace & Love, El Ritual, Mayita Campos y Los Yaki, Bandido, Tinta Blanca, El Amor y Three Souls in my Mind. La fiesta roquera se extendió toda la noche para amanecer el domingo 12 de septiembre.

Pero desafortunadamente con Avándaro se selló un destino negro para el desarrollo del rock en México. El festival motivó con perversidad que se estructurara una campaña mediática de desprestigio por parte de una clase gobernante que simplemente se asustó con la capacidad de convocatoria que tenía el rock entre la juventud. Dicha campaña destacó –con mala intención y tergiversación de la realidad– que el festival había sido una gran orgía generalizada de sexo y drogas. Mentira: los que asistimos podemos atestiguar que el evento fue armonioso y pacífico. La consecuencia fue una virulenta campaña oficial de censura y represión en contra del rock mexicano. Puede especularse que hubo una intención política del entonces Secretario de Gobernación Moya Palencia al utilizar el pretexto del festival para darle un golpe al gobernador Hank González. Pero el «daño colateral» fue atrofiar el desarrollo del rock mexicano como expresión cultural en por lo menos una década. Después de Avándaro el rock se refugió en la clandestinidad de las colonias periféricas populares. Bajo condiciones precarias luchó por sobrevivir. No fue sino hasta entrada la década de los ochenta que el rock salió de ese atolladero y paulatinamente fue aceptado de nueva cuenta.

Este 40 aniversario del festival de Avándaro nos debe motivar a reconocer a todos esos músicos que abrieron brecha entre la adversidad de la censura y represión. Ha sido gracias a ellos que hoy día el rock puede desarrollarse y gozarse libremente y que la profesión de músico de rock es una actividad digna como cualquier otra. Ése es el legado que nos heredó la generación de La Onda Chicana.

Mayor información: Festival de Avándaro


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