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El actor durante la presentación de su libro, que consta de cuatro secciones: La ciudad que no vuelve, Toda mujer secreta, Poemas familiares y Mutis. (Foto: Carlos Cisneros)
C iudad Juárez, Chihuahua, 9 de septiembre 2011. (RanchoNEWS).- Tras salir un tanto del azoro de ver y escuchar a un actor que es poeta, y más aún, a quien en la pantalla gigante es un temible y a la vez entrañable narcotraficante que habita un infierno que es el del propio país, los escritores y cineastas ofrendaron sus palabras a José Joaquín Cosío y su primer libro de poesía, y con ello lo avalaron de sobrada manera. Una nota de para La Jornada:
Se trata de Bala por mi el cordero que me olvida (Ediciones Sin Nombre-Ediciones Nod), pequeño poemario con cuatro secciones temáticas: La ciudad que no vuelve, Toda mujer secreta, Poemas familiares y Mutis, que fue presentado la noche del martes en la Casa Refugio Citlaltépetl, luego de haberse comentado en las ciudades de Zacatecas y San Luis Potosí.
Incluso el propio Cosío compartió que la de poeta es una faceta «muy personal e íntima», y que leer en vivo algunos poemas, como lo haría más adelante, le causaba profunda emoción. Dijo también que se trata de un libro «escrito desde Ciudad Juárez y para Ciudad Juárez, por todo lo que en esa ciudad me ha podido conmover o emocionar».
El escritor y editor José María Espinasa, tras comentar que los poemas de Cosío hablan como si cantaran o, mejor, cantan como si hablaran, dijo que tienen la «cadencia que da una guitarra lingüística, como una balada de la soledad en medio de lo multitudinario». Y al final planteó:
«El lamento por lo que se queda atrás en el tiempo y es parte de un nosotros que se desnuda y se desgasta en ese transcurrir, es el tema de Cosío, y por allí pasa el mundo siendo como es, lo que –ya nos enseñó la filosofía– es sólo una entre las maneras del ser.»
El cineasta Epigmenio Ibarra confesó: «He librado con la obra de Joaquín en las manos, batallas campales que he perdido una a una. Cada lectura, en lugar de dictarme qué decir esta noche, me ha impulsado a hundirme, anonadado, en mi silencio. Cada intento de descifrar esta poesía que sabe a viento y a soledad y a añoranza, sólo aumenta mi perplejidad. Me desarma Joaquín, me deja mudo».
La lira y la máscara
El escritor Juan José Macías dijo, a partir de Pessoa, que «para el actor, el arte de fingir es precisamente ocultar que se finge, mantenerlo bajo la máscara o la capa del disfraz». El poeta en cambio, continuó, «finge sentir aquello que de veras siente, es decir, crea una ficción de la realidad que le es propia».
Agregó que en Cosío hay una «doble gracia y una doble tarea»: ser poeta y actor, «donde ninguna se aleja de la otra, la lira y la máscara, la gran tarea de la doble representación».
El escritor Daniel Ojeda leyó de hecho una especie de cuento, El cora Joaquín Cosío, en el que exploró el descubrimiento del erotismo del joven futuro actor y poeta, cuando vivía en Nayarit, su llegada a Ciudad Juárez y las peripecias para declararse a su primera novia.
Al final, Cosío leyó varios poemas, como La estrella del norte, que remata así: «…/ La tarde amarilla como un baile de polvo/ y el crepúsculo como una oración dicha en lontananza:/ bala por mí el cordero que me olvida».
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