.
Tres de las esculturas encontradas. (Fotos: Pinacoteca de Múnich)
C iudad Juárez, Chihuahua. 8 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- El obrero que se topó con la primera de las estatuas, durante unas obras de remodelación de la línea U-5 del metro de Berlín, creyó que se trataba de una bomba de la II Guerra Mundial, así que el recinto fue evacuado a toda prisa. Pero los artificieros no encontraron una bomba, sino el seductor rostro de la actriz Anni Mewes, un retrato en bronce realizado por el escultor Edwin Scharff en 1917 y que se creía desaparecido desde 1939. Después, fueron desenterrando el resto de las 16 esculturas de la escombrera en la que había quedado convertido aquel sótano durante los bombardeos de 1945. Y así es como han recobrado vida estas obras supervivientes de la exposición de arte degenerado organizada por los nazis. Una nota de Rosalía Sánchez para El Mundo:
El hallazgo tuvo lugar en enero de 2012 y desde entonces han pasado por un complicado proceso de recuperación y restauración. Las piezas habían sufrido serios daños desde que fueron retiradas de la vista del público en julio de 1937, cuando Hitler promulgó el decreto que prohibía el denominado Entartete Kunst (arte degenerado), con el objeto de hacer desaparecer «el pseudoarte que no expresa el carácter heroico, puro y superior de Alemania».
Habían formado parte de la exposición de Munich de 1937, organizada para contraponerla a la Große Deutsche Kunstausstellung (Gran exposición de arte alemán) y de la que, a pesar del paso de los años, solo se ha recuperado un 5% de las obras, según el Centro de Documentación del Arte Degerado de la Universidad Libre de Berlín.
Paralelamente a la organización de aquella muestra, fue legislada la Gesetz über 'die Einziehung von Erzeugnissen entarteter Kunst' (Ley sobre la confiscación de las obras de arte degenerado), que desarrollaba el mismo principio y que permitía al Estado nazi decidir qué obras de arte tenían derecho a ser exhibidas y cuáles no.
No fueron pocos los jerarcas nazis que hicieron caja vendiendo en el extranjero obras del dadaísmo, cubismo, expresionismo, impresionismo o surrealismo. Se incautaron cerca de 20.000 obras de arte en museos y colecciones privadas que oficialmente eran destruidas o guardadas en lugares secretos. Estas 16 bellas esculturas, concretamente, fueron trasladadas a un almacén del Ministerio de Propaganda de Joseph Goebbels. El edificio, situado en el número 50 de la calle Königstrasse, resultó totalmente destruido en 1944 por los bombardeos aliados sobre la capital alemana durante la fase final de la II Guerra Mundial. Los cuatro pisos cayeron uno sobre otro durante el incendio y todo lo que no fue destruido por el fuego quedó enterrado bajo los escombros.
Excepto tres figuras masculinas, el resto de las esculturas encontradas representan a mujeres. Las más reconocibles son la obra Die Schwangere (La embarazada), de Emy Roeder, y una terracota de 1925 de Otto Freundlich, que fue asesinado en el campo de concentración de Lublin-Majdanek en 1943. También hay firmas de Naum Slutzky, miembro de la escuela Bauhaus que huyó a Inglaterra en 1933, como el bronce Mujer Busto.
Estas supervivientes representan hoy a las obras desaparecidas de Marc Chagall, Max Beckmann, Otto Dix,George Grosz, Wassily Kandinsky, Paul Klee, o Edvard Munch, que desaparecieron a manos de los nazis, y reciben en su nombre el sentido homenaje que les rinde la Pinacoteca de Múnich.
REGRESAR A LA REVISTA