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¡Dame kòrima, chabochi,
soy un indio tarahumara,
de Guachochi o Carichí,
hijo del Sol y de la Luna,
que me guiaron hasta aquí,
a tu tierra que era mía,
donde soy un extraño para ti,
donde vivo como un paria,
la riqueza no es para mí!
¡Dame kórima, chabochi,
soy un indio tarahumara,
de Uruachi o Matachí,
desde las frías montañas,
llanuras y barrancas,
más allá de Batopilas,
de Urique y Morelos,
he caminado hasta aquí,
a tu tierra que era mía,
donde soy un extraño para ti,
donde vivo como un paria,
sin sonuko, ni muní!
¡Dame kórima, chabochi,
soy un indio tarahumara,
de Moris, Cusihuiriáchi,
desde las altas mesetas,
y praderas extensas,
bajo la luz de las estrellas,
y radiantes lunas llenas,
que no podrás arrebatarme,
para sumirme en las tinieblas,
he caminado hasta aquí,
a tu tierra que era mía,
a «tus» parques naturales,
donde corría libremente,
tras los ágiles venados,
con mis pies ligeros,
entre atajos y veredas!
¡Dame kórima chabochi,
soy un indio tarahumara,
de Norogachi, Tomochi,
desde lejanos lugares,
de bosques y matorrales,
he llegado hasta aquí,
bajo los rayos solares,
a tu tierra que era mía,
a tus ruidosas ciudades,
antes hermosas regiones,
de mariposas y flores,
donde mi espíritu volaba,
mientras mi cuerpo danzaba,
bajo la música de pascola,
de violín y guitarra,
donde las cabras pastaban,
y volaba el colibrí,
y bellas aves trinaban,
solamente para mí!
¡Dame kórima, chabochi,
soy un indio tarahumara,
que soportando crudos inviernos,
y tu fría indiferencia,
he caminado con esfuerzo,
a tu tierra que era mía,
donde soy un extraño para ti,
donde vivo como un paria,
en lo que tú llamas progreso!
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