Rancho Las Voces: Textos / «¡Deja De Hacerle Al Cuento!», un cuento de Ricardo Anzaldúa Morales (1958-2012)
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

miércoles, noviembre 07, 2012

Textos / «¡Deja De Hacerle Al Cuento!», un cuento de Ricardo Anzaldúa Morales (1958-2012)

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El escritor chihuahuense. (Foto: Archivo / agradeceremos que nos informen del autor de la imagen)

C iudad Juárez, Chihuahua. 1 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- ¡Me carga la fregada! Tanto esperar para que me salieran con la misma tarugada de siempre «Fíjate Queñito que el papel se lo dieron a Loya, pero te tengo un monólogo a toda madre» –Se quita la ropa hasta quedar en calzón y camiseta. Se acuesta sobre un sillón tomando el control de la tele– ¡Uta! –Tira el control sobre una mesita– ¡Ya me cortaron el Cable! Primero el teléfono junto con el internet, después el celular, luego se me acabó el gas y ahora el cable. Si la luz no me la han cortado porque no tengo contrato. Siempre me he colgado del departamento del Cholo y el agua va incluida en la renta ¡Ya nomás falta que me corten a los niños por que tampoco pagué la pensión de este mes!

El papel se lo dieron a Loya –Haciendo voz afeminada– El güey de Loya no sirve para una chingada, pero con eso de que está bonito siempre le dan buenos papeles y a él sí le pasan sueldo. A mí siempre me salen con la jalada de «Según lo que entre en taquilla» –Se levanta para tomar un cigarro y con tristeza ve que es el último que le queda– Ya ni para Faritos traigo y ni a quién pedirle prestado. –Forma una bolita con la cajetilla y la tira tratando de encestar en una canasta imaginaria. Se acuesta nuevamente intentando prender la TV, pero recuerda y pone de nuevo el control en la mesita. Se levanta y da la vuelta por la habitación sin encontrar que hacer– Se lo dimos al putito de Loya –enciende el cigarro y fuma viendo al techo de la habitación y repite en tono amargo– El papel es para Loya. ¡Me gustaría ver a ese pendeeejo actuando un monólogo!

–Toma unas hojas engargoladas y se pone a leer el titulo– «QUE FLOJAS ESTAN LAS CUERDAS» MONÓLOGO A TRES CAÍDAS PARA ACTOR ENMASCARADO. ¡Ya ni la friegan! ¡Con ese pinche titulito no se van a parar ni las moscas! Y para terminarla de fregar nadie conoce al güey que escribió ésta jalada. –Murmurando lee algunas líneas del libreto y gesticula conforme da la vuelta a un par de páginas– Mm mm ¡No la frieguen! ¿Cómo quieren que le haga? Pus me tendré que meter a un gimnasio o ya de perdis cantarle un tiro al Cholo todos los días. Lo malo es que ese cabrón sí me parte la madre en dos patadas –Se queda pensando mientras que busca un cenicero donde apagar el cigarro. No encuentra y lo apaga en la pata del sillón. Se sienta frente a un espejo– Mm mm –Sigue pasando de párrafo en párrafo y regresa a una de las primeras páginas. Mirándose al espejo intenta varios tipos de voz- Yo no lo quería lastimar –Nuevamente– Yo no lo quería lastimar. Ya todo lo teníamos rete bien estudiado, pero el pendeeejo del Caníbal de Texcoco no midió bien y se dejó caer a lo güey. Sentí reteculero cuando le tronaron los pinches huesos. –Señala otro párrafo y nuevamente se pone a repetirlo frente al espejo. Ahora en un tono de naco– No hace ni quince días que el Dragón de Comódo le tumbó un par de dientes con una voladora. Eso fue en La Piedad o ¿En Tepeji? –Se levanta y camina cómo buscando algo– ¿Con qué?... ¿Una funda?... –Busca por todas partes hasta que de una mesa toma una bolsa negra de plástico- ¿Onde las dejé? –Sigue tratando de encontrar algo– ¡Siempre las pierdo! –Sigue buscando por toda la habitación abriendo cajones– De seguro Loya ha de tener tres o cuatro –Haciendo voz afeminada– Nunca batalla para encontrar unas... Cómo Loya siempre las encuentra de volada a él si le dan los papeles chingones. –Ahora con voz normal– Como el péndejo del Queñito siempre anda rejodido y nunca las encuentra... –Mira debajo del sillón y finalmente encuentra lo que buscaba. Saca unas tijeras y les habla– ¡Pinches putas! Ustedes y el chingado cortaúñas siempre me hacen lo mismo ¡Qué afán de desaparecerse! –Se acuesta en el sillón y le hace algunos cortes a la bolsa– El Dragón de Comódo. Pinche nombrecito. El Caníbal de Texcoco. Yo les pondría El Esnupi de la Industrial contra el Cholo del Tres o El Dobletongo contra El Soldado de la Mármol.

–Termina de hacer los cortes y se coloca en la cabeza la bolsa transformada en una máscara. Se para frente al espejo y le hace los últimos arreglos– ¡Estoy cabrón! Quedé como Batman, pero sin orejas. –Trata de bajar un pico que quedó en la frente– Y en esta esquina... con ochenta kilos de peso, invicto y sin ninguna derrota. Pinche plionasmo. Invicto y sin haber perdido... en ninguna arena... directamente desde Villahumada. El gran, el único, la gloria del asadero. ¡El Unicornio Negro! –Brinca haciendo poses. De un montón de ropa sucia toma una toalla y se la pone como capa y se pone a brincar y dar patadas al aire. Se para nuevamente ante el espejo y con el libreto en la mano adquiere seguridad y define la voz y la actitud del luchador– Yo le advertí al Caníbal que si uno le reza a la Santa Muerte y le promete una manda, agüevo se le tiene que pagar porque si no ya estuvo que se lo cargó la chingada. Le platiqué lo que le pasó a mi compadre Lolo que debutó con el nombre del Yaqui y el güey era de Guanajuato. Pus el nombre le dio mucha suerte y nunca se lo cambió ni cuando fue técnico, ni cuando se pasó a los rudos. ¡Qué bonito volaba mi compadre! Él me enseñó a saltar desde la tercera cuerda y me dijo –Cambiando de voz– «Mire compadre. Cuando las cuerdas están flojas ni le haga por saltar porque solito se va a dar en la madre. Las cuerdas cuando están flojas nomás sirven para estrangular al culero que le pongan enfrente o pa' quebrarlo dejándole ir todo el peso y doblarlo contra las cuerdas».

–Se levanta y se quita la máscara, se seca el sudor con la toalla que se puso de capa y hace gestos de que huele mal– ¡Pinche toalla! Neta que los trapos con los que secaba al Solovino estaban más limpios que esta chingadera. ¡Pinche vieja culera! ¡Miiira que quitarme hasta el perro! Nunca quiso al Solovino. Ni lo podía ver, pero a la hora de los repartos hasta con el perro arrió. –
Camina y toma una fotografía enmarcada. Ve la fotografía poniendo una cara triste– ¡Cabrona cómo te extraño! ¡Me haces tanta falta! ¿Cómo olvidarte? Si todavía recuerdo tus vidrios y espejos eléctricos, tu aire acondicionado, las llantotas que te compré en El Paso y el sonido cabronsote de tus bocinas. –Se pega en la frente con la palma de la mano– ¡Pendeeejo! Se me quedaron doce de mis mejores cd's en la caja. Hasta el que me grabó el Israel en el Private. Ponchis ponchis del bueno. El disco de Bandas que estaba al pedo para Pistiar. Y el de Luis Miguel que nomás lo ponía y las morritas aflojaban de volada. ¡Quién me viera hace dos años trepadote en mi Ford Lobo! Y ahora que no me alcanza ni para andar a pie.

–Busca por todos lados un cigarro– Un cigarro, ¡Un cigarro por el amor de Dios! ¡Un pinche cigarro! –Termina por recoger la colilla del piso, le da una arregladita y la enciende. Se acuesta en el sillón y se acomoda el calzón– ¡Puto Loya! ¡Puta la abuela de Loya y puto el perro de Loya! Seguramente ha de tener un Frenchputl. –Se levanta y toma con desgana el libreto. Nuevamente se pone a leer haciendo ruiditos con la boca pasando las hojas de cuatro o cinco cada vez– ¡Pinche luchador culero! No tiene Jaguar ni BMW ni siquiera una Caribe convertible. ¡Pinche escritor pendeeejo! Habiendo tanto carro Chocolate bien pudo incluir una persecución en una Caribe convertible. Luego este pinche luchador tercermundista no tiene ni un Mini laboratorio de perdis de la cuarta parte que el del Santo. Pus estaría chido que me tocara hacer una escena con un par de morras que se parecieran a Tere y Lorena Velásquez, que se vistieran con minifalda mostrando media nalga y con un escote enseñando tremendas chichis. –Se queda pensando– ¡Sí chichis y nalgas! Nada de mariconadas de pompis y bubis. ¡Chichis y nalgas! –Se emociona– Aquí pondría unos tableros con un chingo de foquitos, switches, manómetros y un aparatito que haga un zumbido y luego un bip. ¡Bzzz.. bip! Entonces hago como que entro. Tere y Lorena me la hacen de pedo porque el jefe Rodríguez tiene un chingo tratando de localizarme. –Sale de la habitación y vuelve a entrar con un paso muy dinámico tratando de que la capa vuele un poco. Hace la voz de mujer– Pinche... Pinche... Mm… –Checa el libreto y pasa varias hojas– ¡Ah que la chingada! ¿Pus apoco no tiene nombre éste güey? ¿Pos cómo se llama el pinche luchador del monólogo? El Caníbal de Texcoco es el güey que valió madres cuando se dejó caer a lo pendejo. El Dragón de comódo es el culero que de un patadón le tiró los dientes. El Lolo y el Yaqui son dos y uno mismo ¡Cabrón nomás les faltó el Espíritu Santo! Bueno... Ese güey es el que le prometió a la Muerte no sé qué pedo porque ya no le seguí con ese párrafo. El Esnupi de la Industrial, el Cholo del Tres, el Dobletongo y el Soldadito de la Mármol los inventé yo, pero... –Busca nuevamente en el libreto- ¿Cómo chingados se llama el pinche luchador del que la tengo que hacer? ¿Neta? ¿Apoco no tiene nombre? ¡No maaamex! ¡No viene el nombre de este peeendejo!

–Se pone la máscara y se acomoda la capa. Sale de la habitación y vuelve a entrar, pero ahora se tropieza y se levanta agarrándose una rodilla. Mira hacia donde se supone que deberían estar Tere y Lorena– Par de pendejas les he dicho un chingo de veces que cuando saquen el Disipador de nubes bajas lo vuelvan a poner en su lugar. –Haciendo cómo que revisa el panel de los foquitos– ¿Para que chingados tienen prendido el transmisor dodecaédrico? ¡Pura gastadera de Luz! El transmisor era para comunicarnos con nuestros contactos –Piensa un nombre y sale del apuro dándoles los nombres de unas medicinas que tiene en su mesa– Diclofenaco y Paracetamol. A esos cabrones se los cargó la chingada hace casi medio año –Haciendo voz de mujer– ¡Noo Diclofenaco noo! –Con su voz normal– Sí, Diclofenaco y Paracetamol murieron combatiendo a la Momia de Coyoacán. Por lo que veo... Diclofenaco era alguien especial en tu vida –Silencio. Ahora haciendo voz de mujer– Cuando los Chotacabros destruyeron nuestro Planeta Mekos del cual éramos Princesas mi hermana y yo. Diclofenaco fue el valiente guerrero que nos subió en una nave y despegó unos segundos antes de que nuestro amado Planeta explotara disparando millones de Frakmecos por todo el espacio. Mi Carnalita y yo los vimos desde la nave Me acuerdo que sólo dijimos aquello de «Mekitos lindo y querido si morimos lejos de ti». En eso que chocamos con uno de los frakmecos y pa' pronto nos pelamos porque luego es un pedo eso de llamar a los ajustadores y después llega tránsito y terminan chingándote por no hacer el alto. Bueno... pus con el golpe se nos chingó la transmisión y nos tuvimos que venir en pura primera y arrastrando una defensa. Así fue como «llegasmos» a la Tierra. Aquí Diclofenaco fue como un padre para nosotras, un guía y un guardián. Él nos enseño las artes marciales para que nos pudiéramos defender, el Origami arte de doblar papelitos pa' las grapas y las técnicas del apretón de perrito y la del truco de la tutsy pop para cotizarnos como agentes frilans.

¡Par de cabronas! De seguro ya dieron con mi cajón Ultramegasecreto. ¿Se atacaron mi mois? ¿Me dejaron perico para el bajón? ¡No mamen! No me dejaron nada y mi Dealer El Charly ya no me quiere fiar ni una Tacha –Medita un momento, intenta continuar, pero cambia de parecer– ¡Nel! Esta escena esta muy jalada y el balconiarse en tiempos de austeritud no viene al caso. –Sale de la habitación y entra nuevamente, pero ahora con cuidado de no tropezar. Haciendo voz de mujer– Pinche... pinche... –Con su voz normal– Quedamos en que este güey no tiene nombre –Con voz de mujer– Pinche... Pinche Unicornio Negro. El jefe Rodríguez ha estado tratando de comunicarse contigo ¿En donde dejaste tu videoteléfono de pulsera? –Con voz normal– Lo perdí apostando con los culeros del Santo y Blue Demon. Nos ahorcaron la mula de seises al Perro Aguayo y a mí. Con ése cabrón no vuelvo a hacer pareja porque los madrazos ya lo tienen muy apendejado.

–Haciendo otra voz de hombre– Unicornio Negro, Unicornio Negro ¿Ya llegó el Unicornio? Muchachas repito: ¿Ya llegó el Unicornio? –Haciendo voz de mujer– Sí Jefe aquí esta. Repito: Aquí está –Con voz normal y mirando una pantalla imaginaria– ¿Qué pasó Jefe, pa' qué soy bueno? –Haciendo la voz del jefe– ¡Oye Unicornio! ¡Pélale de volada a Almoloya! Los cíclopes nos están acomodando una chinga. Repito: ¡Una chinga! Y quieren entrar por uno de sus carnales. No sabemos si se trata del Mochaorejas o si por el parecido sean carnales del Salinas. –Con su voz normal– Pus nomás déme chance de echarme un paliacate con Tere y Lorenita. Ya van como tres películas que Usted no me deja ni un rato libre. Me trai tirando madraaazos a cuanto vampiro, momia, extraterrestre y espía que llega a México. De perdis deje que una de las muchachas se trepe en mi Caribe convertible pa' que me toque un San Luis Blues. –Con la voz del Jefe– ¡Nel, cabrón! Repito: Neeel. Primero arréglame lo de los tuertos de Almoloya y ya luego sacamos a las muchachas a pistiar –Con su voz normal, pero muy quedito– ¡Ira ira! Ya se acopló este güey.

–Se quita la máscara y la toalla– Bueno... y ¿Qué pasó con El Yaqui? Me quedé en algo de pedirle a la Muerte. –Toma el libreto y busca– ¿Pos onde quedó esa chingadera? –Busca un cigarro y termina metiendo la mano en un bote de basura de donde finalmente saca una colilla de tamaño aceptable– Eso de andar jodido la verdad que ¡Está de la chingada! ¿Dónde quedó lo de la muerte del güey de Guanajuato? –Guarda silencio mientras que hojea el libreto. Luego se asoma a la ventana y se empieza a vestir– Este encierro me va a volver loco. Se me hace que ya hasta ando hablando solo. –Busca dinero en todas las bolsas de su ropa y no encuentra nada.
Durante todo este tiempo se asoma por la ventana. Busca dinero en las bolsas de la ropa sucia que esta tirada en un rincón– ¡Pst... pst...! –Chifla y grita– ¡Cholo! ¡Cholo! Regálame un cigarro. –Hace intentos por atraparlo– No güey. Así nunca va a llegar. ¡Aviéntame la cajetilla! Eso –Atrapa una cajetilla y saca tres cigarros– ¡Gracias! –Avienta la cajetilla– Luego te lo repongo. –De nuevo hablando solo– ¡Ya chingué! Con estos ya la libré otra meda hora –Enciende uno y fuma con deleite mientras que se quita la ropa de nuevo. Se acuesta en el sillón y trata de ver la Tele y tira de nuevo el control. Desde el sillón mira en todas direcciones– ¡Tere! ¡Lorena! Den una limpiadita que ya tienen mi laboratorio todo regado cómo el planeta Mokos... –Con voz de mujer– No güey. Cómo el Planeta Mekos. Orita que se termine la novela. ¡Ya le van a decir que el bato que se anda tirando es su hijo! –Voz normal– ¡No pos está cabrón! Luego me dicen en qué quedó. ¡Oigan! Si habla el Jefe Rodríguez díganle que salí a rifármela con los cíclopes de un solo ojo. ¡Háganme ese paro! Ya ven que aquel cabrón no sabe otra más que ordenarme:
«CORRE, VE Y DEALER»

–Toma el libreto y lee sin cambiar la voz ni actuar– Yo le advertí al Caniiibal que si uno le reza a la Santa Muerte y le promete una manda, agüevo se le tiene que pagar porque si no ya estuvo... –Sigue murmurando y salta uno o dos párrafos– El Yaqui quería que se le hiciera lo del contrato en Japón, así que le prendió su veladora y le rezó a la Santa Muerte prometiendo que si lo contrataban para pelear en Japón él se tatuaría en el pecho la imagen de la Santa Muerte. Cosa que acostumbran los devotos. Bueno... la cosa es que la Muerte es muy milagrosa y le concedió el Jale con los chinos y duró como medio año ganando un friego de dólares.
En muy poco tiempo El Yaqui se convirtió en un ídolo para los Chales y todos los viernes por la noche se llenaba la Arena Nagawaki con un putamadraaal de chinitos que aplaudían como locos cuando el anunciador Hiro Motohashi el locutor oficial del canal setenta «24 hrs. Wold glestlings». Después de hacer un par de reverencias gritaba muy serio (Hay cabrón nomás pa' que vean lo formales que son los japoneses que hasta para gritar lo hacen muy serios): «MEKISHKO YIN ANA TA WA TAI, TAI, TAI YAQUI SAN DESKA. ONA MAE WA - FLOM MECHICO JI IS DE GLEIT, GLEIT, GLEIT YAQUI. LETS GÜIV JIM OUL GÜELCOM». La gente se ponía de pie para ovacionarlo, los aplausos se escuchaban a varias cuadras de la Arena. Todo lo tenían tan bien cronometrado, que en esos instantes llegaba El Yaqui con sombrero de charro en una limousine blanca por la avenida Yamaha que en Tokio la comparan con la avenida Reforma de la Cd. de México, o con la 9 de julio de Buenos Aires. Después del escándalo del antidoping y de estar implicado en la muerte de la famosa cantante Kumiko Motoso eEl Yaqui le peló para México y en cuanto llegó le compró su casota en San Miguel a la señora. Se compró una camioneta y a la otra le puso casa en Ezequiel Montes Qro. Pero nunca se acordó de hacerse el tatuaje y en una lucha en Puerto Progreso lo picó un mosquito y en veinticuatro horas se murió que de Dengue hemorrágico.

–Se levanta y trata de servirse un café de una cafetera y ya no queda, después intenta tomar agua de un garrafón y tampoco queda– No, pos no es negocio eso de que vengan Tere y Lorena. Vienen y me dan baje con todo lo que tengo y luego ni pichan, ni cachan y ni dejan batear. Están peor que Rafa y Marrufo, esos cabrones vienen y saquean mi refri, pero por lo menos llegan con sus caguamas y hasta pichan el perico, pero luego quieren que me los coja. Ya les he dicho que yo soy puñal, pero lesbiano. Espero que no le recen a la Santa Muerte pidiéndole que se les haga conmigo. –Se levanta y se pone la mascara y toma su lugar frente al espejo. Hojea el libreto y toma otro párrafo– Apenas llegando de Nuevo Laredo me encontré con la novedad de que la Flaca ya me había dejado. Me acuerdo que yo venía bien madreado por un martinete que me aplicó El Gorila. Él tenía comprado al referí, así que el muy puto se hizo el que no vio nada mientras que yo quedaba tirado en la lona con el cuello todo jodído y casi sin poder respirar. Las voces y los gritos se convirtieron en un zumbido y todo se me ponía oscuro. Lo ultimo que recuerdo fue que El Gorila me pateaba y yo no podía ni meter las manos. Cuando desperté en los vestidores el promotor se había pelado con mi lana y le valió madres dejarme todo jodído. ¡Algún día me he de encontrar a ese hijo de la chingada ¡y lo voy a tronar! En estos años que llevo de Madrina he aprendido mucho de los comandantes y ya no me tiento el corazón por nadie. Con el primer cristiano que despaché tuve que vomitar y perdí el sueño, pero después le agarré gusto porque que es resabroso matar pendeeejos. –Hace cara de disgusto– Ya ni la chinga este güey. Ya me estaba haciendo a la idea de darle vida al piche luchador sin nombre. Ya hasta lo quería mil, pero ora sale con la mamada de lo sabroso que es matar pendeeejos. ¡Pendeeejo el güey que escribió estas pendejadas! ¡Neta que mi película está más chida!


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